El Evangelio que anunciamos las mujeres. “Él vive”

Detengámonos y hagamos silencio… intentemos contemplar y descansar en Él, el Dios de la vida, Dios Padre y Madre.

Domingo 15 de abril
«El vive» (Lc 24, 35 – 48)

Acogí la invitación para compartir lo que me habla la Palabra de Dios en este domingo tercero de Pascua. Considero que este espacio es muy sencillo y valioso a la vez. Me motiva el hecho de que podamos hacer nuestros ecos —aunque sea en el desierto al modo de Juan el Bautista— ofreciendo nuestras intuiciones, nuestra fe y que nos acompañemos, de esta forma, en el camino de la vida, así como lo hace Jesús con nosotras y como lo hizo con los desilusionados caminantes de Emaús.

Justamente el evangelio de este domingo es la prosecución de aquel relato y encuentro tan entrañable. Hoy Jesús se vuelve a manifestar, se hace presente y no a cualquiera, sino a quienes creyeron y fueron sus amigos. “¡Soy Yo! ¡Paz a ustedes!”.

¿Por qué no logran reconocerlo? ¿Por qué debe decir quién es? Se vuelve a repetir esta vivencia ante Él. ¡Es el resucitado, es la vida, es la paz! Y debe recordarlo nuevamente… pregunta: “¿Por qué se asustan tanto?”.

¿Qué nos hubiese pasado a nosotras si se nos hubiese manifestado de esa manera?

Siento que en la palabra hay una sutil queja de parte de Jesús, porque sus amigos no logran creer y no atinan a reconocerle. Es Jesús la buena noticia que debe ayudarles desde lo más simple a creer. Ahora bien, desde otro punto de vista podríamos pensar en que, ciertamente, lo que vivieron no era algo cotidiano ni parte de la rutina como para no azorarse, por el contrario, ¡cómo no asustarse! si nunca antes los discípulos habían experienciado la resurrección.

Sus amigos estaban atónitos, y ¡cómo no estarlo!

Creo que nosotras deberíamos estar, aunque sea un poquito, atónitas e impresionadas por su Pascua, por el misterio tan grande de su amor. Detengámonos y hagamos silencio… intentemos contemplar y descansar en Él, el Dios de la vida, Dios Padre y Madre.

Me digo y hago memoria de tu palabra viva en mí: “Dios envió a su hijo único y lo entregó por amor a nosotros su pueblo (…) ¡¡¡tanto amó Dios al mundo!!! (…) Este hijo aceptó la cruz por el mismo amor, pero Dios lo resucitó y hoy tenemos la gracia del perdón y de estar invitadas al banquete del reino. La vida se nos da en abundancia…”.

¿Cómo no estar atónitas y maravilladas, Señor, ante todo este regalo? Ayúdanos y abre nuestra mente para volver a entrar una y otra vez en todo lo que has hecho por nosotras. Abre nuestro corazón para amar y reconocerte en el amor. Déjanos otra vez poder tocarte, mirarte y experimentarte. Que en nuestros hermanos y hermanas y en medio de tu pueblo te amemos y cuidemos la vida.

* ¡Queridas amigas y compañeras de ruta, queridos amigos! Desde el primer domingo de Cuaresma, y hasta el último domingo del año litúrgico 2018, estaremos compartiendo con ustedes una reflexión sobre el Evangelio dominical. Con ello queremos visibilizar y compartir un comentario dicho por mujeres sobre la Palabra. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/

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Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

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