El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral intervino en Lisboa en el IV Congreso internacional sobre el Cuidado de la Creación: Hay que pasar rápidamente de “un modelo económico basado en los combustibles fósiles a una economía de energía limpia”.
“El compromiso de los jóvenes por la ecología integral. Estilos de vida para una nueva humanidad”. Es el tema del cuarto congreso internacional sobre el Cuidado de la Creación, previsto para el 31 de julio en Lisboa, en la Universidad Católica Portuguesa. En vísperas de la XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebrará en la capital de Portugal, el evento tendrá a los jóvenes como protagonistas.
Este congreso es también una ocasión para relacionarse con diversos expertos, que ofrecen sus reflexiones sobre cinco ámbitos de la vida humana: economía, educación y vida familiar, recursos naturales, política y, por último, tecnología. Una novedad de este encuentro respecto de ediciones anteriores es la presencia de espacios habitados por experiencias virtuales, utilizando la tecnología inmersiva del metaverso. Los trabajos concluirán con un documento. Un manifiesto final firmado por los jóvenes, fruto del debate y base para futuras acciones y reflexiones.
Varias realidades colaboran en la organización de este acontecimiento: la Fundación Juan Pablo II para la Juventud, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, la Fundación JMJ Lisboa 2023; la Universidad Católica Portuguesa, que acoge el evento; la Universidad Católica del Sagrado Corazón y su Alta Escuela para el Ambiente; el Movimiento Laudato Si’; La Economía de Francisco y la Fundación Magis; con el patrocinio de la Secretaría General del Sínodo y de las Embajadas de Portugal y del Principado de Mónaco ante la Santa Sede.
En nombre y representación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, coorganizador del congreso, participan en el evento el funcionario Tebaldo Vinciguerra, como coordinador del panel sobre recursos naturales, y el prefecto, el cardenal Michael Czerny, quien —como ponente— centró su discurso en “El significado teológico de la ecología integral, al servicio de la persona, especialmente de los más débiles”.
El cardenal se refirió en primer lugar a la nueva era geológica actual, denominada antropoceno, que ha provocado “un punto de inflexión impactante en la historia de nuestro planeta”. Los seres humanos, recordó el cardenal Czerny, han alterado significativamente todos los sistemas terrestres: la atmósfera, los océanos, los continentes y los ecosistemas.
El cardenal se refirió en primer lugar a la nueva era geológica actual, denominada antropoceno, que ha provocado “un punto de inflexión impactante en la historia de nuestro planeta”.
“Lo que no tiene precedentes en nuestro tiempo es la combinación de varias crisis, como la crisis ecológica, las guerras culturales, la situación de cientos de millones de pobres y refugiados, y la era digital, con sus oportunidades y trampas”. El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral subrayó a continuación que, en la encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco nos insta a tener en cuenta todos los aspectos de la crisis mundial vinculada al cambio climático y a reflexionar, en particular, sobre las piedras angulares de una “ecología integral para el pleno desarrollo del género humano”.
El cardenal Czerny señaló el punto central de la encíclica sobre el cuidado de la casa común: “El Papa Francisco nos dice, simple y contundentemente, que la humanidad debe cambiar y, sobre todo, convertirse”. En el documento —añadió— el Pontífice examina también el papel de las nuevas generaciones:
“Los jóvenes nos exigen un cambio. Se preguntan cómo es posible que pretendamos construir un futuro mejor sin pensar en la crisis medioambiental y en el sufrimiento de los excluidos”.
Debemos, pues, prestar cada vez más atención a las interconexiones entre los distintos elementos que componen el mundo: de ello —dijo el cardenal Czerny— depende “el delicado equilibrio que hace posible nuestra supervivencia y la de todos los seres vivos”. Este modelo capaz de equilibrar estas interconexiones se inspira en la Laudato Si’, que “afirma el papel insustituible del hombre en el cuidado de la casa común”.
El cardenal Czerny indicó también algunas acciones concretas para promover auténticamente una ecología integral. El objetivo principal es alcanzar, mediante una transición sostenible, el objetivo de emisiones cero a mediados de este siglo. Debe producirse una rápida transición de “un modelo económico basado en los combustibles fósiles a una economía de energía limpia”.
Para lograr este objetivo —explicó el cardenal Czerny— hay que “detener la deforestación, especialmente en cuencas fluviales de importancia mundial como la de la Amazonía”. Hay que “proteger las costas de los océanos de la erosión”. Y hay que “defender la biodiversidad” y “detener la degradación de los ecosistemas”.
La economía y las finanzas tampoco deben guiarse por “una búsqueda frenética del beneficio”. Y, sobre todo, debe promoverse “una nueva manera de pensar sobre la naturaleza y la sociedad”. “La ecología integral —como afirma la encíclica Laudato Si’— exige que nos tomemos tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, y cuya presencia ‘no hay que construir, sino descubrir y desvelar’”.
Para promover una ecología integral, el cardenal Czerny señaló finalmente un guía. Un modelo evocado repetidamente por el Papa Francisco: “San Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de los vulnerables y de una ecología integral vivida con alegría y autenticidad”. El pobrecillo de Asís nos muestra “cuán inseparable es el vínculo entre el cuidado de la naturaleza, la justicia para con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.