“Quiero dar las gracias a San Carlos de Foucauld, porque su espiritualidad me hizo mucho bien cuando estudiaba teología”. El Papa Francisco reivindicó el legado del “santo del desierto” durante una audiencia con los miembros de la Familia Espiritual de Charles de Foucauld, canonizado el domingo 15 de mayo en el Vaticano.
En su discurso, Bergoglio mostró su “alegría por la canonización del hermano Carlos”, a quien calificó de “profeta de nuestro tiempo, que fue capaz de sacar a la luz la esencialidad y universalidad de la fe”.
Francisco trató de condensar el sentido de la fe al estilo Foucauld en dos palabras: “Iesus – Caritas”; y sobre todo “volviendo al espíritu de los orígenes, al espíritu de Nazaret”.
“También deseo que, como el hermano Carlos, sigáis imaginando a Jesús caminando entre la gente, realizando pacientemente un trabajo laborioso, viviendo en la vida cotidiana de una familia y de una ciudad”, añadió el Papa, recordando que el Señor es feliz “al ver que le imitamos en el camino de la pequeñez, de la humildad, del compartir con los pobres”.
LA SIMPLE PUREZA DEL EVANGELIO
“Como Iglesia necesitamos volver a lo esencial, no perdernos en tantas cosas secundarias, con el riesgo de perder de vista la simple pureza del Evangelio”, insistió Bergoglio.
La segunda palabra, Universalidad. “El nuevo santo vivió su cristianismo como un hermano de todos, empezando por los más pequeños”, destacó Francisco, insistiendo en que “su objetivo no era convertir a los demás, sino vivir el amor gratuito de Dios, poniendo en práctica el apostolado de la bondad”.
Y abriendo “las puertas de su casa para que fuera un puerto para todos, el techo del Buen Pastor”. “Os agradezco que deis este testimonio, que tanto bien hace, sobre todo en un momento en el que se corre el riesgo de encerrarse en el particularismo, de aumentar la distancia, de perder de vista al hermano. Por desgracia, lo vemos en las noticias diarias”, recalcó.
El Papa finalizó su discurso recordando que los libros de Foucauld le ayudaron “a superar las crisis y a encontrar una forma de vida cristiana más sencilla, menos pelagiana, más cercana al Señor. Agradezco al Santo y doy testimonio de ello, porque me hizo mucho bien”.
Fuente: www.religiondigital.org