Deporte, valores y desarrollo

Sr. Director:

Nuestro país invirtió 770 millones de dólares en la preparación y en la infraestructura de los Juegos Panamericanos 2023, levantando recintos deportivos y adquiriendo tecnología de primer nivel para la competición y práctica deportiva en diversas disciplinas. Hubo 41 países en competencia y se consideró ese certamen como el más importante realizado en Chile desde el Campeonato Mundial de Fútbol de 1962.

Mientras se trabajaba en la organización y en la construcción de las sedes, se argumentaba que ese esfuerzo no se dirigía únicamente a la realización de ese campeonato, sino a establecer para los chilenos una posibilidad de que contaran con infraestructura y facilidades para la práctica deportiva.

Para el Estadio Nacional, específicamente, se destinaron muchos recursos y a la remodelación, y modernización de sus instalaciones se sumó la construcción de seis nuevos centros de entrenamiento y competencias. Hoy, quienes tenemos la oportunidad de concurrir a alguno de ellos o de simplemente observarlos, no podemos evitar la sensación de que el país está desperdiciando una buena vía para que los jóvenes y los deportistas en general se desarrollen. Preocupa ver el insuficiente uso de muchas de sus instalaciones. Se echa de menos una actitud proactiva de promoción de planes con apoyo estatal o patrocinio privado para que más y más chilenos se incorporen a hacer deporte.

Son tan grandes las consecuencias negativas que el sedentarismo está causando en nuestra población que ese objetivo debiera tener prioridad a nivel de políticas de Estado. Y es de conocimiento compartido que la masificación de estilos de vida saludables tiene efectos positivos no solo en materia de salud, sino también en desarrollo integral de las personas y mejor convivencia social. Bien podría argumentarse que esta materia se vincula con derechos humanos que ojalá estuvieran mejor reconocidos a nivel institucional y normativo.

M. Teresa Idiáquez Bengoechea