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A pesar del temor a represalias y asesinatos, la oposición a Hamás crece entre los palestinos del enclave. El asesinato de un joven de 22 años ha despertado una fuerte indignación entre los disidentes, que amenazan con nuevas manifestaciones.
Más que a los bombardeos israelíes, Hamás teme el levantamiento gazatí contra la dictadura que impone a los habitantes de la Franja desde hace casi veinte años. Así fue como las manifestaciones de los últimos días en el norte de Gaza, exigiendo el fin de la guerra y el retorno a la libertad, fueron respondidas con un horrendo crimen.
El asesinato del joven Oday Nasser al Rabay, de solo 22 años. El muchacho, uno de los organizadores de las manifestaciones, fue secuestrado por milicianos de Hamás, torturado y asesinado. Como una burla y advertencia más a la población, el cuerpo torturado fue depositado frente al domicilio de la familia, que, no dejándose intimidar, publicó la noticia en las redes sociales, dando la vuelta al mundo. Es más, el funeral del joven se convirtió en otra concentración de protesta al grito de «¡queremos vivir!».
Que las manifestaciones de protesta, por limitadas que fueran, habían irritado a la cúpula de la organización islamista quedó claro en las horas siguientes, atribuyendo su preparación a la infiltración de espías y colaboradores israelíes y a los exponentes residuales de Al Fatah, que se mantuvieron fieles a la Autoridad Nacional Palestina. Ciertamente, Hamás no es nuevo en este tipo de acciones violentas contra la posible oposición a su régimen y son cientos los palestinos de la Franja que han sufrido ejecuciones sumarias a lo largo de los años. Especialmente en la fase inmediatamente posterior al golpe de Hamás, entre 2006 y 2007, hubo cientos de víctimas entre las fuerzas que permanecían leales al gobierno legítimo de Mahmud Abbas.
Hamás no es nuevo en este tipo de acciones violentas contra la posible oposición a su régimen y son cientos los palestinos de la Franja que han sufrido ejecuciones.
El consenso popular exhibido por Hamás en el triste espectáculo de la liberación de los rehenes israelíes resultó, por tanto, un desfile que tuvo poco de espontáneo. En los próximos días se verá si las manifestaciones dan lugar al nacimiento de un movimiento contra la dictadura y por la paz, a pesar de las criminales represalias de Hamás.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.
