“Del dolor y el temor a la alegría y la esperanza”, el Papa concluyó su visita a Chile y Perú

“El mejor modo de mantener la esperanza es estar unidos”, con estas palabras el Papa Francisco se despidió de las miles de personas congregadas en la celebración Eucarística en la Base Aérea de las Palmas de Lima, y así concluyó su 22º Viaje Apostólico Internacional.

CHILE: QUE EN LOS DESIERTOS DE NUESTROS TEMORES Y DOLORES, FLOREZCA LA ALEGRÍA Y LA ESPERANZA

El 22º Viaje Apostólico Internacional inició en la ciudad de Santiago con las inesperadas palabras del Papa Francisco a las autoridades chilenas: “Perdón, vergüenza y dolor”, palabras que enseguida tocaron un delicado y sentido problema de la Iglesia y la sociedad en esta parte del Sur de América, el problema de abusos sexuales contra menores por parte de ministros de la Iglesia. Al igual que el complejo reclamo de los pobladores originarios de la Araucanía, que hasta ahora no encuentra solución; como también el tema de la integración social de los migrantes en el norte del país, entre tantos otros.

A todos ellos, el Santo Padre les dijo que es necesario promover “procesos de transformación” para conseguir la unidad, pero no será posible esta unidad e integración si no se “acrecienta la capacidad de diálogo”, una capacidad que comienza con la “capacidad de escucha”. Este es el único camino, señaló el Pontífice, para que Chile pueda encontrar unidad y poder ver las alternativas más viables a sus problemas. Lo mismo vale para la Iglesia, sus ministros deben seguir estos “procesos de transformación” para poder sanar las heridas, y solo sabiendo escuchar, se podrá lograr esto.

PERÚ: TIERRA DE ESPERANZA POR SU BIODIVERSIDAD, SU JUVENTUD Y SU FE, NO SE DEJEN ROBAR LA ESPERANZA

“El mejor modo de mantener la esperanza es estar unidos”, un aliento, una exhortación al pueblo peruano que afectado por la “corrupción generalizada” de sus gobernantes siente que le roban la esperanza. Corrupción que se manifiesta en diversos ámbitos de la sociedad, e incluso llega a amenazar la rica biodiversidad de este país, generando una serie de consecuencias para el planeta y los más vulnerables de la sociedad.

A ellos, el Papa Francisco les recordó que “el Perú no es una tierra huérfana, es la tierra de la Madre”, es una tierra de esperanza, de esperanza por su biodiversidad, de esperanza por sus jóvenes, de esperanza por su fe popular y sus diferentes manifestaciones religiosas. Hoy más que nunca sus pastores deben ser constructores de unidad, la unidad es el único modo de mantener la esperanza y en esto deben estar atentos a la construcción de los nuevos ídolos, ídolos sedicientes que nos pueden robar la esperanza.

CON LOS OJOS DE FRANCISCO

Quienes hemos seguido a Francisco en estos dos maravillosos países, hemos visto desde una perspectiva diferente realidades de temor y dolor, realidades de alegría y esperanza, realidades de color y de vida que tienen la alegría de salir a las calles y soportar varias horas bajo el sol del verano del hemisferio sur.

Hemos visto la realidad con los ojos de Francisco, hemos visto a “quienes no ven” y solo quieren ser tocados, quizás como el ciego de quien habla el Evangelio, hemos visto a los descartados y los últimos, al pueblo de Dios que se congrega porque quiere ver, aunque sea por breves momentos, al Vicario de Cristo, el Sucesor de Pedro que los visita. Quedará grabada en su memoria, y por su puesto en la nuestra, el hecho de poder “haber encontrado” a Jesús.

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Fuente: www.vaticannews.va

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