Los social demócratas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso permanecerán en la coalición de gobierno. Cálculos y estrategias ante una situación crítica.
Luego de que la justicia electoral lo absolviera de la acusación de recibir fondos ilegales para su campaña electoral de 2014, el presidente de Brasil recibió otra buena noticia: el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), principal aliado en el gobierno, seguirá respaldando la gestión del Ejecutivo. El debilitado mandatario recibió de este modo oxígeno en un momento en el que siguen las dudas acerca de su continuidad por las graves acusaciones de corrupción.
No está en mejores condiciones el PSDB, que anunció la continuidad de sus cuatro ministros en el gobierno. El presidente del partido, Aecio Neves, ex candidato a la presidencia, ha sido suspendido de su función luego de que fuera grabado por la policía pidiendo sobornos al dueño de un importante grupo de la carne, que está colaborando con la justicia. Neves reclama un fuero privilegiado para evitar ser detenido, mientras que los magistrados quieren que esté tras las rejas.
Si bien el PSDB se mantiene dividido y momentáneamente se afirmaron las líneas de quienes eligieron seguir respaldando a Temer. “Los ministros se quedarán en sus puestos. Podemos analizar eso en otro momento”, dijo el senador José Serra en representación del partido. Esa referencia a “otro momento” guarda relación con la denuncia que prepara el Fiscal General, Rodrigo Janot, por corrupción y obstrucción de la justicia contra el jefe del Estado, también por otra grabación realizada por el mismo empresario, en la que estaría aceptando el pago de sobornos a otro miembro de su partido, el Partido del Movimiento de la Democracia del Brasil (PMDB).
Los aliados del PSDB, y también otros partidos aliados, habían puesto como condición para mantener el apoyo al Ejecutivo el resultado del juicio sobre las cuentas electorales de Temer, que terminaron siendo a favor. Se superó un escollo, pero hay más por superar y ambos partidos se mantienen en el mismo barco, tratando de salvar lo más posible en medio de un creciente desprestigio. Los principales líderes de los dos partidos han sido impactados por el gigantesco escándalo de corrupción que abarca la casi totalidad del espectro político.
Temer no está dispuesto a renunciar, lo que equivaldría a una admisión de culpas y, a la vez, el sistema constitucional no tiene previsto el mecanismo de las elecciones anticipadas. Hay una amplia base popular que las reclaman, pero los grandes partidos saben que en este contexto serían barridos por una ola de indignación. Por otro lado, en caso de renuncia o destitución del mandatario, la búsqueda de quien deba suceder a Temer no es fácil: los presidentes de las dos cámaras del Congreso también están siendo investigados por corrupción.
La política recibe un momentáneo aliento. Pero la crisis avanza y muestra costados inquietantes: aun en pleno estallido de los escándalos, la trama corrupta seguía como si nada. ¿A partir de qué momento los partidos comenzarán a renovarse?
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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar