CASEN 2022: Luces y sombras de la pobreza en Chile

Se debe estar alerta ante las cifras de la última encuesta de caracterización económica nacional, CASEN, pues hay voces autorizadas que cuestionan su validez técnica y se hace necesario ver sus cifras a la luz de la realidad que a diario se constata en el trabajo con los más vulnerables.

¿Son los resultados de la encuesta CASEN un espejo de la pobreza en Chile o son solo un espejismo? ¿Debemos alegrarnos o preocuparnos por los datos que contiene?

Las referencias previas pronosticaban peores resultados que los que había informado la encuesta de 2017 o, al menos, similares a los de la de 2020. Los expertos afirmaban que el impacto de la pandemia sobre la situación económica de los hogares se iba a manifestar en toda su brutal profundidad. Por el contrario, las conclusiones no fueron tales.

En cifras generales, la tasa de pobreza por ingresos cayó a un 6,5%, comparada con el 10,7% de la CASEN 2020 y con el 8,5% de 2017.

En términos de magnitud poblacional, este descenso significa 788.509 personas menos en situación de pobreza que hace tres años.

¿Primeras conclusiones?

Chile y sus habitantes más pobres sortearon mejor de lo que creíamos los estragos de la pandemia y el consecuente desplome económico. El porcentaje se redujo desde la desoladora medición de 2017; también, el porcentaje de personas que viven en pobreza extrema. Incluso la pobreza multidimensional bajó.

Otra conclusión: las políticas públicas, como el IFE (ingreso familiar de emergencia), la PGU (pensión garantizada universal) y los bonos, fueron efectivas en llegar a las familias de menos ingresos y contrarrestar el incremento del IPC de más de un 12%.

Una tercera conclusión: la reducción de la pobreza se explica únicamente por los ingresos familiares obtenidos mediante estos subsidios monetarios extraordinarios, los que se incrementaron de manera sustancial en pandemia y se mantuvieron durante el periodo de levantamiento de la CASEN 2022.

Esto se deduce al comparar los ingresos autónomos, que son los generados por las propias personas a través de su trabajo, y otras fuentes personales con los ingresos provenientes de bonos y subsidios del Estado. Con la suma de ambos factores se calcula la pobreza por ingresos; la distinción entre ingresos propios y subsidiados es sustantiva a la hora de leer resultados y hacer comparaciones.

Ayuda también saber cómo se aplica la CASEN, cuáles han sido las circunstancias puntuales de las últimas mediciones e, incluso, leer las críticas a la validez del instrumento, que en estos días están planteando varios especialistas.

Al ser una encuesta a los hogares, en los datos no se incluye a hombres, mujeres y niños que viven en situación de calle, los que visiblemente han aumentado: cuarenta mil personas pasaron en 2022 por los programas destinados a personas en situación de calle del Estado y fundaciones.

Esto es, en sí mismo, una alerta respecto de lo representativa que puede estar siendo la CASEN, que Chile aplica desde 1987, cuando el Ministerio de Desarrollo Social y Familia se conocía como Ministerio de Planificación.

Repasemos las reflexiones que hemos ido profundizando en el Hogar de Cristo a partir de una primera columna que titulamos: «Una noticia buena, una mala y una desconcertante».

TITULARES PARA HACER UNA FIESTA

La CASEN es un instrumento aplicado a una muestra aleatoria y anónima de hogares, seleccionada sobre la base del marco muestral entregado por el Instituto Nacional de Estadísticas. A través de estas mediciones, se obtienen diagnósticos periódicos con foco en los grupos prioritarios de la política social: niños, jóvenes, personas mayores, mujeres, pueblos indígenas, entre otros. Calcula el porcentaje de hogares en pobreza por ingresos y en pobreza multidimensional, y mide la desigualdad de ingresos. Así, identifica carencias y evalúa las disparidades entre grupos sociales y regiones del país, para identificar el alcance, enfoque y distribución del gasto gubernamental en programas sociales.

En suma: es la principal fuente, legitimada por todos los gobiernos, para focalizar las políticas de apoyo social y la medida de la pobreza en Chile.

Se aplica desde 1987, pero ha experimentado muchas modificaciones. La más relevante es la incorporación de la medición de la pobreza multidimensional, que partió en 2013.

