Francisco recibió en audiencia a los embajadores ante la Santa Sede de Kuwait, Nueva Zelanda, Malawi, Guinea, Suecia y Chad y reiteró que la labor diplomática debe buscar no solo prevenir y resolver los conflictos, sino también consolidar la convivencia pacífica y el desarrollo humano de los pueblos.
Un trabajo “paciente y noble” que, sin embargo, necesita cambiar de rumbo y de enfoque, porque los misiles y tanques que han llevado fuego y sangre a demasiadas partes del mundo exigen una “reconfiguración de la diplomacia multilateral” urgente. El Papa Francisco es claro al enviar un mensaje a quienes se dedican a la negociación a escala internacional y lo hace aprovechando la audiencia con los seis nuevos embajadores ante la Santa Sede procedentes de Kuwait, Nueva Zelanda, Malawi, Guinea, Suecia y Chad.
“A la luz del alcance global de los conflictos en curso —afirma inmediatamente Francisco— la comunidad internacional se ve obligada a afrontar, a través de los instrumentos pacíficos de la diplomacia, el desafío de encontrar soluciones globales a las graves injusticias que tan a menudo los causan”. Desde esta perspectiva, continúa citando la Laudate Deum, una diplomacia multilateral debe intentar “dar respuestas concretas a los problemas emergentes e idear mecanismos globales capaces de hacer frente a los cambios ambientales, sanitarios, culturales y sociales actualmente en curso”.
“A la luz del alcance global de los conflictos en curso, la comunidad internacional se ve obligada a afrontar, a través de los instrumentos pacíficos de la diplomacia, el desafío de encontrar soluciones globales a las graves injusticias que tan a menudo los causan”.
“La noble y paciente labor diplomática a la que ustedes se dedican no solo debe buscar prevenir y resolver conflictos, sino también consolidar la convivencia pacífica y el desarrollo humano de los pueblos, promoviendo el respeto a la dignidad humana, defendiendo los derechos inalienables de todo hombre, mujer y niño y promoviendo modelos de desarrollo económico y humano integral”.
En el contexto de los factores que deben tenerse en cuenta en la labor diplomática, el Papa sitúa también la gestión del cambio climático, tema de su reciente discurso a la COP28 que se desarrolla en Dubái, propuesta a los participantes a través de la voz de su enviado, el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin. La esperanza reiterada por Francisco es que la cumbre “pueda constituir un paso histórico para responder con sabiduría y previsión a estas amenazas claras y presentes al bien común universal”.
“El futuro de todos depende del presente que elijamos. Oramos para que los líderes de las naciones se unan para adoptar medidas concretas que nos permitan entregar a las generaciones futuras un mundo más parecido al jardín fértil que el Creador ha confiado a nuestro cuidado y administración”.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.