Afirmar de Dios que es todopoderoso quiere decir que es capaz —de hecho, el único capaz— de generar vida a partir de la nada, por puro amor gratuito. Y no solo crea Dios la vida, sino que la sostiene.
Hay mucha cosa dicha aquí en muy pocas palabras. Porque eso de creo en no supone meramente que uno manifiesta un conocimiento intelectual de la existencia de Dios, sino que confía en. Es bonito arrancar el Credo así, abandonándonos en Alguien, en Él. Quizás lo complicado llegue a continuación.
Pero si lo pensamos bien, Dios solo puede ser uno. Porque en el momento en que aceptásemos que existen diversos dioses, cada uno dedicado a una dimensión de la realidad, estaríamos conformándonos con algo limitado, una especie de genio que podría solucionar parcelitas de nuestra vida, pero no Alguien en quien confiar nuestra vida entera. Y esto se da la mano con la afirmación de su poder.
Dios solo puede ser uno. Porque en el momento en que aceptásemos que existen diversos dioses, cada uno dedicado a una dimensión de la realidad, estaríamos conformándonos con algo limitado.
Asumo que lo de todopoderoso, como lo de Padre, a muchas personas les incomoda. Es comprensible. Solemos mirar primero al mundo y luego a Dios. Y al ver el ejercicio del poder o de la paternidad de tantos hombres en nuestros días, algo chirría si lo trasladamos a Dios. Pero debemos hacer el ejercicio al revés. Afirmar de Dios que es todopoderoso quiere decir que es capaz —de hecho, el único capaz— de generar vida a partir de la nada, por puro amor gratuito. Y no solo crea Dios la vida, sino que la sostiene, la recrea constantemente. ¿Cómo? A la manera de un Padre. Ser padre es apostar la vida por un hijo, sin saber cómo será; es cuidarlo y quererlo, aunque le salga a uno rana. Es respetar su libertad, sin perderlo de vista, cuando juegue a ser adulto, aunque se equivoque.
Confío en un Dios que me quiere y cuida sin parcelas, porque mi corazón es uno. Que me creó y me sostiene, recreando mi vida cada vez que le hago un roto. Que apuesta todo por mí respetando mi libertad, sin importar tantas veces en que demuestro haberle salido rana. Creo en Él.
Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.