Este 5 de enero fue el funeral del Papa emérito Benedicto XVI. ADN Celam ha consultado con dos laicos de América Latina sobre el legado que ha dejado el hoy recordado como “el gran colaborador de la verdad”.
Se trata de Guillermo Sandoval, director del Centro de Gestión del Conocimiento del CELAM, y de Elvy Monzant, secretario ejecutivo de la Red Eclesial de Migración, Refugio, Trata y Desplazamiento – CLAMOR. Ambos con una destacada trayectoria de Iglesia tanto en los ámbitos de la doctrina social de la Iglesia como de la academia.
DOS GRANDES HERENCIAS
Guillermo Sandoval, chileno, cuenta que “el Papa Benedicto nos deja grandes herencias. Primero, enriqueció el pensamiento social de la Iglesia: a manera de ejemplo, su aporte sobre la economía del don o de la gratuidad debería ser reconocido como un principio”.
En segundo lugar, destaca: “Su poco conocida encíclica Deus Caritas Est, con una primera parte de elevada teología y una segunda de sencilla enseñanza pastoral, son testimonio de ello.
“Dar pasos relevantes para investigar y castigar los abusos sexuales en la Iglesia y la humildad para renunciar cuando sintió no tener las fuerzas suficientes para el difícil gobierno de la Iglesia, hablan de su amor por ella y de su grandeza como persona”, explica.
Sandoval confiesa que “cuando fue elegido, quiero compartirlo, pensé que retrocederíamos. Luego de un rato de oración me dije que debía confiar en el Espíritu Santo. La enseñanza es que siempre debemos confiarnos a Él. Su renuncia lo mostró como un pastor humilde y valiente”.
También considera que “sin Benedicto, no tendríamos a Francisco” y “definió la Doctrina Social de la Iglesia como el testimonio del amor de Cristo en medio de la sociedad”, de hecho, “en el discurso inaugural de Aparecida señaló que la opción por los pobres es parte de la fe cristológica”.
“Sin Benedicto, no tendríamos a Francisco”.
INMENSO TESTIMONIO DE LIBERTAD
Para Elvy Monzant, venezolano, “Benedicto XVI, con lucidez crítica y profundidad espiritual, se enfrentó al relativismo y nos animó a descubrir la belleza y la racionalidad de la fe”.
Asegura que “en su encíclica Deus Caritas Est nos recordó que el amor es el único camino hacia Dios y que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
Monzant destaca que el Papa emérito “nos dejó un inmenso testimonio de libertad y desapego al poder cuando decidió renunciar a su Pontificado buscando el bien mayor del Pueblo de Dios”.
“Con voz profética insistió en que La Iglesia debe decir adiós al poder, la riqueza y las estructuras burocráticas inútiles para vivir plenamente la fe y abrirse al mundo. Solo cuando sea capaz de librarse de sus lazos materiales su acción misionera volverá a ser creíble”, añade.
Fuente: https://adn.celam.org / Imagen: ADN CELAM.