Dejar libres a las oprimidas por el sexismo que —consciente o no— reduce a la mujer a su supuesta «debilidad» o «indignidad» física o intelectual.
En este espacio dentro de la web de la revista Mensaje, Mujeres Iglesia Chile suele proponer un comentario al evangelio del domingo. Durante esta Cuaresma, se publican reflexiones breves sobre el Ayuno de Patriarcado y Sexismo que se ha propuesto para la Cuaresma 2025, y me quiero sumar con esta reflexión.
El ayuno y la defensa de la justicia, la lucha contra la injusticia, están íntimamente ligados para la tradición profética en la que Jesús se situó. Isaías pone en la boca de Dios estas palabras: «El ayuno que Yo quiero es este: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no despreocuparte de tu hermano, tu hermana».
Son las palabras que a Jesús le toca proclamar cuando inicia su misión, y agrega: «Hoy, Hoy, se ha cumplido esta palabra». Casi lo iban a matar por esto. Quien se pone del lado de las personas empobrecidas, ofendidas, oprimidas, quien se hace defensor o defensora de derechos humanos, del medioambiente, encuentra resistencia.
Muchas veces —no solo en nuestro continente— lo matan, la matan: Berta Cáceres, de Honduras; Óscar Romero, de El Salvador, cuyo asesinato conmemoramos este lunes 24; Marielle Franco, concejala afro-brasileira, lesbiana, asesinada en 2018; Patricia Ramírez González, Michoacán, periodista asesinada en 2024. También, la resistencia muchas veces no lleva consigo la muerte, pero si la persecución: David Yambio, abogado de víctimas de tortura en Siria, quien las defiende ante la Corte Penal Internacional, y a quien han espiado su teléfono.
Contra toda resistencia, sin embargo, Isaías promete a cada persona que actúa así: «Entonces brillará tu luz como la aurora, tus heridas sanarán rápidamente; tu justicia te abrirá camino, detrás irá la gloria del Señor. Entonces llamarás al Señor, y te responderá; pedirás auxilio, y te dirá: ‘Aquí estoy’. Si destierras de ti toda opresión, y el señalar con el dedo, y la palabra maligna; si das tu pan al hambriento y sacias el estómago del necesitado, surgirá tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía».
Ese es el ayuno que Yo quiero, que pone Isaías en la boca de Dios. La justicia, la denuncia de la injusticia, la liberación de las cadenas de la sociedad, Estado, economía, cultura… si este año Mujeres Iglesia Chile propone un “Ayuno de Sexismo y Patriarcado”, busca denunciar injusticia(s) que tenemos todos y todas incorporadas, mostrando cadenas que nos cuesta ver, y sueña con liberarnos de violencia de género y discriminación, de violencia en las casas, en los trabajos, pero también y, especialmente, en la Iglesia. Los micro-machismos (y el patriarcado en general) se basan en estructuras transversales que el movimiento feminista ha ido denunciando desde hace siglos. En algunos ámbitos de la sociedad, ya hemos avanzado, en otros, el avance está fuertemente amenazado, en otros, como la Iglesia, estamos recién empezando.
Denunciar injusticia(s) que tenemos todos y todas incorporadas, mostrando cadenas que nos cuesta ver.
El ayuno que Yo quiero… es denunciar las injusticias, romper las cadenas, poner en libertad a las oprimidas. Y primero, debemos darnos cuenta. Debemos darnos cuenta de las injusticias. Quiero dar un ejemplo: Nuestra Iglesia permite a una mujer con fe y con talento de reconciliar ejercer su don para re-conectar a personas entre sí, pero no le permite celebrar la reconciliación de la persona con Dios. ¿Una injusticia solo para esa mujer? No, para toda persona que por esta razón no puede acceder al sacramento de la reconciliación… porque vive demasiado lejos del próximo sacerdote; porque trabaja con el único sacerdote del lugar, a quien ella no quiere confesarse porque es su jefe; porque fue abusada de niña y no logra confiar su consciencia, lo más íntimo que tiene, a un hombre. También podría ser, es por lo menos posible, una injusticia contra el Espíritu que regaló ese don.
Solo doy este ejemplo. Mujeres Iglesia Chile ha preparado 40 reflexiones, para toda la Cuaresma. Las y los invito a sumarse a la reflexión y las pequeñas acciones que cada día propone «El ayuno que Yo quiero». Abrir las prisiones injustas del patriarcado, dejar libres a las oprimidas por el sexismo que —consciente o no— reduce a la mujer a su supuesta «debilidad» o «indignidad» física o intelectual.
Fuente: Mujeres Iglesia Chile / Imagen: Pexels.