La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura da la alarma sobre el futuro del territorio, dañado por las operaciones de guerra. Ciro Fiorillo, responsable para Palestina, Cisjordania y la Franja de Gaza: es necesario restaurar la identidad de agricultores, ganaderos y pescadores para producir ingresos y para una perspectiva de paz.
En Gaza es necesario “dar dignidad” a las personas que “actualmente dependen totalmente de la ayuda exterior”, restableciendo también “condiciones mínimas de productividad”, es decir, restaurar una especie de “identidad” a los agricultores, criadores, pescadores, “no solo para hacer comer y producir una renta mínima”, sino también con vistas a construir “una perspectiva de paz”. Ciro Fiorillo es el jefe de la oficina de la FAO para Palestina, Cisjordania y la Franja de Gaza y, desde Jerusalén, quiere combinar una reflexión con la ilustración de lo que surge de las imágenes analizadas del Centro de Satélites de las Naciones Unidas (UNOSAT) por la propia Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación: más de la mitad de las tierras agrícolas de Gaza, cruciales para alimentar a las personas hambrientas destrozadas por la guerra entre Israel y Hamás, han sido devastadas por el conflicto. Mientras que más de 2 millones de personas en la Franja de Gaza están al borde de la hambruna, según la FAO, uno de cada cinco habitantes lo está. A mediados de mayo se constató que el 57,3% de las áreas agrícolas y campos que podrían proporcionar alimentos a la población resultaron dañados debido a actividades relacionadas con operaciones de guerra.
“Las imágenes utilizadas en la investigación muestran huellas de vehículos pesados en el territorio, zonas arrasadas, señales de bombardeos en infraestructuras como pozos y sistemas de abastecimiento de agua”, informa en concreto Matieu Henry, responsable técnico de la unidad geoespacial del La FAO en Roma, sobre el análisis, basado también en siete años de imágenes de satélite anteriores. “Se observaron daños continuos en las zonas agrícolas desde el 1 de diciembre de 2023 hasta el 15 de mayo de 2024”, añade. El territorio de Gaza tiene una superficie de 360 km2: el análisis realizado muestra que de “una superficie agrícola de 15.124 hectáreas”, 8.660 han sido “afectadas por el conflicto”, en particular huertos, campos de hortalizas y cultivos de cereales.
“Se observaron daños continuos en las zonas agrícolas desde el 1 de diciembre de 2023 hasta el 15 de mayo de 2024”.
“Los datos que arrojó el estudio geoespacial muestran que, con el tiempo, a medida que avanzaba el conflicto, la destrucción avanzó, y por tanto sustancialmente de norte a sur”, señala también Fiorillo. Si examinamos la situación “desde el punto de vista de los productores, aproximadamente el 10 por ciento de la población tenía su principal fuente de ingresos en la agricultura y la agroindustria”, continúa el jefe de la oficina de la FAO para Palestina, Cisjordania y la Franja de Gaza, aclarando cómo antes de octubre de 2023 —en un contexto ya de emergencia debido al “bloqueo” decretado hace años por las autoridades israelíes, ndr—, Gaza era en cierto sentido “autosuficiente” en productos como verduras, pescado, huevos, aves, leche fresca. Según él, también había un “buen grado” de autosuficiencia en carnes rojas y frutas.
Ahora, continúa Fiorillo, el problema son por ejemplo los invernaderos, “destruidos en porcentajes muy elevados”, así como las “estructuras de riego, proporcionadas principalmente por pozos artesianos”, por lo que “la imposibilidad de extraer el agua o la destrucción completa de los pozos a estas alturas ya no permiten el riego y, si pensamos en las condiciones climáticas de la Franja, significa haber bloqueado sustancialmente la producción”. Fiorillo subraya a continuación cómo “desde el punto de vista del consumidor” la diversidad de alimentos que se podían producir era esencial para “equilibrar la dieta” de toda la población y en particular para “la nutrición de los niños”. Ahora, observa, la ayuda alimentaria internacional —que actualmente llega mayoritariamente a través del paso de Kerem Shalom, en un marco general de “dificultad de acceso” denunciado por Fiorillo junto con un “problema” de financiación “para poder seguir suministrando asistencia hasta finales de este año”— puede suministrar “productos no perecederos, es decir, harina y conservas, pero la calidad de la alimentación, especialmente para los niños, pasa por la diversificación, las verduras, las proteínas”. Y esto, lamentablemente, existe hoy en Gaza “en una medida muy marginal”.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: confy, FreeImages.