Estudios presentados por científicos señalan que para 2060 la capa se puede reconstituir y reducir hasta 0,4 grados el incremento global de la temperatura.
La capa de ozono podría verse reconstituida hasta 2060 si siguen aplicándose las regulaciones acordadas para protegerla, según un estudio presentado en la 30ª reunión de los firmantes del Protocolo de Montreal en Quito, llevado a cabo por el Panel de Evaluación Científica del acuerdo internacional.
La capa de ozono comienza a unos 9.000 metros de altura nueve de la superficie de la Tierra y está compuesta por una molécula especial de oxígeno, compuesta de tres átomos y no de dos, como ocurre normalmente. Esta capa protege el planeta de los rayos ultravioletas emitidos por el Sol, que al recibirlos sin un filtro (como el ozono) pueden causar cáncer de piel, problemas oculares y daños en los cultivos.
Si la capa de ozono se reconstituye, el calentamiento global se podrá ver reducido en hasta 0,4 grados centígrados para finales de este siglo, pero los expertos advierten que es imposible saber exactamente cuándo desaparecerán de la atmósfera todas las sustancias nocivas que provocaron el agujero de ozono.
Los gases nocivos para el ozono “viven mucho tiempo en la atmósfera desde que son expulsados de máquinas de aire acondicionado y de neveras”, por lo que es necesario “esperar” hasta saber con exactitud si estas sustancias están o no abandonando la atmósfera. Progresivamente, la capa de ozono se está recuperando de 1% a 3% por década gracias a las acciones ejecutadas. Según las tasas proyectadas por el informe cuatrienal, el hemisferio norte y el ozono de latitud media se recuperarán completamente para la década de 2030, seguidos del hemisferio sur.
El informe presentado en Quito, también trata la situación de los gases CFC-11, aquellos usados en productos de espuma blanda o aislantes, y que tienen una alta capacidad de destrucción de la atmósfera. “Hemos descubierto que estos gases no se han reducido en la atmósfera de la manera que esperábamos, es decir, nuevos gases CFC-11 están siendo expulsados”, ha lamentado el copresidente del comité de expertos, David Fahey.
Se espera que en esta reunión las partes adopten una decisión para poner esta problemática dentro del acuerdo internacional, de tal manera que se solicite al grupo de científicos “incrementar sus estudios sobre estas moléculas y qué está pasando con ellas en la atmósfera”, ha explicado Fahey. Además, se solicitará al consejo asesor de cuestiones técnicas y económicas que averigüe “de dónde vienen estas emisiones extra”, ya que es algo a lo que la comunidad científica no puede llegar.
El informe además analiza cómo afectará la enmienda de Kigali en la reducción del agujero de la capa de ozono y del calentamiento global. En la inauguración de la reunión, la secretaria técnica de la Secretaría de Ozono de la ONU, Tina Birmpili, ha asegurado que si las emisiones contaminantes siguen aumentando, “se ralentizará la recuperación de la capa de ozono”, por lo que insta a que se produzcan más investigaciones. “El éxito en este esfuerzo depende del cumplimiento continuo del Protocolo de Montreal, ya que cada acción, aunque sea pequeña, nos permite proteger a la humanidad y al planeta”, ha defendido.
Fahey adelanta en ese sentido que la comunidad científica presentará unos resultados que arrojan que es posible evitar “un crecimiento de la temperatura global de entre 0,2 y 0,4 grados centígrados” antes del final de siglo, si se adoptan las medidas de la enmienda de Kigali. “Estamos en un punto donde la recuperación pudo haber comenzado”. Pero también existe la preocupación de que el aumento de las emisiones de algunos productos químicos que contienen cloro podría ralentizar el progreso realizado en la curación de la capa de ozono.
Normalmente esos químicos peligrosos son fabricados en China y sirven para pintar y crear policloruro de vinilo (PVC), un derivado del plástico y que no está regulado.
De todas maneras “son muy buenas noticias” las presentadas en el informe, dijo su codirector, Paul Newman, geólogo en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA. “Si las sustancias que agotan la capa de ozono hubieran seguido aumentando, habríamos visto enormes efectos. Lo detuvimos”.
A partir del 1 de enero, con la aplicación de la enmienda de Kigali, aprobada en 2016, se requerirá que los países reduzcan la producción y el consumo proyectado de hidrofluorocarbonos (HFC), potentes gases de calentamiento del clima en refrigeradores, acondicionadores de aire y productos relacionados, en más del 80% durante los próximos treinta años. “El Protocolo de Montreal es uno de los acuerdos multilaterales más exitosos de la historia”, apunta Erik Solheim, jefe de Medio Ambiente de la ONU. Según Solheim, el motivo de este éxito es “la cuidadosa combinación de ciencia autorizada y acción colaborativa” que definió el protocolo durante treinta años. “Se estableció para sanar nuestra capa de ozono. Es precisamente la razón por la cual la enmienda Kigali es tan prometedora para la acción climática en el futuro”, dijo en un comunicado de prensa.
Si la enmienda Kigali se implementa por completo, al influir sensiblemente en el incremento de la temperatura del planeta, desempeñará un papel importante para mantener el aumento de la temperatura de la Tierra por debajo de 2°C, que es el objetivo principal del Acuerdo de París.
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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar