“Quiero hacerlo todo”, dice Roula tímidamente pero con gran determinación. El “todo” parece ser una declaración de principios de esta inquieta adolescente de 14 años.
Roula nació en Homs, Siria. Apenas recuerda a su padre que murió de una enfermedad cuando ella solo tenía tres años. Su madre tuvo que luchar duro para sacar adelante a sus seis hijos; dos niñas y cuatro niños. Fue una tarea hercúlea, y la familia consiguió salir adelante.
Todo aquello cambió cuando estalló la guerra en Siria, en marzo de 2011. Superando todas las dificultades, Roula, su madre y sus hermanos llegaron como refugiados al Líbano. Un pequeño apartamento en el área de Bourj Hammoud, en Beirut, ha sido su hogar desde entonces. Su hermana, que es la mayor, ya está casada, y vive en el mismo edificio. Roula es la más joven y vive bien con sus cuatro hermanos.
A Roula le gusta estudiar. Es una de las niñas refugiadas afortunadas que pueden ir a una escuela diurna del gobierno. Lo que tiene muy claro es que quiere hacer carrera como científica.
“¿Qué tipo de científica te gustaría ser?”, le preguntan. Se lo piensa unos instantes, mueve la cabeza y dice: “no lo sé todavía”.
Cuando le preguntan si le gustaría ser una científica espacial, convertirse en astronauta y viajar a la luna o a Marte, sonríe, sus ojos se iluminan y sin dudarlo responde: “quizás”. Para Roula el cielo es el límite.
Ella, poeta y artista en ciernes, expresa a través de sus dibujos toda su meticulosidad y cuidado por el detalle. Sin embargo, sus poemas y apuntes personifican su pasión y entusiasmo por la vida. De su cuaderno nos lee un emotivo poema que escribió recientemente en árabe:
“¡Ojalá pudiéramos volver a los buenos viejos tiempos!… Espero que algún día la gente se despierte de su profundo sueño para empezar a amar, respetar, dar, y que las almas vuelvan a los días de antaño. Espero que algún día podamos cambiar el pan por la sal, el amor por los sentimientos y el respeto por las palabras amables. Ayer fue una lección, hoy es una experiencia y mañana es un nuevo comienzo”.
Roula tiene claro que no quiere regresar a una Siria en guerra; al contrario, sueña en Australia. Su mejor amiga recientemente se estableció allí. El pasado año ella estuvo asistiendo a las clases vespertinas del Centro Frans Van Der Lugt (FVDL) del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR). “Me gusta venir aquí. He hecho muchos nuevos amigos. Aprendo muchas cosas nuevas. Los maestros me ayudan en mis tareas. Todo el mundo ayuda y es cariñoso”.
Mirando a la directora de la escuela de FVDL, Angela Abboche, y con una sorprendente sonrisa dice: “sí, incluso mi directora”.
En su cuaderno de notas, Roula tiene una cita llena de sentido: “cuando llueva, busca el arcoíris; cuando esté oscuro, busca las estrellas”.
Si bien la vida de Roula ha tenido lluvia y oscuridad, ella sigue teniendo el ánimo de ver el arcoíris y las estrellas.
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Fuente: http://es.jrs.net