En la Conferencia de las Naciones Unidas en Bakú, Azerbaiyán, se llegó a un acuerdo que decepcionó enormemente a los Estados más desfavorecidos, que consideraron «ridícula y baja» la asignación para la transición energética y la adaptación al cambio climático. Guterres llama a los gobiernos a considerar el texto «como base para seguir construyendo».
La obligación de los países ricos de financiar la transición energética y la adaptación al cambio climático de los países en desarrollo con 300 mil millones de dólares al año durante diez años, hasta 2035. Es uno de los puntos principales del acuerdo alcanzado en Bakú, Azerbaiyán, en la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El importe de la asignación sustituye al anterior de 100.000 millones anuales previsto por el Acuerdo de París. También se ha aprobado el mercado internacional de carbono, que permitirá a los estados invertir en proyectos de descarbonización en el exterior.
Hubo una gran decepción por una cifra considerada baja por los 45 países pobres, cuyos representantes definieron el acuerdo como «poco ambicioso» y el importe establecido como «lastimosamente bajo y ridículo». El esfuerzo requerido fue doble pero, añade el jefe climático de la ONU, Simon Stiell, «ningún país ha logrado todo lo que quería y nos vamos de Bakú con una montaña de trabajo por hacer, así que no es momento de andar con palabras». Los resultados están, por tanto, lejos de los esperados por muchos países, como indicó el jefe de los negociadores del grupo africano, Ali Mohamed, que lamentó un compromiso financiero «demasiado escaso» y «demasiado tarde». «Hemos progresado en algunos ámbitos, pero los resultados obtenidos distan mucho de los esperados».
Hubo una gran decepción por una cifra considerada baja por los 45 países pobres, cuyos representantes definieron el acuerdo como «poco ambicioso» y el importe establecido como «lastimosamente bajo y ridículo».
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó sentimientos encontrados sobre el acuerdo. «Esperaba un resultado más ambicioso —fueron sus palabras— tanto desde el punto de vista financiero como en términos de mitigación para afrontar el gran desafío que enfrentamos», dijo en una nota, invitando «a los gobiernos a considerar este acuerdo como un base para seguir construyendo».
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.