Fomentar una sociedad más saludable, más feliz y más equitativa.
En los últimos años, la ansiedad ha ido en aumento y afecta a una parte importante de la población mundial. La ansiedad es un problema de salud mental común que afecta a millones de personas en todo el mundo. Es un trastorno que se caracteriza por sentimientos de preocupación, aprensión, miedo y nerviosismo. Puede ser causada por una variedad de factores, que incluyen la genética, el medioambiente, las experiencias de vida e incluso las condiciones socioeconómicas. En este último tiempo, se ha considerado el papel del capitalismo en el aumento de la ansiedad. El capitalismo es un sistema social que enfatiza la acumulación de riqueza, propiedad y medios de producción. Este escrito tiene como objetivo explorar la relación interconectada entre la ansiedad y el capitalismo, cómo uno afecta al otro y qué se puede hacer para abordar este problema.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el capitalismo no es solo un sistema económico sino también un sistema cultural, social y político. Al poner énfasis en el individualismo, la competencia y la productividad, el capitalismo ha cambiado el sistema de valores de las sociedades. Junto con el desmoronamiento de las estructuras sociales, el consumismo y el materialismo van en aumento como resultado de esto. La presión constante de las personas para lograr el éxito financiero y la movilidad ascendente las ha vuelto más ansiosas por sus vidas y ha contribuido a los trastornos de salud mental como la ansiedad.
Las desigualdades sociales provocadas por el capitalismo también provocan sentimientos de impotencia y de “dejar atrás” a los menos afortunados. Los ricos prosperan mientras que los desfavorecidos luchan por acceder a los recursos, la atención médica, la educación y otras necesidades en una sociedad capitalista. Esto da como resultado un sentimiento deprimente y pesimista que puede exacerbar la ansiedad y otros trastornos de salud mental, como la depresión.
Otro asunto con el capitalismo es la carrera constante por la productividad y la eficiencia. En un sistema competitivo, se espera que los empleados trabajen más duro, durante más tiempo y logren más para que las empresas sigan siendo rentables. Esta cultura laboral puede ejercer mucha presión sobre las personas, causando agotamiento, estrés y ansiedad (Chul-Han, 2017). Además, el capitalismo ha creado una cultura en la que se espera que las personas estén constantemente trabajando y disponibles, gracias a los avances tecnológicos (como por ejemplo las redes sociales). Esto conduce a una falta de equilibrio entre el trabajo y la vida personal, lo que perpetúa el estrés y la ansiedad (Moruno, 2018). Asimismo, se ha puesto de manifiesto la cultura de la culpabilización en el trabajo, donde se ha impuesto una cultura empresarial que no tolera ningún tipo de error(1). También podríamos mencionar la cultura de evaluación en el trabajo, en la que se pide a los clientes que califiquen sus experiencias con la empresa después de recibir los servicios. Los empleados que trabajan en un entorno con este tipo de cultura experimentan una tensión constante.
Además, el capitalismo puede conducir a una falta de apoyo social y de comunidad. En una sociedad que está tan enfocada en el éxito individual, a menudo se pone poco énfasis en construir conexiones con los demás y apoyarse unos a otros. Esto puede hacer que las personas se sientan aisladas y solas, lo que puede contribuir a sentimientos de ansiedad y depresión. Además, el bombardeo constante de la publicidad y la cultura de consumo también puede contribuir a los sentimientos de ansiedad. En una sociedad capitalista, estamos constantemente bombardeados con mensajes que nos dicen que necesitamos más, que necesitamos comprar los últimos productos y que nuestro valor está determinado por lo que poseemos. Esto puede crear una sensación de insuficiencia y puede conducir a sentimientos de ansiedad e inseguridad.
En una sociedad que está tan enfocada en el éxito individual, a menudo se pone poco énfasis en construir conexiones con los demás y apoyarse unos a otros.
