Los comunistas chinos ajustan la línea

¿El próximo secretario general del Comité Central del PCCh? La continuidad se da por descontada. Será Xi Jinping, 69 años, quien ya ejerce el cargo.

El próximo congreso del Partido Comunista de China (PCCh), el 20avo, fijará el rumbo de Beijing para los años venideros. Cada quinquenio, el PCCh realiza un congreso nacional para elegir a sus dirigentes y fijar el derrotero político que guiará al conjunto del país. Es una responsabilidad que los 96 millones de militantes comunistas entregan a 2.300 delegados escogidos para asegurar la continuidad de la hegemonía partidaria. En el evento, los y las electas designarán al liderazgo que determinará las políticas que marcará las vidas de 1.425 millones de sus compatriotas. Y, dada la gravitación de China en el mundo, todas las latitudes acusarán su impacto. Por ello, los ojos de muchos, en todo el orbe, estarán atentos al evento que comienza el 16 de octubre, y especial atención recibirán quienes integrarán el poderoso buró político que acompañará al próximo secretario general. En cuanto a quién será el timonel supremo, como gustan decir los chinos, no hay mayor misterio. La continuidad se da por descontada. Será Xi Jinping, 69 años, quien ya ejerce como secretario general del Comité Central del PCCh. Y también es el presidente de la República Popular China. Además, preside la gravitante Comisión Militar Central, que tiene la tutela de las fuerzas armadas. Además, ha estado muy atento en asegurar el control de otro pilar clave del poder: la poderosísima Comisión de Propaganda, que suma cientos de miles de miembros responsables de alinear a la población tras las metas fijadas. Como lo señaló uno de sus miembros: el que controla la comisión, tiene la elección de la jefatura partidaria asegurada.

A estas alturas, la figura de Xi, independiente de sus logros o fallos, solo puede compararse en la percepción popular a la del «gran timonel», Mao Tse Tung. Llamar a Xi en los documentos partidarios «el piloto al timón» es un esfuerzo más por elevarlo al más alto nivel. El cónclave que se realizará, a puertas cerradas, en el Gran Salón del Pueblo situado en la histórica plaza de Tiananmen, en el corazón de Beijing, suele durar una semana. A propósito, no está demás escuchar el consejo de Xi: «Para entender la China actual, uno debe aprender a entender al PCCh».

TIGRES Y MOSCAS

Una especulación que suele recorrer las altas esferas es quién está al servicio de quién. ¿Xi es el instrumento del Buró Político para aplicar sus políticas, o es Xi quien tiene la batuta? Todo indica que la aguja apunta a que es Xi quien tiene la última palabra.

Uno de los logros atribuidos a la actual directiva es la larga campaña contra la corrupción, en particular en el seno del PCCh y la administración pública. Algo que fue llevado a cabo bajo la consigna de combatir con la misma decisión «a tigres y a moscas», tomado de un viejo proverbio que insta a no discriminar entre poderosos y débiles, ni con los que se encuentran entre medio. Todos los estratos de la sociedad sufrían la gangrena del enriquecimiento ilícito, algo que erosionaba severamente la legitimidad de las autoridades, al punto que Xi advirtió que amenazaba al propio PCCh.

Una especulación que suele recorrer las altas esferas es quién está al servicio de quién. ¿Xi es el instrumento del Buró Político para aplicar sus políticas, o es Xi quien tiene la batuta?

