Francisco exige “un compromiso político y legislativo serio y eficaz” para poner fin a la pobreza en el mundo

Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de los Pobres.

“No apartéis la mirada de los pobres”. Este es el título del mensaje que el Papa Francisco ha querido dar a la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará el 19 de noviembre de 2023, por séptima vez en este pontificado. Una jornada que “está arraigando” en la Iglesia, aunque queda mucho por hacer, y en la que Francisco ha lanzado un mensaje claro a los poderes del mundo, reclamando un “compromiso político y legislativo serio y eficaz” para acabar con la pobreza. “Se trata de estimular y presionar para que las instituciones públicas hagan bien su trabajo, para que cumplan bien con su deber”.

“Cada día nos comprometemos a acoger a los pobres, pero no es suficiente”, clama el Papa, quien señala cómo “un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece desbordarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte”.

COMPARTIR LA COMIDA, COMPARTIR LA EUCARISTÍA

Rememorando el pasaje de Tobías y su padre Tobi, ciego y deportado a Nínive por el rey como castigo tras hacer de la misericordia y la justicia el eje de su vida, Francisco invitó a “compartir la comida del domingo, después de compartir la Mesa Eucarística”. Solo así, argumenta el Papa, “la Eucaristía celebrada se convertiría realmente en un criterio de comunión”.

Tobi, añade el Papa, “es fiel a la Ley de Dios y cumple los mandamientos, pero esto no le basta. La preocupación activa por los pobres le es posible porque ha experimentado la pobreza en su propia piel. Por eso, las palabras que dirige a su hijo Tobías son su auténtico legado: ‘No apartes tus ojos de todo pobre’”. Y es que, subraya el Pontífice, “cuando estamos ante un pobre no podemos apartar la mirada, porque nos impediríamos encontrarnos con el rostro del Señor Jesús”.

Todo pobre, porque “todo el mundo es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social, el origen… Si soy pobre, puedo reconocer quién es realmente el hermano que me necesita”.

La realidad no fomenta esta práctica. “Vivimos en un momento histórico que no favorece la atención a los más pobres”, lamenta Francisco, quien añade que “el volumen de la llamada a la opulencia es cada vez más alto, mientras se silencian las voces de quienes viven en la pobreza”.

POBRES “VIRTUALES”

“Se tiende a pasar por alto todo lo que no encaja en los modelos de vida previstos, especialmente para las generaciones más jóvenes, que son las más frágiles ante el cambio cultural que se está produciendo”, denuncia el Papa, que insiste en que “la realidad virtual toma el relevo de la vida real y cada vez es más fácil que ambos mundos se confundan”.

Así, “los pobres se convierten en imágenes que pueden conmover durante unos instantes, pero cuando se encuentran en carne y hueso en la calle se apoderan de uno el fastidio y la marginación”.

“Agradezcamos al Señor que haya tantos hombres y mujeres que viven entregados a los pobres y excluidos y comparten con ellos; personas de todas las edades y condiciones sociales que practican la acogida y se comprometen junto a quienes se encuentran en situaciones de marginación y sufrimiento”, subraya el Papa. “No son superhombres, sino ‘vecinos’ con los que nos encontramos cada día y que en silencio se hacen pobres con los pobres” y que “no se limitan a dar algo: escuchan, dialogan, intentan comprender la situación y sus causas, dar consejos adecuados y referencias correctas”. Ahí, subraya el Papa, “el Reino de Dios se hace presente y visible en este servicio generoso y gratuito”.

“Agradezcamos al Señor que haya tantos hombres y mujeres que viven entregados a los pobres y excluidos y comparten con ellos; personas de todas las edades y condiciones sociales que practican la acogida y se comprometen junto a quienes se encuentran en situaciones de marginación y sufrimiento”.

Recordando el 60 aniversario de la Pacem in Terris, recalca el Papa, “es urgente retomar las palabras del santo Papa Juan XXIII cuando escribió: ‘Todo ser humano tiene derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios indispensables y suficientes para un nivel de vida digno, especialmente en lo que se refiere a la alimentación, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; y, por tanto, tiene derecho a la seguridad en caso de enfermedad, invalidez, viudez, vejez, desempleo y en cualquier otro caso de pérdida de los medios de subsistencia por circunstancias ajenas a su voluntad’”.

“¡Cuánto trabajo nos queda por delante para que estas palabras se hagan realidad, incluso mediante un compromiso político y legislativo serio y eficaz!”, reflexiona Francisco, invitando a que “a pesar de las limitaciones y a veces fracasos de la política para ver y servir al bien común, se desarrolle la solidaridad y subsidiariedad de tantos ciudadanos que creen en el valor del compromiso voluntario de dedicación a los pobres”.

Se trata, señala, “de estimular y presionar para que las instituciones públicas hagan bien su trabajo. Se trata, ciertamente, de estimular y presionar a las instituciones públicas para que cumplan bien con su deber”. Pero no solo: “Los que viven en la pobreza también deben implicarse y ser acompañados en un camino de cambio y responsabilidad”.

NUEVAS FORMAS DE POBREZA

Junto a las pobrezas “tradicionales”, el Papa repasa las “nuevas formas de pobreza”, como la de “las personas que viven en zonas de guerra, especialmente los niños privados de un presente pacífico y de un futuro digno”.

“Nadie podrá acostumbrarse nunca a esta situación; mantengamos vivo todo intento para que la paz se afirme como don del Señor resucitado y fruto del compromiso por la justicia y el diálogo”, resalta Bergoglio, quien tampoco olvida “la especulación que, en diversos sectores, provoca un aumento espectacular de los costes que hace que muchas familias se vean aún más desamparadas”.

“Los salarios se agotan rápidamente, forzando a las personas a privaciones que minan su dignidad. Si una familia debe elegir entre la comida para alimentarse y la medicina para tratarse, hay que oír la voz de quienes reclaman el derecho a ambos bienes, en nombre de la dignidad de la persona humana”, clama.

DESORDEN ÉTICO DEL MUNDO DEL TRABAJO

Al tiempo, Francisco constata “el desorden ético que marca el mundo del trabajo”, que se plasma en “el trato inhumano dispensado a tantos trabajadores y trabajadoras; la remuneración insuficiente por el trabajo realizado; la plaga de la precariedad; las demasiadas víctimas de accidentes, a menudo debidas a una mentalidad que prefiere el beneficio inmediato en detrimento de la seguridad”.

Otras “pobrezas”, también, son las “vidas frustradas e incluso suicidios de jóvenes, engañados por una cultura que les lleva a sentirse ‘inconclusos’ y ‘fracasados’”. “Ayudémosles a reaccionar frente a estas instigaciones nefastas, para que cada uno encuentre el camino a seguir para adquirir una identidad fuerte y generosa”, pide el Papa, quien también admite que “es fácil, cuando se habla de los pobres, caer en la retórica” o las estadísticas.

“Los pobres son personas, tienen rostros, historias, corazones y almas. Son hermanos y hermanas con sus méritos y sus defectos, como todos los demás, y es importante entrar en una relación personal con cada uno de ellos”, concluye el Papa, quien reivindica que “interesarse por los pobres, pues, no termina en una limosna apresurada, sino que exige restablecer las correctas relaciones interpersonales erosionadas por la pobreza”.

“Que nuestra atención a los pobres esté siempre marcada por el realismo evangélico”, finaliza el Papa, quien pide que “en esta casa que es el mundo, todos tienen derecho a ser iluminados por la caridad, nadie puede ser privado de ella”.


Fuente: www.religiondigital.org / Imagen: Pexels.

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