Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible y lo invisible

Creer en Dios creador nos compromete con la creación. Como imagen de Dios, el ser humano es llamado a ser colaborador en su obra, no dueño absoluto.

Esta afirmación del Credo no solo habla del origen del universo, sino de una relación viva y continua entre Dios y su creación. La fe cristiana nos invita a reconocer que la creación no fue un acto puntual del pasado, sino una realidad sostenida en el presente por el amor divino (creatio continua).

Cuando decimos que Dios creó el cielo y la tierra, afirmamos tanto la dimensión visible como la invisible de la realidad. No somos solo materia organizada al azar, sino seres llamados a la trascendencia. Esta visión no contradice el pensamiento científico, sino que lo complementa: la ciencia explica el cómo, mientras que la fe ilumina el para qué de la existencia. La creatio ex nihilo (creación de la nada) subraya que todo lo que existe depende radicalmente de Dios, sin negar el dinamismo evolutivo del universo.

La ciencia explica el cómo, mientras que la fe ilumina el para qué de la existencia.

Dios, en su acto creador, ha dado origen a la diversidad de razas, culturas y pueblos, reflejando la riqueza de su amor en la pluralidad de la humanidad. Cada grupo humano, con sus lenguas, tradiciones y modos de vida, es una manifestación de la belleza de la creación. En un mundo marcado por la discriminación y el racismo, la fe en Dios creador nos desafía a reconocer la dignidad de todos los pueblos y a construir relaciones basadas en el respeto y la fraternidad.

Creer en Dios creador nos compromete con la creación. Como imagen de Dios, el ser humano es llamado a ser colaborador en su obra, no dueño absoluto. La visión ecológica cristiana nos interpela a cuidar nuestra casa común, reconociendo la naturaleza como don y no como objeto de explotación.

En tiempos de incertidumbre, la fe en Dios creador es fuente de esperanza. Nos recuerda que la historia no es absurda ni cerrada en sí misma, sino que se orienta hacia la plenitud en Dios. Creer en un Dios que crea y sostiene la vida es confiar en que todo existe por amor y para el amor.


Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.

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