No sé ustedes, pero yo tengo un llavero con muchas llaves, 13 en total. A veces no es fácil manejarse con un manojo tan amplio y tengo dificultad para localizar la llave que busco en ese momento.
Pero desde hace unos años me he dado cuenta de que tengo una llave de referencia, sí, de referencia. ¿Qué quiere decir esto? Que tengo una llave que en cuanto la localizo me permite manejarme con el manojo; sé que hacia un lado encontraré las llaves del lugar donde vivo, del Seminario; y hacia el otro lado encontraré las de la oficina, la capilla, el apartado de correos. Esa llave es mi llave de referencia.
Tengo una llave que en cuanto la localizo me permite manejarme con el manojo.
A nivel de fe creo que nos pasa algo muy similar: hay una llave de referencia que nos abre la puerta y nos permite entender el resto de contenidos de nuestra fe.
Esa llave es la Navidad (Encarnación). Quien la comprende en su hondura tiene acceso para comprenderlo todo, y quien no lo comprende le costará entender.
Estos días de Navidad tenemos la oportunidad de adentrarnos en este misterio de Amor: un Dios que se vuelve loco y se hace uno de nosotros por amor. Si entiendes esto tendrás facilidad para entenderlo todo: nuestros ritos, los mandamientos, los sacramentos, la espiritualidad…
La Navidad es el misterio que nos abre a la comprensión de lo genuinamente cristiano.
Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.