“En este momento particular de nuestra historia, marcado por conflictos cada vez más preocupantes que socavan el multilateralismo, es necesario consolidar nuestros esfuerzos en favor de la ecología integral. Una cuestión que, al igual que el cambio climático, corre el riesgo de quedar en segundo plano”. En el día de la fiesta de San Francisco de Asís, que, además de su nombre, inspiró al Papa en su compromiso de cuidar la Casa Común, el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin anunció que la Santa Sede, en nombre y representación del Estado de la Ciudad del Vaticano, se ha adherido a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), adoptada en 1992, y al Acuerdo de París firmado en 2015.
LLAMAMIENTO DEL PAPA A LOS LÍDERES RELIGIOSOS Y CIENTÍFICOS
Parolin intervino en el encuentro “El cuidado de la casa común”, organizado por la Secretaría de Estado, en colaboración con las Academias Pontificias de Ciencias y de Ciencias Sociales, en la Casina Pio IV. Un importante momento de reflexión y puesta en común (online y presencial) que también tuvo lugar de cara a la COP27 de Sharm el-Sheikh del 6 al 18 de noviembre. Pero, sobre todo, tuvo lugar en el primer aniversario del evento “Fe y Ciencia: Hacia la COP26”, que tuvo lugar en el Palacio Apostólico el 4 de octubre de 2021, y que vio a numerosos líderes religiosos y científicos, de diferentes tradiciones y campos científicos, firmar junto al Papa un Llamamiento para pasar con decisión y convicción de la “cultura del descarte” a una “cultura del cuidado” del planeta.
PAROLIN: ES NECESARIA LA COLABORACIÓN A VARIOS NIVELES
En esa estela, hoy, un nuevo paso adelante: “Con la adhesión de la Santa Sede, la CMNUCC alcanza casi su universalización con 198 Estados”, comenzó el Secretario de Estado. La consecución de este objetivo es el resultado de “un largo proceso de estudio y análisis” con el Governatorato y de “colaboración” con los Dicasterios de la Curia Romana, como lo fue para la redacción de Laudato si’.
La encíclica social de Francisco fue citada en varias ocasiones por los distintos invitados, empezando por Parolin, que recordó cómo el documento reclama la colaboración “a distintos niveles” entre “disciplinas”, “países”, “distintos componentes de la comunidad internacional (Estados, organizaciones, autoridades locales, sector privado, científicos, sociedad civil)” y, sobre todo, “la colaboración entre generaciones”. Porque “cuando hablamos de cuidar la Casa Común debemos preocuparnos” por los que van a habitar el mundo.
CERO EMISIONES EN 2050
Con esta mirada al futuro, el Papa, recordó Parolin, aseguró el compromiso del Estado de la Ciudad del Vaticano de reducir las emisiones a cero antes de 2050 y, al mismo tiempo, promover “una educación en la ecología integral” que pueda estimular “nuevos estilos de vida, basados en el desarrollo y la sostenibilidad, la fraternidad y la cooperación entre los seres humanos y el medio ambiente”.
CONVERSIÓN Y DECISIONES INAPLAZABLES
“La llamada crisis socioecológica es un momento propicio para nuestra reconversión y para la toma de decisiones inaplazables”, concluyó el Secretario de Estado. La ciencia es clara: “Cada vez hay menos tiempo para mitigar el efecto del cambio climático y adaptarse a él. El impacto es ‘profundo’ y no solo afecta a la naturaleza, sino también a la economía y a la sociedad”.
“La llamada crisis socioecológica es un momento propicio para nuestra reconversión y para la toma de decisiones inaplazables” – Cardenal secretario de Estado Pietro Parolin.