Uno de los primeros tigres en caer, a comienzos del 2012, fue Bo Xilai, miembro del Buró Político y secretario del partido de la ciudad Chongqing, una de las mayores del país. Bo, un rival directo de Xi al liderazgo, fue acusado de estar envuelto en el oscuro asesinato de un hombre de negocios inglés que colaboraba con su esposa. Incriminado por corrupción y lavado de dinero, terminó tras las rejas, donde aún está. Junto a él cayeron varios altos dirigentes. El incidente despertó suspicacias sobre si la campaña anticorrupción era genuina, o bien una mera cortina de humo ideada por Xi para despejarse el camino. Lo cierto es que la ofensiva contra las coimas y negociados continuó y llegó a alterar ciertas costumbres. Se apreció una notoria disminución de grandes banquetes y suntuosos regalos a cambio de favores de parte de las autoridades. La campaña con distintos niveles de intensidad sigue vigente. Es la más prolongada, amplia y dura desde los tiempos de Mao. Millares de militantes y funcionarios han sido destituidos y muchos encarcelados por acusaciones de corruptela. Algunos observadores estiman que la campaña está proyectada hasta el 2035, tras la meta de reestructurar China, política y económicamente. Es un ejercicio sin fronteras. Cientos de empresarios han sido repatriados, incluso algunos contra su voluntad. El organismo encargado de perseguir a los transgresores, allí donde los encuentren, es la Comisión Nacional de Supervisión (CNS), una suerte de fiscalía que tiene pocas limitaciones. Casi siempre obtiene las confesiones que busca y, desde ese punto, la condena es un mero trámite administrativo. Organizaciones de derechos humanos apuntan que la CNS suele actuar, a menudo, violando el estado de derecho. De hecho, sus poderes para investigar son superiores a los de la policía. Pero tal es el malestar público con la corrupción, que la población tiende ignorar la mano dura de la CNS.

Un rasero por el cual son evaluados gobiernos, a lo largo del mundo, es su éxito o fracaso para enfrentar el embate del COVID-19. La respuesta tradicional de países como China e India, con vastas superficies y numerosa población, ha sido cerrar las fronteras y, cuando ha sido posible, vacunar a la población. La estrategia china de «COVID cero» implicó un arduo debate sobre los enormes costos económicos y sociales de aislar grandes masas de personas, política que sigue vigente donde aparecen portadores del virus. El lema del PCCh para las circunstancias es: «El pueblo primero, la vida primero».

Es prematuro juzgar la eficacia del enfoque de Beijing. Pero, según las estadísticas de la universidad estadounidense Johns Hopkins, el total de muertes a causa de la pandemia en China alcanzaba a 15.338 personas. En India, con una población equivalente, 568.310 fallecidos y Estados Unidos, con menos de un cuarto de la población de los dos anteriores, se registraron 1.056.406 decesos. Un éxito en vidas, pero con un enorme costo social y económico, pues requirió confinar a cientos de millones de personas y la paralización de sectores de la economía. El gobierno chino carece de la legitimidad que otorgan las urnas. A cambio, busca exhibir resultados positivos. En el caso del covid-19 Xi proclamó: «La pandemia muestra, una vez más, la superioridad del sistema socialista con características chinas».

Un éxito reivindicado en el período de Xi es la eliminación de la extrema pobreza. Una meta fijada por Comité Central del PCCh en octubre del 2015, para ser alcanzada hacia el 2020. Desde que asumió el cargo de secretario general del Partido en 2012, el líder chino dio prioridad a la erradicación de los sectores más postergados. Sin embargo, hay expertos que cuestionan las cifras por los criterios utilizados. En China la pobreza extrema se define por unos ingresos anuales menores a 620 dólares, lo que representa 1,69 dólares diarios versus 1,90 dólares al día fijados como cota por el Banco Mundial. Las autoridades chinas argumentan que el umbral del país, calculado en poder adquisitivo real, es de 2,2 dólares al día. En los últimos 30 años el régimen puede reivindicar que 745 millones de personas salieron de la condición de extrema pobreza en el país.

En otras esferas, sin embargo, el panorama es menos alentador. La economía ha perdido dinamismo y la tasa de crecimiento ha caído a un nivel modesto. El desempleo, en especial en la franja entre 16 y 24 años, aumenta en forma sostenida. En materia de viviendas se han registrado protestas ante algunos bancos. Deudores habitacionales se han negado a pagar dividendos, porque sus propiedades no han sido debidamente terminadas.

