En la escuela de Fourkoulom, en la provincia del Lago Chad, la escuela nunca cierra.
Cuando los niños vuelven a casa después de los cursos regulares, el director y el subdirector del centro siguen dando clases a 100 niñas y mujeres jóvenes, de entre 12 y 25 años. La mayoría de ellas abandonaron previamente la escuela, o ni siquiera tuvieron la oportunidad de asistir a ella.
Más de 20 integrantes adicionales de la comunidad, como chicos jóvenes, mujeres mayores u hombres de mediana edad, también han solicitado unirse, conscientes de la importancia de la educación.
Esta iniciativa pertenece a la campaña La Luz de las Niñas (LdN) de Entreculturas y está organizada in situ por el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Chad.
HADIDJA
Hadidja tiene 18 años y vende zumos los días de mercado. Es una de las alumnas de los cursos de alfabetización del JRS.
“A los 7 u 8 años dejé la escuela porque había un profesor que me insultaba. Me dio una mala calificación en la escuela, así que me sentí desanimada y decidí dejarla.
Mis padres no me dijeron nada y no me obligaron a volver porque trabajaba en el campo con ellos. No tenía tiempo para estudiar y además empecé a vender zumo en el mercado.
Hace dos años, mi familia y yo dejamos mi pueblo porque Boko Haram lo atacó. En el campamento de Fourkouloum, dos amigos me hablaron de los cursos de alfabetización del JRS, así que decidí asistir para aprender a leer y escribir.
Antes, era difícil para mí, no sabía nada. Hoy sé calcular y escribir bien. También he empezado a entender el valor de los billetes, a hacer cálculos e incluso a saludar en francés. Este curso nos mejora cada día. Hay muchas mujeres [en clase] que nunca fueron a la escuela y ahora entienden la importancia de esta. En Fourkouloum vi que la gente se interesa por la educación, así que yo también empecé a interesarme.
Quiero volver a la escuela y llegar a ser médica”.
GUSSEINA LIMSOU
Subdirector de la escuela de Fourkouloum y uno de los profesores del curso de alfabetización del JRS.
“Es fundamental que las mujeres sepan leer y escribir (hablar en público, leer, hacer cálculos…) para poder tener éxito en sus actividades, como la agricultura.
La mayoría de las mujeres que asisten a los cursos de alfabetización están casadas o divorciadas, y están muy motivadas. Dejaron de ir a la escuela porque sus familias hicieron que se casaran.
La mayoría de las mujeres que asisten a los cursos de alfabetización están casadas o divorciadas, y están muy motivadas.
Otras mujeres e integrantes de la comunidad también pidieron asistir a los cursos y les permitimos estar en clase. Las chicas deben continuar sus estudios. Tienen el mismo derecho a tener una educación que los chicos. Si no van a la escuela, tendrán problemas en sus familias, o estarán expuestas a matrimonios precoces”.
ABAKAR MOUSSA
Director de la escuela de Fourkouloum y uno de los profesores de los cursos de alfabetización del JRS.
“Los padres ya me habían pedido que organizara cursos de alfabetización en la escuela.
Mucha gente viene a las clases. Desde abril, ya saben leer y escribir. Si seguimos así, habrá un gran cambio en el campamento [de refugiados].
Hay una gran demanda de cursos de alfabetización. Nos gustaría tener un profesor más para que vengan más alumnos”.
BLAMA KUMBO
El Sr. Kumbou es uno de los líderes de la aldea (también llamada Blama) y un punto focal del JRS en el campamento de Fourkouloum. Pidió al JRS que le permitiera participar también en los cursos de alfabetización.
“Nunca fui a la escuela y ahora asisto a los cursos de alfabetización del JRS. Me está ayudando en mi negocio, porque no es fácil si no hablas francés.
Nosotros [nuestra generación] no fuimos a la escuela. Ahora, a los niños se les educa y puedes ver que sus ideas son muy diferentes a las de sus padres”.
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—Publicado originalmente por el JRS USA.
Fuente: https://jrs.net/es / Imagen: JRS.