Sr. Director:
Es preocupante que en los debates acerca de las normas migratorias en Chile no se observe conciencia acerca de cómo se debe respetar plenamente a las personas como el centro. Por el contrario, se asocia la migración al tema de la seguridad, buscando restringir la movilidad de las personas, o bien se la observa con fines electorales.
Chile requiere procesos de integración de quienes ya residen en su territorio. Se requieren normativas que garanticen la posibilidad de acceso a derechos, como la reunificación familiar y los derechos de niños y niñas, creando puentes y no muros entre las personas. Solo procesos definidos y transparentes de gestión y comunicación migratoria generan posibilidades de quedarse en nuestro país conforme a la Ley o bien decidir retirarse de manera digna. Esperamos que la nueva administración conciba la migración como realidad humana que, en nuestro contexto, requiere protección y no exclusión.
Por otra parte, la entrega de permisos de trabajo y visas se hace cada vez más larga y burocrática, como también la falta de atención presencial y descentralizada. Preocupa la vulnerabilidad a la que pueden verse personas de Venezuela y de Haití, donde, entre otros aspectos, el otorgamiento de visas consulares presenta limitaciones. En ese sentido, es preocupante la situación de niños y niñas, en especial de quienes actualmente recorren parte de nuestro continente con personas distintas a sus padres o a sus cuidadores legales.
Se requiere revisar y evaluar la aplicación de la normativa sobre refugio para garantizar la protección de quienes lo solicitan, facilitando el acceso o, al menos, la solicitud. Las personas con ingreso por paso no habilitado suponen preocupación, no solo por su irregularidad migratoria y dificultad de cambiar esta situación, sino por las expulsiones a las que están expuestos/as.
Obispo Moisés Atisha
Presidente de INCAMI