Trovadoras para un tiempo de recogimiento

Comentario del mes a lo más destacado de la música.

Poco suele tener de recogimiento la Cuaresma para los creyentes del hemisferio sur y en particular de Chile, donde este tiempo litúrgico coincide con el fin del verano y el comienzo del año laboral. Todo, o casi todo, es agitación, recomenzar, «calentar los motores», ponerse al día, reorganizar la vida cotidiana. Sumidos en este clima de reactivación, podemos, como tantas veces, encontrar apoyo en la música para encontrar momentos de paz. Por cierto, no solo en la así llamada «música sacra», sino en cualquier expresión musical que nos ayude a reconectarnos con nosotros mismos, con aquellos que comparten el camino y, así, con el (a menudo) esquivo sentido de todos nuestros afanes. Les presento dos trovadoras de estos tiempos, que pueden ser una buena compañía.

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NADIA REID: ENTER NOW BRIGHTNESS (2025)

Nadia Reid es una cantante y compositora nacida en Nueva Zelanda en 1991. O sea, es menor que mi hijo mayor. Me impresiona cómo la vida nos pone en estas situaciones de encuentros intergeneracionales. Cuando la escuché por primera vez, pensé que se trataba de una mujer mayor, sobre todo por su estilo y por la atmósfera hippie que genera su música. Era como escuchar de nuevo aquellas canciones de sonido acústico de Cat Stevens o, mejor, de Joni Mitchell, a comienzos de los setenta. Nadia Reid viene a hacernos presente que la buena música, sea cual sea su estilo, va y viene a través del tiempo, con total independencia de las modas. Este disco es uno de los poquísimos que lograron llamar mi atención en los meses de verano. Es agradable de escuchar, está muy bien producido y, sobre todo, nos conecta, sin complejo alguno, con la búsqueda de la belleza y de la armonía, en melodías y rítmicas más bien simples.

Destaco de este disco su claro sentido de la gradualidad, por el que la artista va llevando al oyente en un viaje desde sonoridades puramente acústicas, con la canción inicial «Emmanuel», a otras de mayor complejidad. En el segundo corte, «Cry on Cue», se pasa a un sonido más integral y más moderno, con base rítmica completa, piano y otros teclados. El tercer tema, «Baby Bright», parte sumando a todo ello bronces y coros, que en el resto de la composición sostienen la voz de la artista en un diálogo continuo con el piano. En adelante, en la misma progresión, van apareciendo sonoridades incluso más modernas, como baterías programadas, pero sin salirse de un esquema más bien tradicional de composición. De hecho, el séptimo corte, «Even Now», es un retorno abrupto a un estilo country más puro. Los tres temas restantes vuelven a la síntesis ya consolidada. En suma, el disco es un regalo para los que disfrutan con canciones llenas de poesía y de estructura melódica simple y clara. Canciones para escuchar, para pensar, para «sacarse la calle» (como dice un amigo) en el retorno diario a casa… Canciones, también, con las que la joven Nadia nos conecta con el mundo y la vida de hoy.

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JULIE HAMELIN: CHAPITRES (2025)

Me llamó la atención este disco reciente, clasificado en Apple Music como de jazz, sobre todo por venir del mundo francoparlante, poco abordado en estas crónicas. De lo poco que he logrado averiguar de Julie Hamelin es que no es una simple cantante de jazz, habida cuenta, además, de la amplitud del género así denominado. Es una cantante de gran formación musical y también compositora, actriz y narradora (nosotros diríamos «locutora»), que, entre otras tareas, pone su voz al servicio de la grabación de audiolibros. En el campo del jazz, como solista ha grabado, desde 2009 hasta la fecha, cuatro álbumes, incluido Chapitres, y un EP. Paralelamente, ha mantenido una carrera como cantante de coros de otros artistas. En cuanto al tenor musical de Chapitres, el sitio web de la artista lo describe como la propuesta de «un universo coloreado con texturas de jazz que otorgan un gran espacio a las armonías vocales». Me parece muy acertada la caracterización y ello se confirma no solo en la simple escucha del disco, sino también por la conformación de su banda: una base rítmica convencional (piano, guitarras, bajo y batería), pero asociada a una estructura vocal más contundente que lo habitual, con cuatro cantantes de apoyo, más dos de los músicos sumándose a los coros. Como se ha dicho, esta acentuación coral tiene una presencia relevante y sostenida a través de todo el disco. Recomiendo con especial ahínco esta producción a mis amigos que dominan la lengua francesa, para que disfruten de estas bellas canciones, y me ayuden a desentrañar el contenido de estos capítulos.

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