La multidimensionalidad enriqueció la evaluación, al incorporar dimensiones del bienestar —educación, trabajo, salud, vivienda, redes—, buscando reflejar múltiples carencias que enfrentan los hogares y que son claves para el desarrollo humano, más allá de la falta de ingresos.

En 2020, mientras los chilenos nos encontrábamos en cuarentena, encerrados por la pandemia, la aplicación de la CASEN se vio alterada: no se hizo en forma presencial y no se midió la pobreza multidimensional. Entre noviembre de 2022 y febrero de 2023, se retomó la fórmula de entrevistas cara a cara y hubo una nueva muestra con 335 comunas de todo el país, mejorando la representación socioeconómica.

Líneas atrás, se mencionó que los pronósticos para esta CASEN eran negativos. Por eso, los titulares del 27 de julio, una vez que se hicieron públicos los resultados, fueron como para hacer una fiesta: «Pobreza registra importante baja en el país».

En vista de los alentadores y sorprendentes datos, y la dificultad de transformarlos en un relato simple de comprender, se hace necesario profundizar el análisis para relevar sus luces y sopesar las sombras contrastantes con la alegría general.

POBREZA POR INGRESOS: MUJERES Y NIÑOS

En 2022, la canasta de bienes básicos que compone la línea de la pobreza quedó determinada por un ingreso igual o menor a 572 mil pesos mensuales, para un hogar de cuatro personas. En 2017, ese valor era de poco más de 417 mil pesos. Pese al incremento de la línea de la pobreza, la tasa de pobreza por ingresos disminuyó 4,2 puntos porcentuales en relación a la CASEN 2020.

Esto es —sin duda— una buena noticia.

La mala es que, del total de ingresos familiares del decil más pobre del país, integrado por 1.890.860 personas, los ingresos autónomos representaron solo el 37% y los subsidios el 63%, mientras que el 2017 los ingresos autónomos habían sido un 63% y los subsidios, 37%. Exactamente, la proporción inversa. Ocultas en los porcentajes, las cifras absolutas son chocantes: durante 2022 las familias más pobres generaron a través de sus propias actividades apenas 95 mil pesos al mes.

A esta poco auspiciosa inversión de porcentajes y aún menos alentadora cifra de ingresos propios de los sectores pobres, se agrega el hecho de que el promedio nacional de ingresos autónomos se ha mantenido casi constante en los últimos diez años, mientras que los subsidios por hogares han aumentado casi al doble entre 2017 y 2022.

Resulta obvio que este no es un buen escenario; una economía desacelerada, como la chilena, no será capaz de resistir esos niveles de subvenciones y apoyos de emergencia de forma permanente. La reducción sostenida de la pobreza por ingresos requiere potenciar fuentes de trabajo autónomo, así como políticas de apoyo que faciliten el ingreso al mundo del trabajo de las mujeres, quienes han asumido históricamente el rol de cuidado de sus mayores y niños.

Cabe, a este respecto, destacar que la pobreza por ingresos alcanzó el 6,1% en hombres y el 6,9% en mujeres, diferencia que se profundizó en comparación con la encuesta de 2020. Otro antecedente lamentable: entre todos los grupos etarios, son los niños los que continúan saliendo peor parados.

La proporción de personas entre 0 y 17 años en pobreza por ingresos es de 10,5%, el doble de quienes tiene 18 y más años, con un 5,3% de incidencia.

LAS DIMENSIONES DE LA POBREZA

Para reflejar las múltiples carencias que enfrentan los hogares, más allá de la falta de ingresos, en 2022, la CASEN incorporó un índice que mide la carencia de bienestar en cinco dimensiones, cada una de las cuales, a su vez, está compuesta por tres subindicadores específicos.

¿Qué dice la CASEN acerca de la incidencia de la pobreza multidimensional?

Concluye que en 2022 un 16,9% de la población, es decir, 3.313.549 personas, vivían en ausencia de condiciones mínimas, bajando 3,4 puntos porcentuales en comparación con la CASEN 2017.

