Hay poderes interesados en que no salgas de los límites de la ciudad, que no abras los ojos a lo que hay más allá del cemento y el asfalto, las pantallas y la diversión. Que no te abras a ti mismo y a la contemplación de la Vida.
Las personas que vivimos en la ciudad pensamos siempre el mundo y la realidad en forma de ciudad. Somos ciudad y vivimos atrapados en la ciudad. ¿Somos ciudad?
El campo, los pueblos pequeños, son para nosotros un momento del verano, lugar de un campamento, desde luego no un sitio para vivir de forma permanente. Hay una frontera clara entre el asfalto y la tierra. La ciudad nos atrapa porque nos ofrece y nos seduce a través del consumo. Aquí no nos falta de nada (a algunos) y la vida se nos hace cómoda. ¿Podría vivir sin pantallas?
Pero nos estamos perdiendo algo fundamental. Nosotros somos tierra que procede de la tierra. Y la ciudad nos desconecta de nuestra esencia. Es una verdadera frontera que nos cierra a vivencias profundas que todas las personas necesitamos experimentar. Estamos hablando de contemplar la naturaleza con los cinco sentidos, dejarse impactar por la belleza del paisaje, conectar con gente en un entorno natural sin tener que aparentar nada, vivir sin bombardeos mediáticos, contactar con lo más originario. Estamos hablando de nuestra historia, nuestros orígenes como seres humanos, pero también de nuestra cultura, nuestro arraigo, nuestra manera de entender la realidad y de entendernos a nosotros mismos, y a otros.
Nosotros somos tierra que procede de la tierra. Y la ciudad nos desconecta de nuestra esencia.
No conocemos las plantas, ni las aves, ni los animales que viven en el campo. ¿Te parece normal? No conocemos de dónde vienen y cómo se produce aquello que nos da de comer cada día. No conocemos el cielo, ni los parajes cercanos a nuestra casa (¡que tienen nombre!).
Y sin embargo todo eso nos puede conectar con la Creación en su estado más puro, nos puede conectar con los espacios donde se ha desarrollado la vida de nuestros antepasados, la propia vida de Jesús fue en un entorno como el nuestro… Hay poderes interesados en que no salgas de los límites de la ciudad, que no abras los ojos a lo que hay más allá del cemento y el asfalto, las pantallas y la diversión. Que no te abras a ti mismo y a la contemplación de la Vida. ¿Puedes valorar la Creación viviendo de espaldas a ella?
Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.