Durante la Cumbre de Líderes de 2016 sobre refugiados, Etiopía se comprometió a abordar las necesidades socioeconómicas tanto de los refugiados como de las comunidades de acogida. En consecuencia, estas promesas modificarán la ley nacional etíope para ampliar sus políticas fuera de los campamentos y otorgar permisos de trabajo a los refugiados.
La imagen tradicional de los refugiados en asentamientos y campamentos en las zonas rurales ya no describe adecuadamente la realidad actual de ellos. Con más de la mitad de los refugiados del mundo viviendo en ciudades y áreas urbanas, su experiencia ha cambiado en muchas de facetas. Un migrante forzoso en un entorno urbano, a menudo es invisible, y a la vez está en la mira. La protección de los refugiados urbanos y los solicitantes de asilo está en constante peligro y con frecuencia se les niega el acceso a servicios básicos, exponiéndolos a vulnerabilidades sociales muy concretas.
Etiopía, que alberga a más de 830.000 personas desplazadas, está experimentando un aumento del número de refugiados urbanos. Las crisis en países vecinos como Sudán del Sur, Sudán, Somalia, Eritrea y Yemen han contribuido a este incremento. En efecto, según ACNUR, hay más de 20.000 refugiados urbanos en la capital del país, Addis Abeba, la mayoría de ellos de Eritrea.
Los refugiados urbanos que residen en Addis Abeba y en todo el mundo se enfrentan a desafíos diferentes a los de quienes viven en campamentos que suelen contar con servicios básicos como comida, agua y vivienda. La vida urbana tiene un precio elevado: el acceso limitado a los servicios sociales y económicos, la falta de formación profesional, de oportunidades de empleo y los escasos apoyos contribuyen a las malas condiciones de vida de los refugiados urbanos.
Para responder a estas duras condiciones, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) puso en marcha el primer y único Centro Comunitario para Refugiados (CCR) en Addis Abeba en 1996. El CCR trata de cubrir las necesidades no satisfechas de los refugiados urbanos y solicitantes de asilo con una serie de servicios y ayudas. La formación profesional, el servicio de guardería, los cursos de inglés, los servicios de atención psicosocial, deportes y ocio, musicoterapia y la ayuda alimentaria y material de emergencia que se ofrecen desde el CCR, contribuyen a que las personas desplazadas curen sus heridas, se eduquen y prosperen en sus nuevos entornos.
El proyecto del CCR proporciona apoyo educativo a la comunidad somalí que reside en Addis Abeba, dado que el analfabetismo está muy extendido entre muchos refugiados somalíes. Las clases de inglés e informática, las actividades deportivas y los servicios comunitarios que ofrece el JRS ayudan a muchos refugiados a mejorar sus condiciones de vida. Estos cursos educativos y programas de integración social son relevantes para la vida cotidiana, ya que muchos refugiados urbanos no pueden acceder a estos recursos por sí mismos. “Incluso cuando no pueden darnos dinero, el JRS nos habla y nos hace sentir bien a pesar de las dificultades”, dijo una mujer refugiada en el centro.
Durante la Cumbre de Líderes de 2016 sobre refugiados, Etiopía se comprometió a abordar las necesidades socioeconómicas tanto de los refugiados como de las comunidades de acogida. En consecuencia, estas promesas modificarán la ley nacional etíope para ampliar sus políticas fuera de los campamentos y otorgar permisos de trabajo a los refugiados. El CCR del JRS está adaptando sus proyectos para adecuarlos a estos cambios, especialmente las actividades de formación profesional, idiomas y negocios y el fomento de la participación de los refugiados.
“Lo realmente bueno del proyecto es que es el único espacio comunitario para los refugiados. Hay algunas personas que vienen al centro desde que eran niños. También hay una gran relación entre nosotros (JRS) y las personas a quienes servimos. Esta confianza y transparencia no se ve en muchas otras organizaciones”, dice Liana Tepperman, directora de programas del JRS-EE.UU.
La efectividad de los servicios prestados por el JRS es reconocida por las entidades que trabajan con refugiados urbanos, incluida ACNUR, que ayudó a financiar la apertura de un nuevo Centro para la Protección de la Infancia en áreas urbanas en julio de 2017. Varias personas destacadas, como el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas y funcionarios de la Unión Europea y del gobierno de los EE.UU., han visitado el CCR. Animaron al JRS a mantener un fuerte liderazgo en los debates y acciones en favor de los refugiados urbanos, ya que todavía quedan muchos cambios por hacer.
Para saber cómo puedes apoyar el trabajo del JRS con los refugiados urbanos, haz clic aquí.
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Fuente: http://es.jrs.net