Lectura del Evangelio según san Lucas (1, 5-19).
Como algunos estaban hablando del Templo, con sus hermosas piedras y los adornos que le habían sido regalados, Jesús les dijo: “Mírenlo bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra sobre piedra”. Le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo sucederá eso, y qué señales habrá antes de que ocurran esas cosas?”. Jesús contestó: “Estén sobre aviso y no se dejen engañar; porque muchos usurparán mi nombre y dirán: Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca. No los sigan. No se asusten si oyen hablar de guerras y disturbios, porque estas cosas tienen que ocurrir primero, pero el fin no llegará tan de inmediato”.
Entonces Jesús les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. Habrá grandes terremotos, pestes y hambre en diversos lugares. Se verán también cosas espantosas y señales terribles en el cielo. Pero antes de que eso ocurra los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre y esa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles. Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y algunos de ustedes serán ajusticiados. Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. Manténganse firmes y se salvarán”.
Palabra del Señor.
Quisiera permitirme tomar prestados algunos extractos de canciones que hacen referencia al futuro, a la vida, a correr riesgos y a abrazar causas y proyectos que nos humanicen cada vez más, a la enajenación, al miedo, a la muerte e incertidumbre, pues la música nos ofrece un empujón para poder comprender de una manera lúdica y artística este Evangelio.
El Evangelio de este domingo podría crearnos algunas confusiones si es que no comprendemos bien el contexto histórico en el que fue escrito.
A simple vista, notamos un pesimismo y fatalismo de Jesús, al predecir múltiples catástrofes, enfrentamientos, persecuciones, hambres, etc. Para iniciar el comentario, es necesario precisar que el evangelista Lucas escribe este Evangelio año 70-80 d. C. (después de Cristo), donde ya el autor está en conocimiento de la destrucción del templo.
“Tu silueta va caminando, con el alma triste y dormida, ya la aurora no es nada nuevo, pa’ tus ojos y pa’ tu frente, se quedaron mudos, lejanos y muertos pa’ tu mente ajena” (“Tu silueta”, Eduardo Gatti). Frente a tanta cobertura que los medios de comunicación entregan a las guerras, enfermedades y tantas noticias lamentables de las que somos testigos, puede provocarnos una forma de situarnos en este mundo. Así como señala la cita, podemos ser cristianas y cristianos enajenados, con el alma triste, donde no encontramos novedad, con un espantoso quietismo, sin la capacidad de asombro, viviendo en una cultura de la muerte, incapacitados para ver señales de vida en el Resucitado, ya que nuestros sentidos están inhabilitados por el mutismo y lejanos por el miedo.
“Tiempo, tiempo tengo que esperar, esa idea suele condenar, tú mirada vuelve a penetrar, pupilas lejanas, a ver si todo acaba aquí. ¡Uh! No me dejes morir así, ¡uh! No me dejes caer en la trampa”, (“Pupilas lejas”, Perico). A Jesús le hacen dos preguntas: cuándo sucederá y cuáles serán las señales. El tiempo, siendo una realidad ineludible, ha sido siempre el que nos gobierna, nos demanda, nos oprime; es algo inminente, nos urge y muchas veces nos esclaviza. La espera en aquello que buscamos y sus promesas, pueden ser simples quimeras (ilusiones), tendiéndonos algunas trampas, buscando certezas en lugares y en personas equívocos.
“Hasta que tu amor me dijo, y si el cielo lo cambiaras por toda la realidad, sé que todo sería tan diferente, […] la fe que tú has puesto, no se juega, no se transa ni por un solo momento, es fogata que corre en tus venas, es quizás tiempo gastado, es un sol que llevas dentro, primero y sin segundo, el amanecer de tu alma” (“Navegante”, Eduardo Gatti). Jesús no es fatalista ni alarmista, al contrario, nos alienta con una palabra, “no se asusten”. Lucas, el evangelista, en palabras de Jesús, está alentando y conteniendo afectiva y fraternalmente a los discípulos del primer siglo d. C. que están sufriendo persecuciones y hostilidad al ser consecuentes con su fe y opciones de vida. Estas mismas palabras hoy deben resonar en nuestra vida cuando acogemos y abrazamos causas que implican enfrentarse con los poderes fácticos, con nuestra familia, empleadores, sistemas económicos y leyes opresivas y deshumanizantes. Tengamos la certeza y pidamos que Él aumente nuestra fe, pues nos garantiza su apoyo, defensa y fidelidad.
Lucas, el evangelista, en palabras de Jesús, está alentando y conteniendo afectiva y fraternalmente a los discípulos del primer siglo d. C. que están sufriendo persecuciones y hostilidad al ser consecuentes con su fe y opciones de vida.
“En la vida no queremos sufrir ¡ay ay!, queremos tocar el cielo […] somos actores de este gran escenario que se llama vida, pasiones, amores, traiciones, sueños, mentiras (“La vida”, Las Fabulosos Cadillac). Jesús es realista con las predicciones, pues describe a lo que los discípulos se verán enfrentados. La vida cristiana no es pasiva ni cómoda. Como seres humanos y con una opción creyente, sabemos que el Dios de Jesucristo, y por lo tanto nuestro Dios, no se desentiende de lo que ha creado. El mundo en el que nos situamos tiene su propia dinámica, leyes, de las que no estamos exentos ni inmunes. Dios está presente en la historia y no se desentiende de ella ni mucho menos de nosotros.
La versión de los hechos constatados por la mujer no tenía validez para la ley judía (las mujeres en el sepulcro que lo encuentran vacío y nadie les cree). Hoy, como testigos y con nuestro ser femenino, somos invitadas, como tantas mujeres en la Biblia, a saber, vivir el presente con sus vicisitudes, a no enajenarnos por el devenir (futuro), a recuperar la memoria colectiva e histórica del Pueblo de Israel y alianza que Dios establece con él, donde se impone el amor, la cercanía, su misericordia, la justicia y el perdón.
Para finalizar, quisiera dejar la invitación de escuchar la canción subtitulada de Bon Jovi “Next 100 years”, cuya letra habla del tiempo, siendo, a la vez, una invitación a creer, a no desesperarnos, a seguir trabajando por la construcción del reino de la vida, y confiar en nuestro amigo y compañero Jesús.
Fuente: Mujeres Iglesia Chile / Imagen: Pexels.