Chile y su crisis de identidad nacional: Un llamado a reconocer y valorar lo propio

Es fundamental revalorizar la identidad chilena, poniendo en primer plano las cualidades y contribuciones de su gente.

La falta de pertenencia nacional que muchos chilenos experimentan hoy en día es un fenómeno que se destaca por su particularidad en el contexto latinoamericano. A diferencia de otras naciones de la región, donde el orgullo nacional se manifiesta de manera más intensa y visible, en Chile existe una notable dificultad para enaltecer las bondades del país, sus ciudades y su cultura. Este fenómeno se manifiesta en diversos ámbitos y afecta de manera especial a las nuevas generaciones, quienes en gran número optan por buscar oportunidades en el extranjero, subrayando una desconexión con su país de origen.

En países como Argentina, Brasil y México, el sentimiento nacionalista es palpable en casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Sus habitantes suelen exhibir con orgullo sus logros culturales, deportivos y sociales, lo cual contrasta con la actitud más reservada y crítica que predomina en Chile. Esta reticencia a celebrar lo propio ha permitido que sean principalmente los extranjeros y turistas quienes reconozcan y valoren las virtudes del país, desde sus paisajes naturales hasta su gastronomía y patrimonio cultural.

Al analizar cómo se proyecta la marca Chile en el exterior, se observa que los esfuerzos de promoción se enfocan en gran medida en sus características geográficas: desde el desierto de Atacama hasta la Patagonia, pasando por la cordillera de los Andes y su extensa costa. Sin embargo, este enfoque podría estar dejando de lado un aspecto fundamental: la gente. Los chilenos son conocidos por su hospitalidad, su resiliencia y su creatividad, cualidades que deberían destacarse con igual o mayor énfasis que los paisajes naturales. La identidad de un país está intrínsecamente ligada a su gente, y es crucial que esta dimensión humana sea parte central de la narrativa nacional.

La falta de identificación con el país se percibe de manera más acentuada en las nuevas generaciones. Muchos jóvenes chilenos sienten que deben buscar fuera de sus fronteras las oportunidades que no encuentran en su propio país. Este éxodo no se limita solo a la migración hacia Santiago, la capital, sino que se extiende hacia destinos internacionales en busca de mejores perspectivas educativas y laborales. Esta tendencia pone en evidencia la necesidad de que el Estado chileno y sus políticas gubernamentales generen condiciones atractivas para que los jóvenes talentosos decidan quedarse y contribuir al desarrollo de su país.

La falta de identificación con el país se percibe de manera más acentuada en las nuevas generaciones

Las universidades juegan un papel crucial en este proceso. Antaño, las instituciones educativas en Chile tenían una perspectiva nacional mucho más marcada. Antes del golpe militar de 1973, las universidades eran motores de cambio social y desarrollo, con una clara orientación hacia el fortalecimiento del país. En la actualidad, muchas universidades parecen estar más enfocadas en la globalización y en cómo sus estudiantes pueden insertarse en un mundo cada vez más interconectado. Si bien esta visión global es importante, no debe venir a costa de perder de vista el impacto positivo que los graduados pueden tener en su propio país.

Es esencial que las universidades en Chile adopten un enfoque dual: preparar a sus estudiantes para ser competitivos a nivel global, pero también inculcarles un sentido de responsabilidad y compromiso con el país. Al hacer esto, no solo se estaría potenciando el talento local, sino que se contribuiría a la construcción de una identidad nacional más sólida y cohesionada. Los jóvenes necesitan sentir que tienen un papel que jugar en el futuro de Chile y que sus esfuerzos y conocimientos pueden tener un impacto tangible en el bienestar de su sociedad.

Adicionalmente, fomentar un sentido de pertenencia nacional puede ser un poderoso aliciente para los jóvenes. Si las políticas públicas y las instituciones educativas se alinean para mostrar que Chile es un país lleno de oportunidades y que necesita del talento de sus ciudadanos para prosperar, es probable que se genere una mayor motivación para permanecer y contribuir al desarrollo nacional. Este enfoque podría ser un factor decisivo para retener el talento y evitar la fuga de cerebros que tanto afecta a muchas naciones en vías de desarrollo.

El fortalecimiento de la identidad nacional no es una tarea que debe recaer exclusivamente en el gobierno o en las universidades. Es un esfuerzo colectivo que requiere la participación de todos los sectores de la sociedad. Los medios de comunicación, las organizaciones culturales, las empresas y, en general, todos los ciudadanos, tienen un rol que desempeñar en la promoción y valorización de lo chileno. Celebrar los logros nacionales, apoyar la cultura local y reconocer las contribuciones individuales son acciones que pueden contribuir significativamente a reforzar el sentido de pertenencia.

A modo de cierre, la falta de pertenencia nacional que muchos chilenos experimentan hoy es un desafío que debe ser abordado de manera integral. Es fundamental que se revalorice la identidad chilena, poniendo en primer plano las cualidades y contribuciones de su gente. Las políticas públicas, las universidades y la sociedad en su conjunto tienen la responsabilidad de crear un entorno en el que los jóvenes sientan que pueden y deben contribuir al futuro de su país. Solo así se podrá construir un Chile más cohesionado, orgulloso de su identidad y capaz de aprovechar al máximo el talento y la creatividad de sus ciudadanos.


Imagen: Pexels.

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