Elecciones e Inteligencia Artificial: Lo que está en juego

¿Qué hacemos para cuidar las elecciones y nuestra democracia? Un elemento que podría contribuir en favor de un proceso de elecciones transparente y sin confusiones es la realización de un código de ética para el uso de IA en campañas, que los partidos adopten voluntariamente.

Ad portas del nuevo proceso de elecciones que se realizará en el país, es totalmente necesario —por no decir urgente— informarse sobre el uso de determinadas herramientas en sistemas de Inteligencia Artificial, que pueden producir, sin duda, impactos negativos en nuestra sociedad.

Por ello, más que nunca, es imperativo resguardar el proceso democrático que se aproxima, teniendo en cuenta que mediante la IA se puede suplantar la voz y realizar videos, lo cual, a todas luces, podría provocar un mal uso de las campañas políticas.

La IA tiene el potencial de exacerbar la desinformación y las noticias falsas a un nivel sin precedentes. Los deep fakes o contenidos generados por IA, que imitan a personas reales, diciendo cosas que nunca dijeron, podrían inundar las redes sociales, dificultando discernir entre lo verdadero y lo falso. Aunque la segmentación microscópica de los votantes puede incrementar la participación gracias a la entrega de mensajes altamente personalizados, esto también abre la puerta a la sutil manipulación de los electores.

Cabe destacar que la difusión de desinformación ha llegado a posicionarse de forma recurrente en las campañas electorales, lo cual deja en evidencia una falta de regulación de la IA. Prueba de ello es el caso de Cambridge Analytica, que dejó al descubierto la utilización de información personal de más de 87 millones de usuarios para favorecer la campaña de Donald Trump en 2016. Con ello, se probó que la microsegmentación y el análisis de datos pueden usarse para manipular la opinión pública y alterar el curso democrático.

SE LEGISLAN PRINCIPIOS

Entonces, ¿qué hacemos para cuidar las elecciones y nuestra democracia?

Es importante saber que en Chile en materia de regulación de IA estamos en un buen nivel con respecto a otros países, cercano a lo que está pasando en Europa. Y, respecto del proyecto de ley que sobre esta materia ingresó el Gobierno hace unas semanas, se vislumbra una buena y contundente propuesta. Si bien no estará vigente para enfrentar las elecciones, lo cierto es que es un primer paso positivo. Sin embargo, la clave es entender que lo que uno legisla son principios, no se legisla tecnología.

Cabe destacar que el proyecto de ley del Gobierno sobre normas respecto de la inteligencia artificial, presentado el 7 de mayo a la Cámara de Diputados, incluye medidas como una clasificación con cuatro niveles de riesgo según uso de la tecnología. Estos serán definidos por un Consejo Asesor y con sanciones a cargo de la futura Agencia de Protección de Datos Personales.

Asimismo, desde el Ministerio de Ciencias explicaron que la iniciativa calibra la necesidad de protección con la innovación, permite la entrada de nuevos actores y promueve los espacios de prueba controlados para sistemas de IA, planteando, además, medidas dirigidas a empresas de menor tamaño en esta materia.

En cuanto a los riesgos, el proyecto clasifica los sistemas en cuatro categorías: riesgo inaceptable, alto riesgo, riesgo moderado y sin riesgo evidente, siguiendo el modelo de la Ley de IA de la Unión Europea.

TENER A LA VISTA LOS RIESGOS

En ese sentido, en lugar de exigir que las tecnologías pasen por un proceso de certificación o análisis antes de entrar al mercado, se estableció que cada empresa clasifique sus sistemas de IA en base a un listado de riesgos que se elaborará, donde cada categoría tendrá reglas específicas que cumplir. De hecho, la ministra de Ciencias explicó que «las sanciones para quienes no lo hagan serán administrativas, aplicadas por la futura Agencia de Protección de Datos Personales, en un procedimiento regulado por ley y en el que se puede apelar en las cortes de apelaciones».

