Corporación 3xi busca fomentar una cultura del encuentro: ha estado colaborando en la Araucanía, la crisis del Sename y el desafío de la reinserción de los privados de libertad. Y espera aportar en la Convención Constitucional.
Desde antes que se instalara la Convención Constitucional, la corporación 3xi ha buscado cuidar los espacios de diálogo. En conjunto con más de treinta instituciones de la sociedad civil, creó la campaña #PorElDiálogo, viralizando mensajes en redes sociales y organizando seminarios y live, todo con la idea de instalar el poder transformador del encuentro. En este momento, se han dispuesto a entrevistar a tres convencionales por semana para retratarlos como personas, publicándolos en medios regionales. Han ofrecido apoyo en lo que sea necesario para consolidar instancias para la conversación entre los convencionales y de estos con los ciudadanos.
Se trata de fortalecer una cultura del encuentro, tal como 3xi lo ha querido hacer desde que la entidad fue creada el año 2017. A contar de entonces, han efectuado treinta reuniones para tratar temas clave para Chile. Han tenido a más de dos mil participantes en distintas actividades, que involucran acciones para atender el drama de quienes viven en situación de calle (programa “Juntos en la calle”), proyectos sociales que relacionan a empresas con organizaciones de la sociedad civil, y labores de fomento de la reinserción laboral de personas privadas de libertad, labores que surgieron a partir de la exposición “Los muros de Chile”. En el programa «Juntos por la infancia» la corporación ayuda a que cincuenta empresas se involucren con residencias colaboradoras del Sename.
La corporación 3xi, sin fines de lucro y financiada por sus socios y por donaciones, está liderada por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), la Asociación de Emprendedores de Chile (ASECH), la Comunidad de Organizaciones Solidarias (COS), el Sistema de Empresas B y el Centro de Innovación UC. Optaron por actuar en conjunto en base al diagnóstico de que Chile tiene una convivencia muy dañada, producto de grandes desigualdades económicas y de trato, acuñadas por década o, incluso, siglos.
Como explica su director ejecutivo, Camilo Herrera, a la base de las actividades está la idea de que “el diálogo es un fin en sí mismo” y que el solo hecho de llevarlo a cabo conduce a un cambio positivo.
—Buscamos favorecer un cambio cultural, facilitado por el encuentro con el otro. Entendemos que, cuando el diálogo transcurre sinceramente, todos los que intervienen se transforman. Lo que ha ocurrido en Chile es que siempre confundimos el diálogo con una negociación. Un ejemplo es el problema mapuche. Cuando tratamos ese tema, algunos hablan del terrorismo, otros de la quema de camiones, de la reivindicación de tierras, del colonialismo español, de la pobreza y la exclusión social, otros de la identidad cultural. Sin embargo, lo primero es ponerse de acuerdo en qué problema hay que abordar. Eso se olvida y por eso muchas veces hay un diálogo de sordos. Cada uno habla desde su propia biografía y desde su propia historia. Así, dialogar permite entender desde dónde un tema preocupa al otro. Como diría Maturana, permite ver al otro como a un legítimo otro. Por otra parte, como señala el Centro Nansen, lo que una persona expresa es solamente la punta del iceberg. Entonces, lo que permite el encuentro sincero y bien hecho es entender todo lo que está abajo: las motivaciones, los sentires y la historia.
LOS PARES IMPROBABLES
—¿Qué quiere decir “3xi”?
La primera “i” es la “Incluyamosnos”. Y el “nos” es bien importante en la conjugación: todos nos sentimos incluidos y beneficiados. Buscamos lo que llamamos los “pares improbables”, vale decir, gente que normalmente no se toparía. Queremos que se conozcan. Lo que hacemos en esos encuentros es que, quien tenga el tiempo, los deseos o la voluntad o la apertura de escuchar a otro, y ese otro cuenta qué le importa, qué quiere cuidar, qué le preocupa, qué le duele, entonces esa primera persona también puede contar qué le importa o qué le preocupa. Ambos se inspiran. Ahí está la segunda “i”, que es “Inspiremosnos”. Finalmente, si ese encuentro entre personas tan improbable ocurre de manera auténtica y verdadera, cuidada en un clima de confianza que ha sido protegido, en el que nadie se sienta amenazado, lo que va a pasar es que nadie terminará siendo el mismo. Por eso: “Innovemosnos”, que es la tercera cosa que cambiamos.
—¿Qué condiciones deben cumplirse para que cada encuentro sea exitoso?
Todo lo hacemos en espacio seguro. Le pedimos a la gente que deje las redes sociales. Son encuentros privados, no secretos. Lo que buscamos es que la conversación sea auténtica. Nunca hacemos un encuentro para desarrollar un proyecto o una agenda, porque cuando cada uno llega con una agenda a un encuentro, se comienza a hablar de la agenda y no de quienes dialogan. Si se pone el foco en el propósito, se mata la relación. El foco tiene que estar en la relación. Lo que sí ocurre es que, después del encuentro, surgen las “iniciativas inspiradas en el 3xi”: las personas se envalentonan y ocurren cosas, como el lanzamiento de programas que hemos efectuado con gente que vive en la calle, personas privadas de libertad o jóvenes en casas de acogida. Participamos en los esfuerzos de diálogo que encabezó en su momento el ministro Alfredo Moreno en la Araucanía. Ahora vamos a tomar al personal de Salud y vamos a llevar a la gente a agradecerles, entendiendo que el acto de agradecer enriquece no solo al que recibe, sino al que lo da. Pintaremos once murales a lo largo de Chile, que queden como testimonio histórico de ese agradecimiento. Y lanzaremos un portal en el que vamos a invitar a la gente a que quiera expresarlo.
CUIDAR QUE EL DIÁLOGO SEA POSIBLE
—¿En qué sentido creen que podrían apoyar el diálogo en la Convención?
Hemos pensado mucho en eso. Aquí puedo transmitir una reflexión. Cuando se construye un puente, hay que diseñarlo, contratar ingenieros y trabajadores, y hay que financiarlo y mantenerlo. Sin embargo, está el riesgo de que alguno de los lados del puente pueda sentir que el puente no es legítimo, sobre todo si no participa desde el diseño. Así, por mucho que el puente exista, puede que no logre unir. Es muy delicado el espacio constituyente en este minuto. Están todavía instaladas las desconfianzas. Nosotros hemos dado señales de que estamos disponibles y hay varios constituyentes con los que mantenemos contacto y que se han sumado a la campaña «por el diálogo». Hemos estudiado los procesos constituyentes en varias partes del mundo y muchos nos advirtieron que en un primer momento lo que se da es que cada uno llega con sus demandas y mostrando sus plumas: se actúa como los haka de los rugbistas neozelandeses. Por eso, se considera que el momento de redacción del reglamento es el más delicado y el que más tensiona. Sin embargo, confiamos en que luego surja un espacio de mayor escucha y de diálogo. Hemos actuado junto a más de treinta organizaciones de la sociedad civil, entre ellas, Tenemos que hablar de Chile, Fundación Colunga, Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Elige Educar, Comunidad de Organizaciones Solidarias, Sistema B, entre varias otras. Estamos enviando mensajes, declarándonos disponibles para ayudar a los procesos de participación ciudadana, lo que queremos es, más bien, rodear la Convención Constitucional de gente que les diga «estamos acá para cuidar el espacio de diálogo». MSJ