Insta a encontrar “soluciones humanitarias eficaces” frente a la “inutilidad de los conflictos armados”. “La Iglesia está comprometida en trabajar con todo interlocutor responsable para proponer soluciones concretas”.
Se cumplen cien años del final de la I Guerra Mundial, y setenta de la Declaración de los Derechos Humanos. Una “inútil tragedia” y un “documento fundamental”, que marcan el pasado y el futuro de la humanidad.
Así lo expresó el Papa Francisco en audiencia con ocho nuevos embajadores, ante los que instó a encontrar “soluciones humanitarias eficaces” al drama de la migración, sin “ignorar la responsabilidad moral” que obliga a “acoger, proteger, promover e integrar a quienes llaman a nuestras puertas en busca de un futuro seguro para ellos y sus hijos”.
“La Iglesia —apuntó Francisco— está comprometida en trabajar con todo interlocutor responsable en un diálogo constructivo para proponer soluciones concretas a estos problemas humanitarios urgentes, con el objetivo de preservar vidas humanas y la dignidad, aliviando sufrimientos e incrementando un auténtico e integral desarrollo”.
Recordando la declaración de los Derechos Humanos, que “continúa guiando los esfuerzos de la diplomacia internacional para asegurar la paz mundial y promover el desarrollo integral de cada individuo y de todos los pueblos”, el Papa invitó a “abordar las situaciones graves de guerra y conflictos armados, pobreza opresiva, discriminación y desigualdad que afligen a nuestro mundo y que en los últimos años han contribuido a la actual crisis de la migración masiva”.
Volviendo al final de la Gran Guerra, Bergoglio defendió “que las lecciones aprendidas de las dos grandes guerras del siglo XX, que dieron lugar al nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas, continúen convenciendo a los pueblos del mundo y sus líderes de la inutilidad de los conflictos armados y de la necesidad de resolver disputas a través del diálogo paciente y la negociación”.
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Fuente: www.periodistadigital.com/religion