El Pregón Pascual, canto cósmico y de síntesis

Toda la creación va entrando en la dinámica de la Pascua, en ese paso de la noche al amanecer del lucero.

Personalmente la Semana Santa siempre me ha generado un cariño y una atención entrañable. Los días de estos siete días, de este de Domingo a Domingo, condensan —a mi entender— una verdadera síntesis de la vida humana. Esa sístole y diástole de la vida y de la muerte adquieren un protagonismo pleno en los días de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Quizás la palabra síntesis es aquella que mejor entra para enmarcar y comprender estos días santos.

El Sábado Santo en la Vigilia Pascual tiene lugar otra síntesis. Al comienzo de la celebración y durante el llamado “Lucernario” o liturgia de la bendición del fuego —un elemento fundamental de la creación— se canta el Pregón Pascual, el cual nos ayuda a dar gracias a Dios porque toda la creación mira hacia la Resurrección de Jesús. Por ello me gusta entender que el Pregón es un canto cósmico y de síntesis. Es de esto de lo que quiero escribir.

Si ponemos atención al canto del Pregón encontramos referencias explícitas a cómo toda la creación es invitada a alegrarse con la Resurrección de Jesús. El cielo y la tierra son invitados a participar de la alegría, nuevamente una síntesis, ya que la expresión “cielo y tierra” significa el todo. También en el Pregón se declara que la noche de Pascua —en tanto momento cronológico simbólico— ha de ser declarada feliz porque ella fue la única testigo de la Resurrección. Es la noche que da paso al día que brilla con luz renovada. Nuevamente una síntesis: día y noche, luz y oscuridad. El Pregón también da gracias a las abejas el habernos regalado el fruto de su trabajo de recolección en la cera pura del cirio. Las creaturas no humanas, en este caso las abejas, son parte fundamental de la noche de Pascua ya que sin ellas no podríamos tener el cirio. Nuevamente una síntesis: animales humanos y animales no-humanos vinculados en la noche en donde la vida vence al dolor, a la muerte y al sin-sentido. Ese cirio de la abeja se unirá a los astros celestes, especialmente al “lucero de la mañana”, que es el nombre que recibe el planeta Venus pero que el Pregón declara es Cristo Resucitado. El cielo, sus estrellas, los colores del amanecer son el espacio cósmico que muestra que el nuevo día ha amanecido para todo el cosmos.

Si ponemos atención al canto del Pregón encontramos referencias explícitas a cómo toda la creación es invitada a alegrarse con la Resurrección de Jesús.

La Pascua de Jesús es un evento cósmico en cuanto afecta a toda la creación. No hay nada de lo creado por Dios que no se vea comprometido con la Resurrección de Jesús. El Pregón lo declara y la misma Vigilia de Pascua lo significa: encendemos un fuego, bendecimos el agua, ofrecemos pan y vino. Es más: la Pascua y su fecha se calcula a partir de los ciclos cósmicos de los equinoccios y de la luna.

Toda la creación va entrando en la dinámica de la Pascua, en ese paso de la noche al amanecer del lucero que trae la vida transformada para cada vida creada.


Imagen: Pexels.

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