El informe anual sobre la pena capital muestra que el año pasado se registró el mayor número de víctimas de los últimos cinco años. Arabia Saudita e Irán son los países con más ejecuciones. Seis Estados han abolido la pena capital. Riccardo Noury, portavoz de Amnesty Italia: “Año para olvidar, pero la esperanza viene de África, donde solo dos países han llevado a cabo ejecuciones”.
En 2022 se registraron 883 ejecuciones de personas condenadas a muerte en todo el mundo, lo que supone un aumento del 53% respecto del año anterior y el mayor número de víctimas desde 2017. Así lo ha denunciado Amnesty International en su informe anual sobre la pena de muerte en el mundo, publicado el martes 16 de mayo.
El notable aumento se debe principalmente a las ejecuciones en países de Oriente Medio y no tiene en cuenta las ejecuciones en China —donde la práctica está sujeta al secreto de Estado—, que según los expertos podrían ascender al menos a un millar. Corea del Norte y Vietnam tampoco revelan datos sobre el fenómeno. Cabe señalar que cerca del 90% de las ejecuciones registradas por Amnesty se llevaron a cabo en solo dos países, 576 en Irán (fueron 314 en 2021) y 196 en Arabia Saudita (frente a las 65 del año anterior). También es preocupante el aumento en Estados Unidos, donde el número de víctimas pasó de 11 a 18. Otro aspecto negativo de 2022 son los cinco países en los que se reanudaron las ejecuciones: Afganistán, Kuwait, Myanmar, Palestina y Singapur. Mientras que el número de condenas a muerte dictadas por los tribunales se mantuvo prácticamente invariable: 2016, frente a 2052 en 2021.
Además de destacar las tendencias más recientes, el informe de Amnesty International señala que la pena de muerte ha sido abolida en más de la mitad de las naciones del mundo: 112 Estados son totalmente abolicionistas, 23 Estados se consideran abolicionistas de facto, porque no han ejecutado condenas a muerte durante al menos diez años o se han comprometido internacionalmente a no aplicar la pena capital; otros nueve Estados han abolido la pena de muerte por delitos comunes. En total, por tanto, 144 Estados han abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica; 55 países la mantienen, pero los que ejecutan condenas a muerte representan un tercio. Un dato poco frecuente y alentador es que en el 2022, hasta seis países hayan abolido total o parcialmente la pena de muerte. Kazajstán, Papúa Nueva Guinea, Sierra Leona y la República Centroafricana han abolido la pena capital para todos los delitos, mientras que Guinea Ecuatorial y Zambia solo para los delitos comunes.
Amnesty también ofrece una instantánea del tipo de delitos punibles con la pena de muerte, señalando que los delitos para los que se prevé “son muchos y profundamente diferentes de un Estado a otro”. La mayoría de los países que mantienen la pena de muerte la prevén para el asesinato, otros para el terrorismo o los delitos contra el orden constituido, otros para la apostasía o los delitos religiosos. Hay ordenamientos jurídicos que también prevén el castigo más cruel para delitos comunes como el tráfico de drogas. En 2022, el número de personas condenadas a muerte por delitos de drogas se duplicó con creces con respecto a 2021.
La mayoría de los países que mantienen la pena de muerte la prevén para el asesinato, otros para el terrorismo o los delitos contra el orden constituido, otros para la apostasía o los delitos religiosos.
Entrevistado por Vatican News, Riccardo Noury, portavoz de Amnesty International Italia, define el 2022 como “un año para olvidar” y señala que los datos más alarmantes proceden de Oriente Medio y, en particular, de Irán y Arabia Saudita —donde ha habido, entre otras cosas, represión de las protestas—, “con una característica muy precisa, en esos dos países se ha reanudado el uso de la horca como única estrategia contra los delitos de drogas”. Noury se refiere después a China, de donde “llegan pocas informaciones, algunas positivas como las mayores garantías sobre el examen del Tribunal Supremo sobre las condenas a muerte”, pero son “noticias que no se pueden verificar mientras las estimaciones siguen hablando de miles de ejecuciones”.
El portavoz de Amnesty Italia también hace hincapié en Estados Unidos, “cuyas cifras siguen siendo bajas en comparación con hace varios años, pero que el año pasado registró un aumento, con 18 ejecuciones”. “En Estados Unidos —continúa— se puede monitorizar la pena de muerte, pero sigue siendo una anomalía si consideramos el grupo de países desarrollados y democráticos; de hecho, los dos únicos Estados del G7 en los que la pena de muerte sigue vigente son Estados Unidos y Japón”. Por último, Noury se detiene en las notas positivas del informe: “Seis países han abolido la pena de muerte en 2022 y cuatro de ellos están en el África subsahariana, y siempre en el África subsahariana solo ha habido ejecuciones en Somalia y Sudán del Sur, lentamente esa parte del mundo está renunciando a la pena de muerte”.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.