Roma pide “evaluar los riesgos” ante la creación en laboratorio de dos monos de cola larga en China.
¿Puede ser la clonación éticamente válida? La cuestión vuelve a estar de actualidad después de que científicos chinos hayan anunciado la creación, en laboratorio, de dos monos, reavivando un debate abierto hace una década, tras el caso de la oveja “Dolly”. Y en esta ocasión, con una respuesta distinta desde el Vaticano, que deja entreabierta la puerta al debate sobre este tipo de experimentos.
Tal y como recoge Ansa, el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Vincenzo Paglia, apuntó que acerca de la experimentación con animales, y especialmente con primates, “los científicos tienen criterios distintos, tanto por respeto del sufrimiento al cual son sometidos como por motivos de costes económicos”.
“Debemos tener presentes los daños que podemos hacerle al mundo animal”, destacó el prelado, quien no obstante recalcó que “su utilización es plausible solamente en caso de falta de caminos alternativos para adquirir conocimientos e instrumentos terapéuticos”.
Estas palabras de Paglia, alejadas de la rotunda negativa planteada históricamente por las instituciones eclesiásticas en este complejo asunto, han sido interpretadas como un paso adelante en el diálogo ciencia-fe. De hecho, los responsables del experimento con estos monos de cola larga aseguran que esta técnica podría ser útil para encontrar la cura a determinadas enfermedades humanas.
No obstante, el responsable vaticano de familia se pregunta si “¿todo lo que puede hacerse es lícito?”. Sobre la clonación de los monos, Paglia admite que se trata de “un resultado que aporta una notable contribución al conocimiento, pero que requiere de muchas verificaciones y precisiones, y nos hace comprender la urgencia de encontrar lugares de debate científicos, para un desarrollo verdaderamente humano”.
Así, Paglia valora que, gracias a este método, “se podrán obtener animales para utilizar en la investigación de nuevos fármacos”. Sin embargo, lamenta: “Se producen muchísimos intentos fallidos antes de obtener dos ejemplares vivos, con la pérdida de muchos animales en el curso de los experimentos”.
Por ello, añade, “debemos considerar siempre los efectos de nuestras intervenciones sobre el ecosistema y evaluar el riesgo de cometer errores en la gestión de nuevos conocimientos que podrían, en el futuro, llevarnos a prácticas sobre el cuerpo humano”. Y es que esta parece ser la línea roja, que actualmente ni científicos ni eclesiásticos se atreven a rebasar: la clonación en primates adultos o, llegado el caso, en seres humanos.
En todo caso, Paglia insiste en la necesidad de “encontrar lugares e instituciones de debate y diálogo entre distintas visiones del mundo”, para tratar de acordar “criterios que permitan a la tecnociencia ponerse al servicio de un desarrollo efectivamente humano, es decir, respetuoso de todas las dimensiones propias de la vida humana y de la justicia en un mundo globalizado”, concluye el responsable vaticano. (Jesús Bastante/Agencias)
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Fuente: www.periodistadigital.com/religion