Sin misas en los templos del gigante asiático hace dos semanas.
Sentados en el diván o sobre el “kang”, el lecho calentado por la estufa, arrodillados sobre una pobre alfombra o en el suelo. Delante de una mesa adornada como un altarcito, los católicos chinos han celebrado el domingo rezando en las casas. Desde cuando inició la emergencia del coronavirus, algunos días antes del Fin de Año lunar, los obispos de muchas diócesis en China han dado indicaciones de cancelar misas, reuniones y otras celebraciones para evitar la difusión de la enfermedad.
CELEBRAR EL DÍA DE LA PALABRA DE DIOS Y REZAR
Para la celebración el día del Señor los pastores sugirieron juntarse en pequeños números meditando la Palabra de Dios y rezando. Así, en la mesa que sirve de altarcito los fieles colocaron una Biblia abierta, leyendo algunos pasajes, recitaron el rosario, las letanías, las intercesiones.
Todos los católicos oficiales o subterráneos rezan intensamente al Señor para que salve a China en esta prueba. El obispo de Beijing, Giuseppe Li Shan, pidió a sus fieles que lean la Biblia, reciten el rosario, dar tiempo a la oración, hacer sacrificios y pequeñas obras de caridad. Mons. Pietro Shao Zhumin, obispo no oficial de Wenzhou (Zhejiang), pidió a sus católicos las mismas cosas: rezar el rosario, orar a la Divina Providencia; decir una oración a san Roque, protector de los apestados; elegir un día por semana para ayunar, pidiendo a Dios la gracia de la curación para China.
Otro aspecto hace iguales a fieles oficiales y subterráneos: no pudiendo participar en la misa de la iglesia, todos ellos, de hecho, han transformado su casa en un “lugar de actividad religiosa no registrado”, esto estaría en contra de los nuevos reglamentos religiosos. Como también, contrario a las indicaciones del Frente unido es la participación de jóvenes menores de 18 años en las funciones sagradas. “Normalmente —dice el sacerdote— el domingo delante de la puerta de las iglesias hay miembros de la policía o de la Asociación patriótica que echan a los niños y a los jóvenes menores de edad. Pero con un altarcito en una habitación, los niños están en casa y el gobierno pide a todos no salir para disminuir la propagación del virus”.
Hay quien piensa que quizás la emergencia del coronavirus hará más pacientes a las autoridades del gobierno sobre las reglas religiosas. Pero no siempre es así. En un pueblo de Nordeste, los representantes de la Oficina de asuntos religiosos van casa por casa para verificar que los católicos no expongan a los lados de sus puertas dípticos de augurio para el Nuevo Año que contengan referencias a “Dios” o a “Jesús. “¡Deben —dicen ellos— escribir más bien algo para celebrar al Partido o la nación!”. Cerrados en su ideología, muchos miembros del Partido no se dan cuenta de que ante una emergencia es importante valorar la contribución de todos.
En los días pasados. Mons. Taddeo Ma Daqin, obispo de Shanghái, en arresto domiciliario desde 2012, escribió en su blog: “Leo cada día el aumento de nuevos casos, así también el sudor y las lágrimas del personal sanitario que combate en primera fila. Leo cada día de la realización de medidas de protección por parte de los jóvenes locales, como también de personas que saben siempre mejor protegerse y ayudarse mutuamente. Leo sobre tantas ayudas de los amigos del extranjero, como también de hechos conmovedores de ayuda a la ciudad de Wuhan, que llegan de todas partes de China. No obstante las dificultades, basta que permanezcamos unidos y afrontemos juntos esta situación y estemos más cerca de la luz. Continuamos rezando intensamente”. (AsiaNews)
_________________________
Fuente: www.religiondigital.org