El Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, intervino en la Reunión plenaria de alto nivel de la ONU, para conmemorar y promover el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares.
“Esta es una ocasión para hacer notar al mundo, y en particular a los dirigentes de los Estados poseedores de armas nucleares, la insistente demanda de la humanidad de que se eliminen las armas nucleares y las numerosas promesas de este foro de liberar al mundo de la amenaza de la guerra nuclear”, lo dijo Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, en su intervención en la Reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, reunidos en Nueva York para conmemorar y promover el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares.
LA PAZ SE FUNDA EN LA CONFIANZA RECÍPROCA
El Secretario para las Relaciones con los Estados, en su intervención, señaló que son dos los factores que contribuyen a la perpetuación del status quo nuclear. El primero de ellos es la política de disuasión, que impulsa la carrera armamentista y genera un entorno tecnológico deshumanizado que mantiene y agrava la desconfianza entre las naciones. Debemos hacer nuestra la intuición del Papa Juan XXIII, de que “una paz internacional verdadera y constante no puede apoyarse en el equilibrio de las fuerzas militares, sino únicamente en la confianza recíproca”. La confianza entre las naciones garantiza la verificación y la Santa Sede apoya firmemente los acuerdos de desarme verificables.
REDUCIR LOS GASTOS MILITARES
Para la Santa Sede, el segundo factor es el gasto exorbitante de unos pocos Estados en la producción y despliegue de arsenales nucleares, que es una fuente de creciente desigualdad tanto dentro de las naciones como entre ellas. Ante una pandemia mundial de duración incierta y el agravamiento de los efectos del cambio climático mundial, los Estados deben reducir los gastos militares para responder a las necesidades humanitarias y a las exigencias de nuestra casa común. En ese contexto, Monseñor Gallagher recordó la petición de la Santa Sede de que los gobiernos apliquen “el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, para constituir un Fondo mundial para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres”.
RECALIBRAR LAS PRIORIDADES MUNDIALES
Asimismo, la Santa Sede está agradecida de los 122 Estados miembros que hace cuatro años votaron para adoptar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que entró en vigor el pasado mes de enero, y anima a los Estados reticentes a unirse a este importante acuerdo. Además, Monseñor Gallagher instó a aquellos Estados que se benefician del paraguas nuclear a que contribuyan a recalibrar las prioridades mundiales apoyando los esfuerzos de desarme nuclear en virtud del artículo VI del Tratado de No Proliferación. Ya que desde hace tiempo la comunidad internacional debería haber cumplido su determinación. “Este — señaló el Secretario— es el corazón de la misión de esta Organización y es el deseo largamente incumplido de la familia humana. Ya es hora de que actuemos”.
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Fuente: www.vaticannews.va