LA MITAD DEL CIELO

La expresión estar metido en «un zapato chino» viene de la antigua y bárbara costumbre china de forzar a las niñas a usar zapatos más pequeños que sus pies. Esta práctica causaba grandes dolores para conseguir el objetivo de atrofiarlos. Los deformados pies femeninos eran considerados eróticos por los hombres. En la realidad, dañar los pies era un método para mantener relativamente inmovilizadas a las mujeres que no podían caminar grandes distancias, y así huir de sus maridos o apoderados. Las cosas cambiaron en forma radical en 1949 con la llegada de los comunistas al poder. Una de las reformas radicales fue la emancipación de las mujeres. Pero, pese a los formidables avances en su condición, todavía tienen un largo camino que recorrer hasta alcanzar la paridad. Mao Tse Tung proclamó la paridad de género con poéticas palabras «las mujeres sostienen la mitad del cielo». La porfiada realidad es otra, pues en el todopoderoso Buró Político hay apenas una mujer entre sus veinticinco integrantes. Es posible que las mujeres sostengan la mitad del cielo, pero es claro que los hombres manejan de manera abrumadora los puestos claves del PCCh. En el Comité Central, las mujeres, que constituyen 48,7 por ciento de la población, alcanzan a un mero 7,9 por ciento. Son 30 mujeres frente a 376 varones. Los 26 ministros del Consejo de Estado son todos hombres.

Es posible que las mujeres sostengan la mitad del cielo, pero es claro que los hombres manejan de manera abrumadora los puestos claves del PCCh. En el Comité Central, las mujeres, que constituyen 48,7 por ciento de la población, alcanzan a un mero 7,9 por ciento.

Desde una perspectiva más amplia, el debate sobre dónde conduce el credo del «socialismo con características chinas» está vigente. Algunos de sus críticos apuntan con ironía que sería más ajustado a la realidad hablar de «capitalismo con características chinas». Basan esta observación en el hecho de que la propiedad de la mayoría de los medios de producción está en manos privadas. En lo que toca al PCCh, no es un tema que le inquiete. Su mensaje, antes que clasista, es profundamente nacionalista. Su meta es convertir a China en la nación más próspera del planeta. A juzgar por la experiencia de las últimas décadas, consideran que están bien encaminados.

En términos de su producto interno bruto, China debería superar a Estados Unidos alrededor del 2030. Existen diversas estimaciones, según el método de cálculo. El discurso partidario subraya los logros en el mejoramiento de las condiciones de vida y el avance cuántico en el campo tecnológico, que han convertido al país en la segunda potencia mundial.

Los líderes chinos señalan que su avance ha beneficiado a muchos países y esa es, justamente, la causa de muchas fricciones con Occidente, que acusa el golpe de la competencia y pérdida de influencia. China, una de las naciones más antiguas, tiene una profunda reserva histórica para alimentar su discurso de optimismo en un destino manifiesto. El PCCh ha logrado erigirse en el guardián del destino de la nación. En esta condición, el partido utiliza todo el poder del Estado para combatir el más leve asomo de separatismo. Sean las demandas independentistas en Taiwán o las reivindicaciones autonomistas en el Tibet, en Xinjiang o Hong Kong.

Beijing busca eludir el cerco que le tiende Estados Unidos y sus aliados para debilitar su desarrollo e influencia internacional. La filosofía china expresada por el estratega Sun Tzu, ya cinco siglos antes de nuestra era, basa su enfoque en la debilidad del adversario antes que en la fuerza propia. De allí su reflexión: «El arte supremo de la guerra consiste en someter al enemigo sin combatir». El liderazgo chino actual estima que la profunda disfuncionalidad de la política estadounidense terminará neutralizando los esfuerzas de Washington. Los tigres son una alusión recurrente de la imaginería China. En los albores del régimen comunista, Mao sentenció que el «imperialismo es un tigre de papel». Hoy, sus continuadores parecen evocar otro proverbio ancestral, que evoca el gran reemplazo: «Si no hay un tigre en la montaña, los monos quedan a cargo».

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0