Con motivo del Día Internacional contra la Trata de Seres Humanos, el 30 de julio, la organización ha sacado a la luz cifras asombrosas: 50 millones de personas son víctimas de las nuevas formas de esclavitud, de las cuales 12 millones son menores. Raffaela Milano, Directora de Investigación y Formación de Save the Children: “La esclavitud moderna es el resultado de las crisis mundiales, nuestra tarea es devolver la confianza a estos niños”.
Con ocasión del Día Internacional contra la Trata de Seres Humanos, el 30 de julio, Save The Children publicó su informe anual titulado “Pequeños esclavos invisibles”, que ya va por su 14ª edición. El dossier de este año abre la puerta a un fenómeno tan grande como desconocido: las formas contemporáneas de esclavitud. Del trabajo forzado a la explotación sexual, de la participación en actividades ilegales a los matrimonios forzados: hay más de 50 millones de personas implicadas en este dramático fenómeno, de las cuales 12 millones son niños, como señala Raffaela Milano, directora de investigación y formación de Save the Children, en la entrevista concedida a Radio Vaticano-Vatican News: “Hablamos de niños, niñas y adolescentes implicados en formas de explotación tan diferentes como brutales, y que en muchos casos se superponen unas a otras, destruyendo la vida de estos jóvenes en varios frentes”.
Las cifras de este fenómeno aumentan año tras año, lo que pone de relieve un aspecto preocupante del mismo. “A partir de los análisis realizados en los últimos años, hemos visto cómo determinados factores han contribuido a reforzar estas formas de abuso —prosigue Milano—, como la emergencia Covid, las crisis humanitarias, las crisis climáticas y, sobre todo, los conflictos regionales o nacionales. En las zonas de conflicto, de hecho, las circunstancias producen un aumento de la pobreza y situaciones de vulnerabilidad familiar y personal, que se traducen en explotación”. Para dar la vuelta a la situación, explica además Milano, “es necesario centrarse en la cuestión de la inversión de los países en el diseño de políticas de lucha contra la esclavitud, cada vez más fuertes a nivel internacional y nacional”.
El informe subraya el fuerte vínculo existente entre los flujos migratorios, la falta de canales seguros de migración y la trata de seres humanos. “La dificultad de acceder a canales seguros y legales de migración alimenta inevitablemente la trata de personas, ya que la persona migrante se ve obligada a sufrir un gran estrés psicológico y físico, además de estar expuesta al riesgo de diversas formas de explotación en los países de tránsito y de llegada. Esto también puede observarse en Europa, donde los menores no acompañados corren el riesgo de acabar en manos de traficantes sin escrúpulos debido a la ausencia de canales rápidos de reunificación familiar”.
El informe subraya el fuerte vínculo existente entre los flujos migratorios, la falta de canales seguros de migración y la trata de seres humanos.
Save The Children actúa en todo el mundo en estas emergencias, colaborando con organizaciones internacionales y nacionales para proteger a las figuras más frágiles, como niños, adolescentes o mujeres con niños, cuando llegan a zonas fronterizas terrestres o marítimas. Como sigue explicando Raffaella Milano, “el primer periodo de acogida es crucial: hay que identificar inmediatamente a las víctimas de la trata para que los chicos y chicas comprendan que pueden recuperar la confianza en sí mismos y en los demás; porque todos ellos han experimentado una especie de traición por parte de las personas en las que habían depositado sus esperanzas; engañados y arrastrados hacia situaciones dramáticas. Debemos entonces infundirles la fuerza necesaria para poder mirar al futuro con serenidad”.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.