Esta, a primera vista, es otra buena noticia. Varios subindicadores señalan una mejora del bienestar en aspectos específicos: asistencia y rezago escolar; habitabilidad y servicios básicos; malnutrición y adscripción al sistema de salud. Sin embargo, en ciertos casos, estos números no se condicen con las tendencias que muestran otras fuentes de datos.

Ahí radica el desconcierto que han generado estos resultados en algunos expertos.

Por ejemplo, es un hecho que el allegamiento, el hacinamiento y la crisis de vivienda son una realidad creciente. Aunque la encuesta indica que el hacinamiento cayó, se ha evidenciado una proliferación de campamentos. Según el último catastro de TECHO CHILE(1), crecieron en un 33,1% en el periodo 2022-2023 respecto de 2020-2021. Hoy existen 1.290 de estos asentamientos precarios en el país, los que albergan a 113.887 hogares, cifra que también marcó un aumento del 39,5% en los periodos comparados.

Además, de acuerdo a Déficit Cero(2), habría 269.747 hogares en allegamiento, lo que representa hoy un 49,8% del total, antecedente que tampoco cuadra con las auspiciosas cifras de la CASEN 2022.

Otro resultado que desconcierta es el de educación. Respecto a la desescolarización, la CASEN 2022 muestra una diminución respecto a 2017, cosa que tampoco se condice con la creciente desvinculación educativa, es decir, aquellos niños, niñas y adolescentes que no se vuelven a matricular de un año a otro. Según la información obtenida a partir de datos del MINEDUC(3), en 2022 fueron más de 50 mil niños los que dejaron el colegio, mientras que en 2017 habían sido poco más 40 mil.

Si bien la pobreza multidimensional para la población nacida en Chile ha disminuido en los últimos seis años de 20% a 15,7%, la pobreza multidimensional se incrementó para las personas nacidas fuera de Chile, subiendo de 24,0% a 29,6% en ese mismo período. Es un crecimiento importante, que duele. Un dato que refleja los efectos del fenómeno migratorio lo constituye el hecho de que las regiones donde existe mayor concentración de esta población fueron las únicas en que la pobreza por ingresos creció respecto a 2017: Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama.

MAYORES CON MAYORES INGRESOS, PERO MÁS CARENCIA

Chile es un país que envejece, por lo que es importante mirar qué dice la CASEN sobre las personas mayores.

Es interesante observar que en la pobreza por ingresos las personas mayores tuvieron la más baja incidencia (3,5%) de todos los grupos etarios. Sin embargo, a la luz de la multidimensionalidad ocurre todo lo contrario; son el grupo con más alto índice de pobreza: 19%.

¿Qué explica esta discordancia?

Todo indica que la PGU permitió que cualquier pensionado se ubicara inmediatamente sobre la pobreza, por el solo hecho de recibirla. Pese a ser un logro evidente, a las personas mayores les resulta insuficiente este piso mensual de 206.173 pesos para resolver carencias asociadas a aspectos fundamentales de la vida. La mala atención de salud, el estado inadecuado de la vivienda, la inseguridad, el trato discriminatorio, la soledad y el aislamiento que enfrentan muchos mayores, son brechas que no se cubren con una transferencia en dinero, cuestión que reafirma la premisa según la cual las profundas brechas de pobreza y desigualdad de Chile no se resolverán a base de subsidios y bonos.

Se requiere, en cambio, una política pública integral que complemente las subvenciones con programas efectivos de apoyo y cuidado para potenciar la autonomía, el bienestar y la salud física y mental. Las brechas antes mencionadas son aún más alarmantes, si pensamos que en 2050 las personas mayores seremos un tercio del total de la población del país.

Exprimir los datos, esperar los aún pendientes, contrastarlos con los de otros instrumentos, revisar la validez del instrumento, es una tarea apasionante y acuciante para quienes creemos que es posible avanzar hacia un Chile más justo y digno para todos.

(1) https://cl.techo.org/aumentan-a-cerca-de-114-mil-las-familias-que-viven-en-campamentos/
(2) https://deficitcero.cl/uploads/biblioteca/Minuta_EstimaciondelDeficit.pdf
(3) https://www.latercera.com/nacional/noticia/mas-de-50000-estudiantes-se-restan-del-sistema-escolar-chileno-entre-2021-y-2022/mevguhpw3jg7foutkgjwr4kjqy/

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