Rechazar el uso discriminatorio del término “minoría” para referirse a una parte menor de una población, ya que genera “sentimientos de aislamiento e inferioridad”. Esta fue la invitación inicial del cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, en su discurso en la reunión de alto nivel de la ONU, en Nueva York, el 21 de septiembre, para conmemorar el 30º aniversario de la adopción de la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas. El cardenal subrayó que hay que recordar cuando se utilizan términos como “mayoría” o “minoría” en el lenguaje actual, que estos no deben erosionar el principio en el que se basan los derechos humanos y las libertades fundamentales: es decir, “todos son iguales en dignidad y, por tanto, tienen los mismos derechos”.
LOS CRISTIANOS SON EL GRUPO MÁS PERSEGUIDO DEL MUNDO
Afirmar la propia identidad y vivir en paz con los demás son, según el cardenal Parolin, las aspiraciones que comparten todas las minorías étnicas, religiosas y lingüísticas del mundo, por lo que su defensa no puede dejar de respetar principios como la protección de la existencia, la no exclusión, la no discriminación y la no asimilación. La Santa Sede, señala el Secretario de Estado, constata con gran preocupación que los cristianos son el grupo más perseguido del mundo, y no solo en los países donde constituyen un grupo minoritario: “Se calcula que unos 360 millones de cristianos en 76 países sufren discriminación, violencia y persecución a causa de su fe”, afirma, “se trata de una clara violación del derecho fundamental a la libertad de pensamiento, conciencia y religión”. Una discriminación que lamentablemente también sufren otras minorías religiosas.
Los cristianos son el grupo más perseguido del mundo, y no solo en los países donde constituyen un grupo minoritario.
LA IDENTIDAD SE REFUERZA EN EL DIÁLOGO CON QUIEN NO ES COMO NOSOTROS
Para proteger y promover los derechos humanos de las personas pertenecientes a grupos minoritarios por motivos nacionales, étnicos, religiosos o lingüísticos, es fundamental entonces la adopción de una “cultura del diálogo” como camino a seguir, adoptando la cooperación mutua como código de conducta y como método el entendimiento mutuo. “Identidad y diálogo no son polos irreconciliables”, concluye Parolin, “nuestra identidad se fortalece y enriquece a través del diálogo con los que no son como nosotros”.
Fuente: www.vaticannews.va / Imagen: FreeImages.