Libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y defensa de la vida humana. Así Mijail Gorbachov explicaba en 1993 a Radio Vaticano los valores que habían animado su vida, que le habían llevado a tomar importantes decisiones en nombre de la perestroika y la glasnost, hasta el punto de recibir el Premio Nobel de la Paz.
El 24 de septiembre de 1993, se reunió por tercera vez con Juan Pablo II en el Vaticano. Unos días más tarde, los colegas Jean Charles Putzolu y Laurent Marchand formularon al ex presidente algunas preguntas cuyo contenido suena más actual que nunca. Hablando de los valores que le pertenecían, Gorbachov subrayó cómo estos serían aún “más necesarios en el futuro, cuando”, dijo, “la vida ya no será sencilla”. Valores que, según él, le habían acercado al Papa Wojtyla y a “su visión humanista del mundo”.
UNA NUEVA FORMA DE PENSAR
Gorbachov también refería la preocupación del Pontífice “por el mundo, por la vida de la gente común”, pero también la preocupación por las decisiones que deben tomarse para mejorar su vida. “Reiteramos que hemos alcanzado juntos muchas etapas importantes en el mundo sobre la base de una nueva forma de pensar. Y este pensamiento”, afirmaba, “merece ser llevado adelante en la construcción de un nuevo orden mundial, ahora que la Guerra Fría ha quedado atrás y hay mejores posibilidades”. Sin embargo, ambos no ocultaban sus temores por la guerra de los Balcanes y lo que estaba ocurriendo “en los países de Europa del Este y en las repúblicas de la ex Unión Soviética”. “El Papa —evidenciaba Gorbachov— quisiera que reinara la concordia entre los pueblos y que los problemas cotidianos de las personas encontraran una solución. Yo estoy de acuerdo con él”.
Gorbachov también refería la preocupación del Pontífice “por el mundo, por la vida de la gente común”.
NO CANCELAR LA HISTORIA
Deteniéndose sobre algunos de los principios del socialismo, a los que Gorbachov decía seguir siendo fiel, subrayaba que haber descartado “el modelo comunista, impuesto por un régimen represivo” no significaba cancelar “toda nuestra historia y toda nuestra experiencia”. “Creo que los valores —como cuando la sociedad se responsabiliza de dar a cada ciudadano, independientemente de su lugar de nacimiento, una educación gratuita—, esos valores merecen estar presentes”. A continuación, refiriéndose a la justicia social: “En el modelo comunista esto condujo a una tendencia igualitaria, pero ¿se eliminará alguna vez la justicia de la agenda? Nunca, mientras el hombre viva”.
Fuente: www.vaticannews.va