En una declaración conjunta al G20, el G7, las Naciones Unidas, el FMI y el Banco Mundial, los representantes de distintos credos debaten esta cuestión crucial sobre la que el Papa Francisco también ha llamado la atención en varias ocasiones.
A medida que se acerca el Año del Jubileo 2025, los líderes religiosos africanos se han unido a las crecientes peticiones de una nueva ronda de condonación de la deuda para África, afirmando que el servicio de la deuda vuelve a hacer imposible que las naciones más pobres mantengan a sus poblaciones mediante inversiones en sanidad, educación y servicios sociales.
Representantes de las iglesias cristianas, la comunidad musulmana, los consejos nacionales de iglesias y los consejos interreligiosos de 13 países africanos se reunieron en Kigali (Ruanda) la semana pasada para debatir esta cuestión crucial sobre la que el Papa Francisco también ha llamado la atención en varias ocasiones.
En una declaración conjunta dirigida al G20, al G7, a las Naciones Unidas, al FMI y al Banco Mundial, han pedido cambios sustanciales en el sistema económico mundial que permitan a estas naciones desarrollarse e invertir en servicios sociales, sanitarios y educativos para sus poblaciones.
“Nuestros países se enfrentan de nuevo a la angustiosa disyuntiva de gastar e invertir en su población o pagar a sus acreedores”, afirma el comunicado, que señala que “solo este año, África gastará 90.000 millones de dólares estadounidenses en el servicio de la deuda pública”, mientras que “el gasto medio combinado de un país africano en sanidad, educación y protección social equivale a dos tercios de los pagos de su deuda”.
Los líderes religiosos recordaron el éxito de la campaña de comunidades religiosas y activistas en los prolegómenos del Gran Jubileo del año 2000, que desembocó en la mayor iniciativa colectiva de alivio de la deuda jamás emprendida. La idea se inspiró en el Jubileo bíblico de 50 años del antiguo Israel, que la Iglesia católica celebra cada 25 años como tiempo de renovación espiritual dedicado al perdón y la reconciliación con Dios y con los demás.
Los líderes religiosos recordaron el éxito de la campaña de comunidades religiosas y activistas en los prolegómenos del Gran Jubileo del año 2000, que desembocó en la mayor iniciativa colectiva de alivio de la deuda jamás emprendida.
La iniciativa Jubileo 2000 movilizó 130.000 millones de dólares estadounidenses en concepto de alivio de la deuda, lo que permitió realizar importantes inversiones para reducir la pobreza en varios países.
“Lamentablemente”, apunta la declaración, “las desigualdades en los sistemas fiscales, financieros y comerciales internacionales, junto con las lagunas en la gobernanza nacional, siguieron fomentando un endeudamiento insostenible”. Los líderes religiosos observan que estos retos financieros se han visto agravados por conflictos y guerras, entre otros “choques múltiples”, como la pandemia del Covid-19 y el cambio climático.
“Continúan los shocks múltiples debido a las guerras y conflictos, la fragilidad de los sistemas sanitarios, el cambio climático, la escasez de alimentos y el aumento vertiginoso del coste de la vida”.
Por ello, los líderes religiosos instan a los prestamistas mundiales a alinear sus acciones y decisiones en los próximos meses con los valores del Jubileo “que ponen a las personas y a la Tierra por encima de la deuda”.
La declaración pide en primer lugar “perdonar las deudas impagables sin poner en peligro la consecución de los objetivos de desarrollo y climáticos de la ONU para 2030”.
Según los líderes religiosos, los países en desarrollo deberían tener acceso a procesos permanentes, basados en normas y predecibles que obliguen a todos los acreedores a reducir la deuda, “para limitar el sufrimiento innecesario y reducir el coste de las crisis para todos”.
Piden además que se apliquen principios de préstamo y endeudamiento responsables: “A través de leyes, reglamentos y mejores prácticas, prestamistas y prestatarios tienen un papel que desempeñar para prevenir la aparición de nuevos ciclos de deudas despilfarradoras e insoportables, incluso mediante regímenes de autorización y divulgación de los contratos de deuda”, afirman. También es necesario integrar el reparto de riesgos entre acreedores y deudores en los contratos de deuda: “En un mundo más propenso a las crisis, los países en desarrollo endeudados no deberían cargar solos con los costes de los desastres relacionados con el clima, las pandemias y otros acontecimientos que escapan a su control”, señalan los líderes religiosos.
Por último, la declaración pide que se amplíe el acceso a los recursos para el desarrollo en condiciones asequibles y que no generen deuda.
Los líderes religiosos concluyen la declaración recordando a la comunidad internacional que se encuentra en una encrucijada: “Tienen el poder y la responsabilidad de dirigirla por el camino que restaure la esperanza y la renovación”, afirmaron.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.