La patraña política se vive en todos los tiempos, sistemas y países. La mentira política tiene efectos devastadores porque se engaña a toda la sociedad. Crea desconfianza, distanciamiento y desasosiego.
El escritor irlandés Jonathan Swift, conocido universalmente por la obra Los viajes de Gulliver, es considerado como uno de los grandes maestros de la literatura satírica. En esta novela el clérigo-escritor afirmó que la inmersión en el mundo de la política requiere el aprendizaje de la insolencia, la mentira y el soborno y, en concomitancia con ello, que el discurso político se caracteriza por el hecho de que nunca dice una verdad sino con intención de que se tome como mentira, ni una mentira sino con el propósito de que se tome como verdad.
El descubrimiento por parte de Gulliver de países imaginarios, integrados, por ejemplo, por seres minúsculos, Lilliput, o gigantes, Brobdingnag, le sirve al autor para lanzar una sátira aguda e inmisericorde sobre la política y las relaciones sociales de su época, de un tono negativo rayano en la misantropía. Swift criticaba en lo más profundo de sus pensamientos los regalos de los gobiernos de su época a grupos pequeños para que no sabotearan sus aspiraciones por mantenerse eternamente en el poder.
En otro de sus trabajos, El arte de la mentira política, Swift sostiene que si los políticos usan la mendacidad para afirmar su autoridad, es razonable que el pueblo use las mismas armas para defenderse y derribarlos. Así, el embuste aparece entonces como subterfugio que el ciudadano, afirmado en las formas y negado en la práctica, puede emplear ocasionalmente para hacer frente a los abusos del poder.
En los tiempos del clérigo anglicano se decía que la mentira política “da y devuelve cargos, preside los comités electorales, hace agua cristalina de la ciénaga, convierte al ateo en santo y al libertino en patriota. Se confía a los ministros extranjeros y hace subir o precipitarse el crédito de la nación”. Quién fue el primero que hizo de la mentira un arte y la aplicó a la política, es algo que la historia no aclara. Pero algunos políticos modernos han aportado grandes mejoras con la tecnología al aplicar este arte también para hacerse con el poder, conservarlo y vengarse cuando lo han perdido.
Por otro lado, los mentirosos tienen sus lectores, el más grande de los mentirosos tiene sus crédulos. La falsedad vuela, mientras la verdad se arrastra tras ella, de suerte que cuando los ciudadanos se desengañan, lo hacen un poco tarde. Considerando la natural propensión del hombre a mentir y de las muchedumbres a creer, confieso que me cuesta lidiar con esa máxima tan mentada que asegura que la verdad acaba imponiéndose. Mientras tanto, la verdad sobre cualquier acuerdo político que beneficie al país entero parece estar enterrada bajo un arsenal de piedras.
La sátira de aventuras en Los viajes de Gulliver tiene un mensaje muy actual. Habla de cómo las sociedades juzgan al diferente, que puede ser un político o un individuo común y corriente. La moraleja del cuento es que no se debe juzgar a las personas de manera superficial, basándose en las diferencias en vez de buscar lo que los une como seres humanos. Un refrán inglés dice: “You Can’t Judge a Book by the Cover”. Traducido al castellano: “No puedes juzgar un libro por la portada”.
A pesar de haber sido creado en el siglo XVIII, en plena época de “las luces”, lo que escribió Swift no ha perdido vigencia, tal como lo demuestra la práctica de la política contemporánea. Algunos analistas de la obra del irlandés dicen que se soborna para buscar apoyos políticos cuando se tiene el agua al cuello. Era el siglo de las luces y mientras en Francia se intentaba cambiar el mundo preparando la Revolución de 1789, en Inglaterra se aplicaba la ironía pensando en su revolución de 1688, que construyó el estado moderno sin romper las viejas tradiciones y recogiendo aquellos aspectos del pasado que podían ser aprovechados.
La patraña política se vive en todos los tiempos, sistemas y países. La mentira política tiene efectos devastadores porque se engaña a toda la sociedad. Crea desconfianza, distanciamiento y desasosiego. La mentira y la política suelen caminar juntas, son inseparables compañeras de viaje y no se estorban entre sí. Pues, como dice Swift en su acerado ensayo El arte de la mentira política: “La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin”.
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Fuente: https://revistasic.gumilla.org