Sahar puso todas sus energías en ayudar a la gente directamente afectada por la explosión.
Sahar, de 26 años, lleva un año en el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) como trabajadora social en el centro Nicolas Kluiters de Jbeil. Estaba en casa cuando la explosión estremeció al Líbano. Tras cerciorarse de que sus amigos y familiares estaban sanos y salvos, Sahar puso todas sus energías en ayudar a la gente directamente afectada por la explosión. Ella pensó: “Este es nuestro país. Si no nos ayudamos unos a otros, ¿quién más hay ahí para apoyarnos?”.
Su respuesta al desastre encarnaba los valores del JRS de solidaridad, compasión y subsidiariedad. Lo primero que hizo fue presentarse como voluntaria en la Cruz Roja Libanesa y fue testigo de primera mano de la devastación. Así lo explica: “La situación era catastrófica, la gente estaba en estado de shock, y la destrucción por todas partes. Vi a los heridos y un panorama de sangre. Me encontré con familias sentadas frente a sus hogares destruidos porque no tenían ningún otro lugar adonde ir”.
Conmovida por el dolor del que fue testigo, Sahar creó la asociación “Yo Soy Beirut”, con familiares y amigos. Con el hecho de dar, Sahar y sus amigas y amigos recibieron mucha alegría y establecieron nuevas relaciones. “Visitamos a las familias en Beirut el día después de la explosión y repartimos comidas calientes y otros alimentos. Nos dijeron que realmente necesitaban la comida que distribuíamos. Agradecieron mucho nuestras visitas y respondieron con buenos deseos y promesas de oraciones. Estas palabras nos conmovieron profundamente y siempre las recordaremos”, recuerda con emoción Sahar.
Su trabajo continuó con el equipo del JRS en Bourj Hammoud. Poco después de la explosión, pusimos en marcha una evaluación rápida para saber cómo responder a las necesidades de los afectados, y Sahar no quiso perder la oportunidad de participar. “Soy trabajadora social y parte de mi trabajo es hacer visitas domiciliarias, así que fui con el equipo para realizar la evaluación. La gente era muy generosa, siempre sonreían e insistían en ofrecernos algo de comer y de beber a pesar de los daños y la destrucción. Nos sentíamos cansados, pero al final del día creo que, escuchándolas, pudimos ayudar mucho a esas personas”, dice Sahar.
“Mi experiencia de voluntariado con el JRS fue muy rica. Estuvo bien organizada y se basó en los principios del JRS. Siempre recordaré las amables palabras de las personas a las que visitamos; es una experiencia difícil, pero siempre debemos tener paciencia para superar estas dificultades”.
Sahar destacó la importancia de expresar nuestros problemas y evitar que se nos acumulen dentro. Aconsejó a otros que buscaran ayuda ya que no pueden hacerlo todo por sí mismos. “Buscar ayuda no es una debilidad; esta situación sobrepasa nuestras capacidades. Necesitamos hablar sobre nuestro dolor, buscar profesionales y no reprimir la tristeza interior. Estas dificultades nos afectarán a largo plazo si no hablamos de ellas”, termina Sahar.
Todo el personal y los voluntarios que ayudaron en la evaluación rápida participaron en una orientación de dos horas dirigida por la Directora del Proyecto de Salud Mental y Apoyo Psicosocial (MHPSS, por sus siglas en inglés). También se les invitó a enviarle un informe tras el día de evaluación rápida como medio de apoyo.
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Fuente: https://jrs.net