El pulmón del mundo sufre, sus quejas son una herida para toda la humanidad, porque la selva amazónica es el único lugar del mundo donde la humedad del aire depende del aliento de los árboles que liberan cientos de litros de agua a la atmósfera cada día. Ya en Glasgow, la alarma sobre la deforestación se había hecho urgente. La COP26 se cerró con el compromiso de poner fin a la deforestación para 2030. Un compromiso firmado por los países que albergan el 85% de los bosques del mundo, incluido Brasil, a pesar de la ausencia del presidente Bolsonaro.
MÁS SABANA QUE SELVA
Sin embargo, los datos del sistema de monitoreo de la deforestación Prodes y del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil son como una ducha de agua fría. La deforestación en la Amazonía brasileña aumentó casi un 22% entre agosto de 2020 y julio de 2021. La deforestación en la mayor selva tropical del mundo superó los 13.000 kilómetros cuadrados en 2020-2021, la cifra más alta de los últimos 15 años. Un gigante herido que tuvo que sufrir una extraordinaria ola de incendios en 2020, con 8.500 kilómetros cuadrados de selva afectados. Una destrucción, señalan los expertos, con consecuencias como la disminución de las lluvias, la extensión de la estación seca y el aumento de las temperaturas; un clima más parecido al de la sabana que de la selva. La semana pasada, Bolsonaro, en conversaciones con empresarios árabes en Dubai, había afirmado que no hay incendios en la Amazonía, que se está difundiendo una “versión distorsionada” de la situación porque “es una selva húmeda y no hay fuego”.
CAMBIOS EN LOS ANIMALES
Según un estudio publicado en la revista Science Advances, realizado por científicos de la Universidad de Luisiana, el tamaño de las aves endémicas de la selva amazónica se está viendo alterado por el cambio climático. Los expertos estudiaron los datos de más de 15.000 aves individualmente y pertenecientes a 77 especies que viven en diferentes zonas. Según las conclusiones del equipo de investigación, el número total de animales ha disminuido, el cuerpo de las aves se ha vuelto generalmente más pequeño y sus alas se han alargado para adaptarse a las condiciones cada vez más cálidas y secas de la región. En Laudato si’ y Querida Amazonía el Papa habló de “injusticia y crimen” para quienes siguen sus propios intereses, destruyendo la creación y no respetando el derecho de los pueblos que habitan esas tierras.
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Fuente: www.vaticannews.va