De esta manera, no parece necesario desarrollar una ley específica ni exclusiva para salvaguardar las elecciones del impacto de la IA. En lugar de ello, sería más efectivo y eficiente enfocarse en implementar y posiblemente ajustar esta legislación propuesta para abordar los desafíos específicos que la IA plantea en el contexto electoral.

La ley de IA, junto con la legislación sobre protección de datos personales, podría establecer una base sólida para regular el uso ético y responsable de la IA, incluidas las campañas políticas y procesos electorales. Estas leyes pueden ser complementadas con directrices específicas o regulaciones secundarias que aborden directamente el uso de tecnologías de IA en la esfera política, asegurando la transparencia, la veracidad de la información y la protección contra la manipulación.

La ley de IA, junto con la legislación sobre protección de datos personales, podría establecer una base sólida para regular el uso ético y responsable de la IA, incluidas las campañas políticas y procesos electorales.

Este enfoque también permite una mayor flexibilidad para adaptarse a la rápida evolución de la tecnología de IA, garantizando que la legislación pueda actualizarse eficientemente a medida que surgen nuevos desafíos y oportunidades.

Por tanto, el foco debe estar en asegurar la plena aplicación y, cuando sea necesario, la actualización de las leyes existentes para reflejar las realidades contemporáneas del uso de la IA en contextos electorales.

A LA ESPERA DE LA LEY

No obstante, ¿qué medidas se pueden tomar mientras se desarrolla la tramitación de esta ley propuesta por el Gobierno? No hay que quedarse de brazos cruzados.

Por un lado, los incentivos para las plataformas de redes sociales podrían incluir beneficios de reputación que aumenten la confianza de los usuarios en sus servicios y, potencialmente, evitar regulaciones más estrictas y sanciones por parte de los gobiernos, por ejemplo, como lo que ocurre con TikTok en EE.UU.

La transparencia en la publicidad política no solo es demandada por los usuarios, sino que también se está convirtiendo en un estándar esperado por los reguladores y el público en general, lo que podría impulsar a las plataformas a adaptarse para mantener su competitividad y cumplir con las regulaciones nacionales e internacionales.

Asimismo, la colaboración internacional también es clave. Chile podría sumarse a iniciativas para establecer estándares para el uso ético de la IA, aprendiendo de la experiencia de otros países y contribuyendo con sus propias lecciones.

A nivel mundial, existen iniciativas, como la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial de la UNESCO, que buscan proporcionar un marco universal de valores, principios y acciones para orientar a los Estados en la formulación de leyes y políticas relacionadas con la IA. Este instrumento enfatiza la inclusión, igualdad de género, y la protección del medio ambiente, promoviendo un diálogo global e intercultural para abordar las cuestiones éticas que rodean a la IA.

UN ENFOQUE COLABORATIVO

Con todo, estos esfuerzos subrayan la importancia de un enfoque colaborativo y multidisciplinario para asegurar que el desarrollo y la implementación de la IA sean éticos y beneficiosos para la humanidad.

Además, se deberían desarrollar campañas educativas sobre la necesidad de verificar la información antes de compartirla, así como técnicas para identificar noticias falsas.

Un elemento que podría contribuir en favor de un proceso de elecciones transparente y sin confusiones es la realización de un código de ética para el uso de IA en campañas, que los partidos adopten voluntariamente. Esto, sin duda, establecería límites claros sobre qué prácticas son aceptables. Este código de ética debería incluir compromisos para evitar la desinformación y el uso de datos personales sin consentimiento.

LA TAREA LEGISLATIVA

Finalmente, el segmento legislativo debería estar conversando con las grandes empresas respecto de cómo esto se puede prevenir, y ellos tienen que ser un aliado en esto.

Sin una ley promulgada, debemos actuar entre todos. La responsabilidad es nuestra, de los partidos políticos, ciudadanos y plataformas tecnológicas. Solo así podremos salvaguardar nuestra democracia.

Y a las personas hay que decirles que traten siempre de validar la información. La educación en esta etapa es clave. Hay mucho en juego.

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0