El Post en X de @Pontifex por el Día Internacional de la Eliminación de las Armas Nucleares. “Su posesión es inmoral”, escribe Francisco, relanzando una vez más el mensaje de Juan XXIII en Pacem in Terris.
Lo era en 1963, lo sigue siendo en 2023: “La posesión de armas atómicas es inmoral”. El Papa Francisco vuelve a reiterar su condena en el Día Internacional de la Eliminación de las Armas Nucleares. Lo hace con un post en X, la red social antes conocida como Twitter, a través de la cuenta @Pontifex difundido en nueve idiomas.
La posesión de armas atómicas es inmoral porque —como observó Juan XXIII en Pacem in Terris— “no se excluye que un acontecimiento imprevisible ponga en marcha el aparato de la guerra”. Bajo la amenaza de las armas nucleares, ¡todos somos siempre perdedores! Un mensaje de menos de 250 caracteres en el que el Papa condensa la historia y la actualidad de la guerra —ante todo la que se libra desde hace más de año y medio en Ucrania—, los fantasmas y los riesgos posibles, las victorias posibles y las derrotas casi seguras. Y recuerda también el magisterio de su predecesor, en este caso la encíclica de Roncalli escrita en plena crisis de los misiles de Cuba, que precisamente en estas fechas cumple 60 años.
“Un mundo libre de armas nucleares es posible y necesario”, reafirma el Papa en un mensaje al cardenal Peter Turkson, canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias.
No es la primera vez que Jorge Mario Bergoglio hace suyas las palabras grabadas por un entonces anciano y ya muy enfermo Juan XXIII en este documento juzgado por muchos como “profético”. Profético por su clarividencia, profético por su vigor, especialmente al expresar “el temor de que la mera continuación de los experimentos nucleares con fines bélicos pueda tener consecuencias fatales para la vida en la tierra”. O cuando afirmó en otro pasaje que: “La justicia, la sabiduría y la humanidad exigen que se detenga la carrera de armamentos; que se reduzcan simultánea y recíprocamente los armamentos existentes; que se prohíban las armas nucleares; y que se logre finalmente un desarme integrado con controles eficaces”.
Hace menos de una semana, el Papa Francisco había invitado a atender “la profética advertencia del Papa Juan XXIII” en Pacem in Terris, en un mensaje a los participantes en una conferencia dedicada al 60 aniversario de la encíclica en la Casina Pio IV. En el mismo mensaje, el Papa hizo un llamamiento a “mantener viva” la visión de que “un mundo libre de armas nucleares es posible y necesario”, afirmando también estar convencido de que “el uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, como inmoral es la posesión de armas nucleares”.
El Papa hizo un llamamiento a “mantener viva” la visión de que “un mundo libre de armas nucleares es posible y necesario”.
Palabras, estas últimas, ahora reiteradas en X pero ya pronunciadas en enero de 2023, un mes antes del primer aniversario del conflicto en Ucrania, durante el tradicional discurso de Año Nuevo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.
A los ojos del “Papa bueno”, el peligro de una guerra nuclear, provocada en octubre de 1962 por la llamada Crisis de los Misiles de Cuba, seguía vivo. La Humanidad estaba a un paso de su propia aniquilación si no prevalecía el diálogo, consciente de los efectos destructivos de las armas atómicas. Desgraciadamente, aún hoy se sigue evocando la amenaza nuclear, sumiendo al mundo en el miedo y la angustia. Solo puedo reiterar aquí que la posesión de armas atómicas es inmoral porque —como observó Juan XXIII— “si es difícil persuadirse de que haya personas capaces de asumir la responsabilidad de la destrucción y del dolor que causaría una guerra, no se excluye que un acontecimiento imprevisible e incontrolable pueda hacer saltar la chispa que ponga en marcha la máquina bélica”.
Ya antes, el 24 de noviembre de 2019, en el Memorial de la Paz de Hiroshima, parada del viaje a Japón, el Papa, tras escuchar los testimonios de los supervivientes y contemplar la estela que conmemora el “abismo de dolor” que conoció el mundo con el bombardeo del 45, se preguntó:
“¿Cómo podemos proponer la paz si utilizamos continuamente la intimidación de la guerra nuclear como recurso legítimo para la resolución de conflictos?”.
El Papa había expresado su deseo de un mundo libre de armas nucleares, una “responsabilidad costosa y peligrosa”, en un mensaje dirigido al embajador Alexander Kmentt, presidente de la primera reunión de los Estados miembros del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que tuvo lugar en junio en Viena. También en esa ocasión, el Papa subrayó en el documento que la mera posesión de armas atómicas es “inmoral”, por lo que en nombre de la Santa Sede reiteró la urgencia del desarme, un “objetivo desafiante y clarividente”, especialmente en un momento en el que la humanidad se encuentra en una “encrucijada”, así como la necesidad de respetar los acuerdos internacionales. “No son una forma de debilidad, sino fuentes de fuerza”, escribió el Papa.
No hay que olvidar, por último, la larga declaración publicada el 8 de abril de 2022 por la Pontificia Academia de las Ciencias sobre la prevención de la guerra nuclear, en la que —además de los riesgos que acarrearía para toda la humanidad— se enumeraban nueve puntos de acción y cuatro llamamientos a los responsables nacionales y religiosos, a los científicos y a los hombres y mujeres de todas las partes del mundo para que “la ciencia ayude a vivir en paz y ponga freno a la perversión de sus conquistas”.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: FreeImages.