Música para saludar a la primavera

Comentario del mes a lo más destacado de la música nacional e internacional.

Melodías, pianos, números, reminiscencias… Todas estas son las flores con que la música saluda a esta primavera que se inaugura vacilante, en las postrimerías de un septiembre intenso e interminable. Ya hemos hablado antes de la importancia (y de la necesidad) de sobrevivir a como dé lugar a las celebraciones de Fiestas Patrias en Chile. ¿Alguien conoce otro país en que se celebren con tal intensidad y duración? Si a eso le agregamos la memoria siempre dolorosa (o incómoda) del gran quiebre de 1973, septiembre resulta ser un mes arduo, por decir lo menos. Ante ello, mejor abramos la mirada y fijemos nuestro oído más allá de nuestras extensísimas e intrincadas fronteras nacionales.

MASSIMO COLOMBO: NUMBERS, OP. 717 (2023)

Massimo Colombo, el fino músico italiano, el pianista talentoso, el que sabe acomodarse a estilos muy diversos y brillar en cada uno de ellos… Este es el Colombo que hemos podido disfrutar tantas veces y que he destacado ya en esta página. Si miramos su discografía, nos impresionará no solo su abundancia, sino también su variedad. Por sus manos han sido grabadas obras musicales tan diversas como las de J. S. Bach, Chopin, Schumann, Brahms, Grieg, Debussy, Satie, Poulenc… Pero también de autores contemporáneos, como John Williams, y de grandes representantes de la mejor música popular (Burt Bacharach) y del jazz (Bud Powell, Weather Report). Pero tal vez su aporte más notable ha sido su propia creatividad en cada uno de esos mundos. El subtítulo de esta obra es, en realidad, un dato duro: se trata de la obra número 717 de su catálogo como compositor. En ella el pianista italiano despliega su ya conocida musicalidad en pequeños fragmentos que invitan a imaginar paisajes, mundos, situaciones.

Dada la reciente aparición de esta opus, no he logrado encontrar información sobre ella. Esto nos permite darnos la libertad de soltar la imaginación sobre la idea del autor de titular con números las diversas piezas del disco. Supongamos que esta nominación no es una simple enumeración. De hecho, no lo es: cada tema lleva el nombre de un número, pero ¿por qué ese número? ¿Nos da la música misma alguna pista al respecto? Todos podemos tener un número favorito. Si está entre los incluidos en esta producción, ¿en qué medida nos conectamos personalmente con la composición de Massimo Colombo? Si hay alguna conexión, al menos alguno de estos números se habrá convertido en algo más que una mera cifra.

BAPTISTE TROTIGNON: BREXIT MUSIC (2023)

Baptiste Trotignon es, como muchos pianistas de jazz actuales, un músico de formación clásica desde muy temprana edad. Eso le ha dado, sin duda, una base sólida para enfrentar con seguridad técnica grandes desafíos musicales a través de su carrera. En torno a los 20 años hizo un giro hacia el mundo del jazz, y ha permanecido en él hasta hoy, ya en el umbral de la flor de la edad: la cincuentena.

En esta, la última producción de una considerable discografía a partir de Fluide, de 2000, que fue un disco especialmente alabado por la crítica, nos encontramos con algo realmente original, aunque en una producción que se define y se caracteriza, paradójicamente, por su diálogo con composiciones de otros. Revisando sus discos anteriores, se observa que es un músico que no ha eludido el aventurarse en diversos estilos, aun a riesgo de sucumbir en el intento. En algunos casos, como en Chimichurri (2016), con el percusionista argentino Minino Garay, impresiona por su audacia para adentrarse en tipos de música muy distantes de su contexto de origen cultural y de su formación. Pero aquí es distinto: lo que presenciamos y escuchamos es su encuentro con el mundo de la mejor música popular británica, acogiéndola, asumiéndola y releyéndola creativamente en y desde su universo jazzístico. El resultado es óptimo: no sé cómo, pero logra respetar el espíritu original de melodías que se concibieron para ser escuchadas en un viaje en auto, o en la cocina mientras se prepara el desayuno, y al mismo tiempo logra enaltecerlas, en un auténtico acto de recreación artística. El disco parte con una versión de «Drive My Car» (Lennon & McCartney) y, sin respiro para el oyente, continúa con «Message in a Bottle» (Sting/The Police), «Money» (Pink Floyd) y más adelante «Karma Police» (Radiohead), «We Are The Champions» (Queen)… y varios hits más, aunque ya con estos el oyente quedará, creo, sorprendido y agradecido por todo lo que esta música nos ha brindado y nos sigue brindando hoy.

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