CZERNY: LOS NUEVOS PROYECTOS DE COMBUSTIBLES FÓSILES SON IMPRUDENTES
El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, también lanzó un grito de alarma: “La situación mundial es más desesperada que hace siete años. A pesar del Acuerdo de París, el objetivo de un aumento de la temperatura de solo 1,5°C es prácticamente inalcanzable; el planeta ya está 1,2°C más caliente. Sin embargo, muchos nuevos proyectos de combustibles fósiles se están lanzando de forma temeraria, contradiciendo el llamamiento de la Agencia Internacional de la Energía”.
LAUDATO SI’ INSPIRA A LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD
En este escenario, Czerny vislumbra una luz que es, precisamente, Laudato si’, que, siete años después de su publicación, “sigue inspirando y guiando a las personas de buena voluntad hacia un enfoque ecológico cada vez más integral”. Por su parte, el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral “apoya todos los esfuerzos para conectar, recoger y compartir las voces de la sociedad civil”, aseguró el prefecto. Un ejemplo de ello es la Plataforma de Acción Laudato si’, que actualmente reúne a más de 6 mil participantes, entre escuelas, familias y comunidades religiosas de América, Europa, Asia y África.
VÉRGEZ: PROYECTOS MEDIOAMBIENTALES EN EL ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO
En el Estado de la Ciudad del Vaticano hay “numerosos proyectos medioambientales previstos y organizados” para realizar los objetivos de la encíclica. Para enumerarlas, el recién nombrado cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Gobernación, habló de procedimientos para la recogida diferenciada de residuos en las direcciones y oficinas (residuos orgánicos y especiales, metales, plásticos, pilas), para la racionalización de los recursos, o de nuevas técnicas de riego y regadío para ahorrar agua. Otras intervenciones se refieren al control de la energía, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, la instalación de paneles solares y la implantación de sistemas de domótica que, por ejemplo, apagan la iluminación en ausencia del personal. “El nuestro”, dijo Vérgez, “es un esfuerzo colectivo al que todos están llamados a contribuir para cambiar los estilos de vida, convencidos de que el clima es un bien común de todos y para todos”.
GALLAGHER: O GANAMOS JUNTOS O PERDEMOS JUNTOS
Durante el acto se proyectó un video realizado por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral en colaboración con el Dicasterio para la Comunicación, con testimonios de los cinco continentes. Las conclusiones se confiaron en cambio a monseñor Gallagher, moderador de la reunión, que explicó las razones por las que la Santa Sede ha decidido adherirse al Convenio Marco y al Acuerdo de París: en primer lugar la “coherencia con la doctrina social de la Iglesia sobre la ecología”, y luego el deseo de “reforzar el multilateralismo en la situación crítica actual”. “O ganamos juntos o perdemos juntos”, dijo el arzobispo, subrayando que el camino hacia los objetivos del Acuerdo de París “es largo” y aún queda mucho por hacer en temas como los migrantes climáticos que carecen de protección internacional, el aumento de los fenómenos climáticos graves y las medidas de resiliencia. La esperanza es que la COP27 pueda llevar a “mitigar las pérdidas y los daños, como piden muchos países en desarrollo”. “Se trata de una cuestión de justicia e igualdad que tendrá consecuencias en todos los países”, dijo Gallagher. “Debemos acabar con la cultura del despilfarro que domina nuestras sociedades y que es tan evidentemente insostenible”.
EVITAR UNA CATÁSTROFE GLOBAL
A través de Zoom, durante la reunión —inaugurada por el cardenal Peter Turkson y Joachim von Braun, canciller y presidente de las Academias Pontificias, respectivamente— intervinieron los ministros de Fiyi, Senegal y Mónaco. También asistió Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de la Secretaría del Cambio Climático de la ONU, quien agradeció a la Santa Sede el acto “valiente de hoy”. Estas medidas son necesarias, dijo, para “implementar un cambio transformador y evitar una catástrofe global” que “cambiará nuestro clima, nuestro mundo y nuestras vidas. Para peor, para siempre”.
Fuente: www.vaticannews.va / Imagen: FreeImages.