La Patagonia chilena, donde el agua es un bien privatizado

La Semana Social 2023 tuvo lugar en Aysén: en el centro del evento estuvo la carta pastoral de 2008, “Danos hoy el agua de cada día”, de Monseñor Della Mora, Vicario Apostólico del lugar, que explica la urgencia de poner fin al despilfarro de la sociedad consumista, en la Patagonia como en el resto del mundo.

“En el mundo, la propiedad del agua es normalmente del Estado o de los ciudadanos o de alguna organización cívico-social. Aquí está privatizada, a pesar de ser un elemento esencial para la vida”: así explica Monseñor Luigi Infanti Della Mora, Vicario Apostólico de Aysén, la dramática situación de la Patagonia, que acogió la Semana Social 2023 precisamente en Aysén, Chile. “El agua, grito de justicia y paz” es el lema de la iniciativa de este año, animada por varios grupos parroquiales que fueron el centro de encuentros y diálogos con la comunidad local. La carta pastoral de Infanti Della Mora, titulada “Danos hoy el agua de cada día”, ya anticipaba en 2008 numerosos problemas relacionados con la batalla por el agua que vive la región de la Patagonia, considerada por las grandes empresas multinacionales como una zona a través de la cual pueden “enriquecerse inmensamente”, ignorando las necesidades de los habitantes locales.

UN PELIGROSO VIRUS LLAMADO CONSUMISMO

Para el Vicario Apostólico, apropiarse del agua significa también apropiarse de la vida de las personas y de los pueblos. “En primer lugar hay que reconocer que somos una sociedad que convierte los deseos en una necesidad”, dijo Della Mora a Vatican News. “Una sociedad consumista quiere acaparar más de lo que necesita: se calcula que en Italia y en otras partes de Europa se tira casi la mitad de los alimentos que se compran, creando así otro problema que es el de los residuos. Debido a ese virus tan peligroso que es el consumismo, pedimos más de lo que la tierra puede darnos y producimos alimentos para casi el doble de la población actual del planeta: el problema, sin embargo, no es tanto la cantidad de población como la distribución de los alimentos. Hay pueblos con sobreabundancia de alimentos —concluyó el Prelado— y otros que se mueren de hambre o de sed”.

Aropiarse del agua significa también apropiarse de la vida de las personas y de los pueblos.

SOBRIEDAD DE VIDA: LA SOLUCIÓN A LA POBREZA “NO CASUAL”

Existen numerosas soluciones que pueden aplicarse, según Infanti Della Mora, para romper la indiferencia de la sociedad consumista. “Podemos intentar resolver el problema”, declara, “empezando en primer lugar por la educación de las nuevas generaciones y la llamada sobriedad de vida, citando al Papa Francisco”. “Estamos invitados a compartir más nuestros bienes y a tener relaciones de mayor comunión con los elementos de la naturaleza que son criaturas de Dios. Los pueblos indígenas, que tienen un verdadero vínculo con los bienes de la tierra, hecho de compartir y de solidaridad, son un ejemplo”. “Además —concluyó el Vicario—, debemos ayudar a las grandes empresas transnacionales a tomar conciencia de estas realidades: en lugar de enriquecerse desmesuradamente, deberían ser más conscientes de la situación de los países con más dificultades, para no empobrecerlos cada vez más. En Chile hay un pueblo indígena, los mapuche, que no tienen la palabra pobreza en su lengua, sino empobrecido. No es lo mismo. Como en toda realidad, la pobreza no es accidental, sino que es el resultado de que alguien ‘empobrezca’”.


Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.

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