Las redes sociales son uno de los contribuyentes más significativos en los niveles de ansiedad en el mundo moderno. Las plataformas de redes sociales, como Facebook, Twitter e Instagram, perpetúan una cultura de comparación compulsiva, donde las personas se comparan constantemente con las vidas seleccionadas y filtradas de los demás, lo que genera sentimientos de insuficiencia. La cultura de la imagen, que está ligada a un tipo de organización del significado personal llamada dápica, es decir, una organización en la que el sentido de sí mismo es definido por la imagen exterior, es una de las características de las sociedades contemporáneas, según el psiquiatra y terapeuta italiano Vittorio Guidano (1991).
Las redes sociales también ejercen más presión sobre las personas para que sean exitosas y productivas porque todos comparten constantemente sus logros, lo que genera competencia y una sensación de pérdida. La ansiedad y otros trastornos de salud mental pueden resultar de la exposición continua al mundo digital, lo que puede hacer que las personas se sientan más ansiosas y abrumadas.
En un sistema capitalista, la atención médica se trata como una mercancía, donde solo los ricos y asegurados pueden pagar tratamientos, medicamentos y terapias adecuados. Esto crea una barrera significativa para quienes padecen enfermedades mentales y no pueden acceder o pagar un tratamiento adecuado, lo que genera más ansiedad y angustia. Este acceso desigual a la atención médica crea un sentimiento de desesperanza y desesperación para quienes no pueden pagarlo, lo que lleva a un deterioro de la salud mental. En Chile, los niveles de problemas en salud mental y suicidios (por ejemplo, los que ocurren en el Metro) son cada vez más preocupantes(2). Además, en los hospitales públicos, la especialidad en psiquiatría es escasa, y en el sector privado es costosa.
Está claro que la ansiedad es una consecuencia del sistema capitalista. Si bien no hay soluciones fáciles, hay pasos que podemos dar para abordar este problema crítico. Debería existir mayor énfasis en la construcción de la comunidad, creando un sentido de unión y apoyo, lo que fomentará la resiliencia y reducirá la soledad. Además, se debe prestar más atención a la carga de trabajo y al equilibrio entre la vida laboral y personal, y se debe brindar a los empleados más autonomía, creatividad y flexibilidad en su lugar de trabajo. Los clientes también deben sentir empatía por los trabajadores, quienes están constantemente bajo una intensa presión. La atención médica debe tratarse como un derecho humano, con igualdad de acceso a los servicios, independientemente de los ingresos o la condición social. Finalmente, debe haber un cambio en el sistema de valores culturales y sociales, con un enfoque en la importancia de la salud mental y el bienestar.
En conclusión, es claro que el capitalismo y la ansiedad están entrelazados. Los trastornos de ansiedad y otros problemas de salud mental son provocados por los efectos sociales y culturales del capitalismo, que van más allá de la economía. La prevalencia de la ansiedad en la sociedad está influenciada por una serie de factores, incluyendo las redes sociales, la atención médica, la cultura del lugar de trabajo, el consumismo y el individualismo. Es crucial abordar este problema poniendo énfasis en la construcción de la comunidad, el equilibrio entre el trabajo y la vida, la atención médica y un cambio cultural que dé prioridad a la salud mental y el bienestar. Entonces, y solo entonces, podremos aspirar a disminuir la ansiedad, fomentando una sociedad más saludable, más feliz y más equitativa.
REFERENCIAS
—Guidano, V. Guidano, V. (1991). El sí mismo en proceso. Barcelona, España: Editorial Paidós.
—Moruno, J. (2018). No tengo tiempo. Geografías de la precariedad. Madrid: AKAL.
—Chul-Han, B. (2017). La sociedad del cansancio. Madrid: Herder.
(1) https://smoda.elpais.com/trabajo/el-gran-temor-a-equivocarse-en-el-trabajo-por-que-hace-tanto-dano-la-cultura-de-la-culpabilizacion/
(2) https://www.cnnchile.com/pais/reportaje-suicidios-metro-santiago_20220610/
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