La incorporación del componente emocional en la ciencia política no se da mediante imposiciones, sino que acontece a través de la subversión de la dicotomía entre razón y emoción.
La actual emergencia y consolidación de la derecha radical en el mundo se manifiesta como un fenómeno de significativa complejidad. Un reciente estudio, bajo el título La Construcción Emocional de la Extrema Derecha en España, por Paloma Castro y Erika Jaráiz (Madrid, CIS, 2023), proyecta luz sobre los aspectos emocionales que fundamentan la consolidación de la derecha radical en España, representada en el partido Vox, liderado por Santiago Abascal. Este estudio crítico desafía las perspectivas hiperracionalistas extremas, un paradigma indiscutido y omnipresente que ha condicionado la configuración y las interpretaciones formuladas desde diversas perspectivas sobre la política, y que se fundamenta en el debate en torno al dualismo razón-emoción y todas las implicaciones que este abarca (p. 131).
De igual manera, las autoras resaltan que la incorporación del componente emocional en el ámbito de la ciencia política no se lleva a cabo mediante imposiciones, sino que acontece a través de la subversión de la dicotomía entre razón y emoción. En términos más precisos, desafiando el dualismo excluyente, se aboga por una “simbiosis explicativa” con el objetivo de enriquecer los modelos explicativos relativos al comportamiento político (p. 133).
En particular, el libro subraya la importancia de las emociones en el desarrollo de actitudes y comportamientos asociados a la derecha radical, especialmente en el contexto de un marcado rechazo hacia ciertos grupos o colectivos, tales como migrantes y la izquierda política. Desde mi punto de vista, un análisis detenido revela que el odio hacia estos grupos encuentra sus raíces en una emoción primordial: el asco o la repulsión. Esta emoción, que se manifiesta de manera intensa, actúa como un impulsor poderoso de la xenofobia y el racismo.
Es esencial destacar que este fenómeno no se circunscribe únicamente a entornos europeos; su manifestación es evidente también en el contexto chileno. La retórica y las emociones desencadenadas en situaciones particulares, como la detención de un infractor extranjero o la participación de migrantes en el comercio ambulante, evidencian un patrón arraigado de aversión y repugnancia hacia estos grupos. Asimismo, la percepción desfavorable de la Plaza de Armas de Santiago, reflejada en comentarios despectivos que denotan una hostilidad marcada hacia migrantes de diversas nacionalidades, como peruanos, colombianos y venezolanos, confirma la presencia de estas emociones en el discurso público.
En este sentido, las redes sociales, como NoticiasLiveChile, con difusión en plataformas como Facebook e Instagram, se encargan de propagar este tipo de emociones que generan comentarios de odio hacia los extranjeros que cometen delitos, agrupando, en última instancia, a “todos los extranjeros”. Planteo que después del estallido social, la pandemia y la crisis migratoria, este tipo de noticias empezaron a difundirse con celeridad, lo cual podría suponer que afectó la percepción ciudadana, pasando de un respaldo a las protestas de octubre de 2019 a un aumento del conservadurismo punitivo y xenófobo. Esta dinámica es intrigante, ya que algunos académicos aún no han abordado este aspecto de manera exhaustiva y ofrecen explicaciones poco convincentes acerca de la transformación de una ciudadanía ávida de cambios y justicia social a una que considera positiva incluso la intervención militar en las calles para combatir el crimen organizado. Es por ello que, en el ámbito internacional, resulta difícil comprender cambios tan radicales en las orientaciones políticas de los chilenos, y ello se da al hiperracionalismo en los análisis, siguiendo a Castro y Jaráiz.
No obstante, en mi opinión, la crisis migratoria guarda una relación directa con este viraje conservador en la actualidad. Puede resumirse de la siguiente manera: el descontento (de clase) inicialmente dirigido hacia empresarios se ha redirigido hacia extranjeros vinculados al crimen organizado, principalmente venezolanos, desencadenando un sentimiento de animadversión hacia todos los “extranjeros”. Evidentemente, los extranjeros se han convertido en el chivo expiatorio para un país aún inmerso en crisis, un fenómeno que históricamente ha precedido a conflictos en Europa en las dos guerras mundiales.
El descontento (de clase) inicialmente dirigido hacia empresarios se ha redirigido hacia extranjeros vinculados al crimen organizado, principalmente venezolanos, desencadenando un sentimiento de animadversión hacia todos los “extranjeros”.
Por su parte, cabe destacar que se establece una peligrosa asociación entre la presunta “suciedad” del centro de Santiago con la presencia de migrantes latinoamericanos. Esta cuestión requiere una investigación más detallada para discernir los prejuicios existentes en la contemporaneidad. Paradójicamente, la comuna de Estación Central se está configurando con una imagen notablemente desfavorable y peyorativa, caracterizada por la confluencia de calles, la presencia de venezolanos y una considerable actividad de comercio ambulante. Es probable que estos prejuicios se propaguen a otras ciudades de Chile, como el centro de Antofagasta o áreas periféricas en Iquique y Arica, entre otras.
En Chile, la carencia de políticas de integración, o en su caso, la escasa notoriedad de las existentes para la población en general propicia un modelo de asimilación regulado por las dinámicas del mercado. A diferencia de la realidad en Europa Occidental, los sentimientos de rechazo y estigmatización hacia los migrantes en Chile aún no han sido canalizados políticamente por algún grupo de derecha radical (por ejemplo, Partido Republicano). José Antonio Kast, al parecer, no adopta un tono agresivo ni violento contra los migrantes, en contraste con líderes europeos como Viktor Orbán o Giorgia Meloni. Sostengo que la influencia del catolicismo mariano permite a José Antonio Kast moderar su discurso, orientándolo más a cuestiones como la defensa del libre mercado radical, siguiendo la línea que caracterizaba a la UDI en la década de los 90. La temática de la “zanja en la frontera” parece no haber trascendido más allá de ser un mero recurso para captar votos en 2021.
Sin perjuicio de lo anterior, el estudio de las investigadoras españolas Castro y Jaráiz marca un hito al abrir una puerta hacia la comprensión más profunda de cómo las emociones desempeñan un papel significativo en la configuración y expansión de la derecha radical tanto a nivel global como local. Este enfoque emocional ofrece una perspectiva valiosa que complementa y enriquece las tradicionales análisis racionales, proporcionando una visión más completa de los factores que contribuyen al auge del radicalismo de derecha.
BIBLIOGRAFÍA
— Castro, P y Jaráiz, E. (2023). La construcción emocional de la extrema derecha en España. Madrid: CIS.
Imagen: Foto de Ambrozjo, FreeImages.