En estos días nos hemos encontrado con la lamentable situación que viven nuestros hermanos y hermanas venezolanos en el paso fronterizo Chacalluta – Santa-Rosa, frontera norte de Chile.
Se niega el ingreso al país por falta de documentación, ya que se exige pasaporte visado sea en Perú como en Chile, y bolsa de viaje turístico. Este hecho contrasta en que muchos migrantes que habitualmente hacían su ingreso internacional vienen de viaje, desde hace días o meses, y no poseen los requisitos exigidos (pasaporte, cédula de identidad, certificado de antecedentes y otros papeles), para su ingreso regular.
Existe una población de unas 700 personas. Lo lamentable son los niños de todas las edades que necesitan urgentemente una mayor atención, mujeres embarazadas, personas enfermas a la intemperie sufriendo las inclemencias del clima y la impotencia de poder solucionar su proyecto migratorio.
Ante tal escenario, en un trabajo coordinado, las instituciones preocupadas por la realidad migratoria en Arica, tales como: Incami, Servicio Jesuita a Migrantes, Instituto Nacional de Derechos Humanos, Fundación Scalabrini, asociaciones de migrantes, consulados, y particulares, entre otros, tomaron conocimiento y emprendieron acciones humanitarias y de incidencia, en virtud de la situación que estamos viviendo.
Hoy día (N. de la R.: 24 de junio) el obispo diocesano, Moisés Atisha, acompañado del vicario general, Mauricio Cáceres, y del padre Beto, responsable de Incami Arica, fueron a constatar en terreno la situación que viven nuestros hermanos y hermanas venezolanos. Se conversó con las autoridades del gobierno central y local, pero lo más importante fue escuchar los relatos de los afectados y rezar con ellos para que se busquen a la brevedad soluciones humanitarias con acciones concretas; las cuales se vieron reflejadas en la tarde del día de hoy, en donde el gobierno autorizó el ingreso de familias con niños menores de edad a nuestro país. Para asegurar dicho cometido, monseñor Atisha acompañó mediante los buses el desplazamiento de las familias venezolanas, hasta el consulado de Chile en Tacna y de esta forma manifestar la intención de la Iglesia diocesana de San Marcos de Arica en buscar una solución.
La realidad migratoria en el mundo debemos entenderla desde principios de humanidad, y nos desafía constantemente como sociedad a buscar claves de dignificación propia del Evangelio de Jesucristo. De esta forma ponemos en práctica lo que nos manda el Evangelio “era migrante y me recibieron…” (Mt 25,31).
Diócesis de San Marcos de Arica.
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Fuente: www.iglesia.cl