El 22 de abril se conmemoró el Día de la Tierra, fecha significativa que invita a tomar una pausa en nuestros quehaceres cotidianos y a meditar sobre la importancia que tiene nuestro planeta en la sostenibilidad de toda vida.
Son tiempos de incertidumbre y de angustia. Estamos viviendo una emergencia sanitaria que ha desestabilizado procesos de desarrollo que marchaban al compás de una sociedad que comenzaba a mirar a la Tierra con ojos de cuidado y de protección. El Covid-19 se presenta como una amenaza que nos intenciona a actuar de forma distinta, de mirarnos, de entendernos.
Este año, el Día de la Tierra se conmemoró en un contexto complejo; la emergencia sanitaria ha resentido cada aspecto social de nuestras vidas. Es por ello que nace la oportunidad de replantear, profundamente, la importancia de nuestra convivencia para cuidar nuestra salud, la de nuestro planeta. Eso significa cuidar de la salud de todas las formas de vida, proteger los bosques y respetar el modo de las diversas formas de vida que se entrelazan en sus ecosistemas.
El Covid-19 debe animarnos a desarrollar una nueva visión de lo que significa vivir juntos en un Planeta que fue saludable, pero que ahora es vulnerable. Es una oportunidad para replantear la economía basada en una cultura del descarte. El Covid-19 debe servirnos para resignificar la solidaridad, la ayuda mutua, y de abrir nuevas posibilidades para favorecer el desarrollo de toda especie en una convivencia basada en la armonía, estabilidad y respeto.
Debemos seguir promoviendo una ecología integral, que entiende la preservación del planeta como parte intrínseca de nuestra condición humana. Necesitamos perseverar en la defensa del planeta y las iniciativas puestas en marcha con la próxima Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos individuales y comunitarios, nacionales e internacionales, para lograr un desarrollo sostenible, cuidando no dejar a nadie atrás y perseverando en alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030.
Como Caritas Chile, “renovamos nuestro compromiso por trabajar con más ahínco en la justicia social, en la atención a las personas más vulnerables, en la defensa de los derechos humanos, en el desarrollo sostenible y en el cuidado de nuestro planeta para afrontar la crisis del sistema que nos ha planteado el Covid-19”.
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Fuente: www.caritaschile.org / www.iglesia.cl